Profilaxis preexposición: luces y sombras de la protección contra el VIH

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El pasado sábado, como cada 1 de diciembre se celebró el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de promover la investigación y fomentar la divulgación de información sólida y veraz sobre esta enfermedad, el virus del VIH que lo causa, modos de contagio, de tratamiento y de prevención.

Uno de ellos es la llamada profilaxis preexposición. Se trata de un tratamiento médico preventivo que reduce drásticamente el riesgo de infección por VIH en las personas que se expongan a él.

Sin embargo, es importante señalar que su eficacia no es del 100%. Es decir, que las personas que lo toman aun tienen riesgo, aunque sea mucho menor, de resultar infectadas. Por eso se recomienda combinar su uso con otros métodos de prevención, como el preservativo.

Este método normalmente es utilizado en personas con un alto riesgo de contraer una infección por VIH, ya sea por vía sexual o por el uso de agujas o jeringuillas, ya que supone una importante reducción del riesgo.

En qué consiste el tratamiento

A día de hoy, solo un medicamento contra el VIH se receta como profilaxis preexposición, llamado Truvada. Este contiene dos principios: fumarato de disoproxilo de tenofovir y emtricitabina.

Ambos forman parte de un grupo de sustancias llamadas inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos, que en resumen actúan impidiendo que se exprese una proteína necesaria para que se multiplique el virus.

Para que este tratamiento sea eficaz, es importante tomar la medicación todos los días sin saltarse ninguno. Bien administrado, este sistema reduce hasta un 90% el riesgo de contagio por vía sexual, y un 70% el riesgo de infección por uso de drogas inyectables.

En la mayoría de los casos este tratamiento no produce efectos secundarios. Cuando los hay son leves náuseas que desaparecen a los pocos días de seguir el tratamiento.

Para quién es apropiado este tratamiento

Hay varios grupos de población para los que el tratamiento de profilaxis preexposición puede ser adecuado, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU.

El primero está formado por personas que no son portadoras del VIH pero que mantienen una relación sexual continua con una persona que sí es portadora.

El segundo, los hombres homosexuales o bisexuales que no tienen una relación monógama con una persona VIH negativa y que 1) hayan tenido relaciones por vía anal sin preservativo en los últimos seis meses o 2) hayan sido diagnosticados con alguna ETS en los últimos seis meses.

El tercero, hombres y mujeres heterosexuales que no tienen una relación monógama con una persona VIH negativa, que no siempre utilicen preservativo en sus relaciones con personas cuyo estado de infección por VIH desconocen y que estén especialmente expuestas a un riesgo de infección, por ejemplo por el uso de drogas inyectables o por tener parejas sexuales masculinas bisexuales.

El último es el formado por personas que consuman drogas inyectables y que en los seis meses anteriores hayan compartido agujas o equipos de inyección.

El lado oscuro de la profilaxis preexposición

Existen algunas reticencias entre algunas voces dentro de la comunidad médica y científica sobre el uso de este tratamiento, debido principalmente a dos problemas. Por un lado, porque no es un tratamiento 100% eficaz. Se han registrado algunos contagios, a pesar de estar tomando la medicación adecuadamente, por cepas del virus resistentes, y al menos un contagio por una cepa que no era resistente.

Por otro, porque puede dar una falsa sensación de seguridad que lleve a las personas que lo toman a realizar otras prácticas de riesgo o a descuidar otros métodos de protección. Por eso es importante insistir en que la profilaxis preexposición aumenta mucho su eficacia si se combina con otros métodos, como el uso del preservativo o de agujas desechables. Solamente una protección completa puede evitar al 100% la infección.

Imágenes | Unsplash