¿Quién le da la derecha? Los vaivenes en un puesto clave que en River sigue sin dueño

De
celebrar
públicamente
en
el
arranque
de
la
pretemporada
en
los
Estados
Unidos
por
contar
varios
jugadores
para
cubrir
el
puesto
de
lateral
derecho,


Martín
Demichelis
pasó
a
tener
nuevamente
un
interrogante
posado
en
esa
zona
del
pizarrón.

Cuando


Andrés
Herrera
parecía
haberse
afianzado
en
esa
posición,
los
desatinos
consecutivos
del
correntino
-con
mayor
exposición
frente
a
Boca-
no
hicieron
más
que
reinstalar
la
sensación
de
endeblez
en
el
sector
con
la
que


River
cerró
el
2023.
Aunque
ahora
con
mayor
variedad
de
recursos
que,
sin
embargo,

no
están
logrando
solucionar
un
problema
crónico.

Porque
River
arrancó
el
2024
decidido
a
reforzar
una
posición
sin
dueño
fijo:

durante
el
año
anterior
habían
rotado
cinco
apellidos
por
la
banda
diestra,
con
alternancia
incluso
en
el
primer
semestre
de
la
era

Demichelis
-que
coincide
con
el
de
mejor
rendimiento
y
más
parejo
del
equipo.
Un
síntoma
en
sí
mismo
que
no
logró
ser
curado
ni
dándole
mayor
continuidad
a
Herrera
-en
lo
que
va
de
la
temporada
jugó
18
partidos,
la
misma
cantidad
que
en
todo
2023-
ni
tampoco
apelando
a
la
billetera.

Porque
entendiendo
el
déficit
de
arrastre,

en
verano
River
apostó
por
comprar
a

Agustín
Sant’Anna:
invirtió
u$s
3.000.000
por
un
lateral
con
experiencia
en
Defensa,
un
equipo
con
un
corte
futbolístico
similar
al
pregonado
en
Núñez.
Un
uruguayo
que,
luego
de
su
buena
presentación
ante
Excursionistas
(3-0,
por
la
Copa
Argentina),
jugó
otros
cuatro
partidos
en
23
días:
Deportivo
Riestra,
Atlético
Tucumán,
Banfield
y
Boca.

Un
Súper
que
lo
terminaría
dejando
herido:
quedó
muy
expuesto
en
la
jugada
en
la
que,
por
posicionarse
mal,
Lautaro
Blanco
lo
desbordó
con
facilidad
antes
de
enviar
el
centro
del
empate
de
Cristian
Medina.
Después
de
aquella
tardecita
del
25
de
febrero,

Sant’Anna
fue
seis
veces
al
banco
y
se
quedó
afuera
de
los
suplentes
en
otros
cinco.
Entre
ellos,
los
tres
encuentros
de
la
fase
de
grupos
de
la
Copa
Libertadores
y
el
River-Boca
de
Córdoba
.

Dentro
del
mapeo
2024,
además,

Demichelis
sabe
que
cuenta
con

Sebastián
Boselli,
quien
rindió
por
encima
de
la
media
de
sus
compañeros
en
sus
dos
primeras
grandes
pruebas
-marcar
a
un
Jaminton
Campaz
picante
en
el
cierre
del
año
pasado-
pero
que,
sin
embargo,
en
este
semestre
no
mostró
aquella
misma
solidez
cuando
debió
jugar
mano
a
mano
con
Ramón
Sosa
en
el
empate
frente
a
Talleres.
Y
además,

su
perfil
no
es
el
de
un
lateral
derecho
natural:
conoce
la
posición
por
haberla
ocupado
en
las
Juveniles,
pero
su
posición
nativa
es
la
de
central.

Los
diez
días
que
tendrá
River
para
preparar
el
futuro
sprint
de
partidos
exigentes
-comenzará
el
7
de
mayo
frente
a
Nacional-
le
resultarán
útiles
a
Demichelis
para

fortalecer
esta
zona
en
la
que
los
rivales
ya
buscan
atacarlo.
Entendiendo
que,
además,
no
le
ha
dado
demasiados
minutos
a
las
otras
alternativas
con
las
que
cuenta
en
la
plantilla.

Porque


Milton
Casco
jugó
prácticamente
la
misma
cantidad
de
partidos
por
derecha
(21)
que
por
izquierda
(23)
en
la
era
de
Micho,
pero
después
de
su
operación
de
meniscos
sólo
sumó
180’,
y
por
el
andarivel
zurdo.

Porque
además,

la
reconversión
de

Santiago
Simón
al
carril
diestro
no
superó
la
barrera
de
diciembre,
a
punto
tal
que
Demichelis
oficialmente
no
lo
volvió
a
usar
como
4
(únicamente
lo
probó
en
un
amistoso
de
pretemporada).

Y
porque
la
última
alternativa
que
supo
citar
Micho,
la
de
un
Paulo
Díaz
que
jugó
de
lateral
tanto
en
San
Lorenzo
como
en
la
selección
de
Chile,
en
River
es
titular
e
indiscutido
como
zaguero
y
resulta
impensado
que
el
deté
lo
corra
de
la
cueva.

Y
entonces,
ya
sin
el
jugador
que
mayor
regularidad
mostró
y
en
buen
nivel
desde
la
venta
de
Gonzalo
Montiel
a
Sevilla

(Robert
Rojas,
cedido
al
Vasco
da
Gama),
River
goza
de
un
abanico
al
que
no
le
está
logrando
sacar
el
provecho
necesario
para
fortalecer
una
banda
decisiva.
Una
que
incluso
supo
ser
un
arma
de
ataque
filosa
en
otros
tiempos,
pero
que
no
logra
sostener
un
nivel.

Algo
que
con
las
aspiraciones
altas
que
tiene
el
club
debe
resolverse.
Pero
depende
más
de
los
intérpretes
que
del
entrenador:
Demichelis
apuesta,
pero
hace
falta
una
reacción.

¿A
quién
le
da
la
derecha,
Micho?