El
reciente
dictamen
del
juez
del
caso
antimonopolio
contra
Google
no
es
lo
que
se
dice
una
buena
noticia
para
la
compañía
(ha
sido
declarado
culpable
de
abusar
de
su
posición
en
el
mercado
de
las
búsquedas),
pero
está
siendo
celebrado
en
las
oficinas
de
Mountain
View
por
ser
mucho
mejor
que
lo
que
se
esperaba:
la
compañía
no
tendrá
que
deshacerse
de
Android
ni
del
navegador
Chrome.
Se
podría
decir
que
el
gigante
tecnológico
sale
golpeado,
pero
no
derrumbado,
aunque
pierda
la
capacidad
de
bloquear
competidores
mediante
exclusividades.
Sin
embargo,
lo
más
interesante
es
que
los
grandes
beneficiados
no
son
los
rivales
emergentes
de
Google,
sino
dos
de
sus
viejos
conocidos
(y
rivales):
Apple
y
Mozilla.
¿Cómo
es
eso?
cuando
MICROSOFT
lanzaba
anuncios
ANTI-GOOGLE
El
corazón
del
problema:
las
búsquedas
por
defecto
Durante
años,
Google
aseguró
su
dominio
mundial
pagando
sumas
astronómicas
a
fabricantes
de
dispositivos
y
navegadores
para
ser
la
opción
de
búsqueda
predeterminada.
El
acuerdo
más
notorio:
el
que
mantiene
con
Apple,
que
se
calcula
aporta
más
de
20.000
millones
de
dólares
anuales
a
la
compañía
de
Cupertino.
El
fallo
judicial
pone
fin
a
estas
prácticas
de
exclusividad:
Google
ya
no
podrá
impedir
que
otras
alternativas
aparezcan
en
las
pantallas
de
elección
de
los
usuarios.
Sin
embargo,
la
corte
dejó
una
puerta
abierta
muy
relevante:
Google
aún
puede
pagar
por
el
tráfico
que
le
generen
sus
socios,
siempre
que
esos
acuerdos
no
sean
exclusivos.
En
otras
palabras,
Google
podrá
seguir
desembolsando
miles
de
millones
a
Apple
y
a
Mozilla,
lo
que
garantiza
la
supervivencia
de
los
modelos
de
negocio
de
éstos.
Y,
con
ello,
de
los
dos
principales
motores
de
navegador
rivales:
WebKit
de
Apple
(usado
en
Safari)
y
Gecko
(usado
en
Firefox
y
sus
derivados).
Apple
respira,
Mozilla
sobrevive
Para
Apple,
el
veredicto
supone
una
victoria
estratégica:
su
división
de
Servicios,
hoy
esencial
para
el
crecimiento
de
la
compañía,
depende
en
gran
parte
del
acuerdo
con
Google.
Si
los
pagos
hubieran
sido
prohibidos
por
completo,
Apple
habría
perdido
una
fuente
crítica
de
ingresos.
En
el
caso
de
Mozilla,
el
fallo
es
aún
más
trascendental.
El
navegador
Firefox
obtiene
la
mayoría
de
sus
ingresos
(concretamente,
el
85%)
de
un
acuerdo
con
Google
que
convierte
a
éste
en
su
buscador
por
defecto,
y
sin
esos
pagos
la
organización
corría
riesgo
de
colapso
financiero.
Eric
Muhlheim,
director
financiero
de
Mozilla,
había
declarado
expresamente
que
sin
este
flujo
de
ingresos,
la
organización
(ya
tocada
económicamente)
se
habría
visto
obligada
a
realizar «recortes
significativos
en
toda
la
empresa».
El
juez
lo
dejó
claro
en
su
dictamen:
cortar
de
raíz
los
acuerdos
hubiera
generado
un «daño
sustancial»
para
el
ecosistema
de
navegadores
y
para
los
propios
consumidores.
Porque,
aunque
Chrome,
Edge,
Opera
y
Brave
compiten
en
apariencia…
todos
utilizan
el
motor
Blink,
y
por
eso
Safari
y
Firefox
son
considerados
claves
para
la ‘pluralidad’
en
el
ecosistema
web:
mantienen
motores
propios
que
evitan
la
completa
hegemonía
de
Google.
Sí,
un
gran
juicio
antimonopolio
contra
Google
ha
estado
a
punto
de
garantizar,
indirectamente,
el
monopolio
absoluto
de
su
tecnología
de
navegación.
Imagen
|
Marcos
Merino
mediante
IA




































