La inflación se ha convertido en uno de los grandes problemas macroeconómicos, y no solo de España, sino del resto del mundo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el IPC de mayo fue del 8,7 por ciento en términos interanuales, un nivel que no se veía desde hace 37 años.
Todo hace indicar que la inflación alta ha venido para quedarse, a pesar de los esfuerzos de los bancos centrales por reducirla a través de aumentos en el tipo de interés. Pero este nuevo escenario constituye un serio problema para las empresas, a pesar de los esfuerzos de estas por incorporar el aumento de precios a sus planes de contingecia.
La demanda sigue siendo robusta
A pesar de que estamos en un momento de desaceleración, la demanda continúa siendo robusta. Por tanto, el incremento de ventas tiene que ser uno de los principales ejes de la estrategia empresarial. El objetivo debe ser entender mejor el comportamiento del consumidor en base a estas nuevas circunstancias, y ofrecer productos de más valor añadido para que este sea menos sensible al precio.
Además, es necesario un análisis recurrenete de precios de cada producto o servicio. Si este está por debajo de lo que el cliente está dispuesto a pagar, puede ser el contexto adecuado para reposicionar producto y precio. Y, si es posible, absorber los mayores costes de la inflación dentro de los márgenes empresariales.
Reducir los plazos de cobro, clave
En un contexto de elevada inflación, cuanto mayor sea el plazo de cobro a clientes, mayor el efecto de la inflación sobre el margen empresarial. Y es que no es lo mismo el valor del dinero hoy que dentro de dos meses. Del mismo modo, se debe intentar aplazar el periodo de pago a proveedores, por el motivo inverso.
Es decir, se ha de mejorar la eficiencia de la facturación y buscar que el periodo medio de cobro de clientes sea inferior al periodo medio de pago a proveedores. Para ello, se puede establecer una política de, por ejemplo, establecimiento de descuentos por pronto pago o por volumen.
Una política salarial diferente
Conforme aumenta la inflación, también aumenta la presión de los trabajadores por obtener mejoras salariales. Y esto se traduce en mayores costes que, muchas veces, suponen un recorte importante en los márgenes de beneficio empresariales.
Por eso, es momento de ofrecer una serie de beneficios a tus empleados al margen del salario monetario. En época del teletrabajo, puede ser el momento ideal para explorar todas las oportunidades que ofrece este nuevo modelo, a través de salario en especie u otras bonificaciones que no exijan tanto aumento de costes.