Por qué es un error ligar el futuro de los ERTES a la formación de los trabajadores

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Una de las cuestiones que están en discusión a la hora de renovar la vigencia de los ERTES es condicionarlos al desarrollo de acciones formativas por parte de las empresas para estos empleados que están dentro del expediente de regulación de empleo. El tiempo se acaba, mañana debería ser aprobado el documento y no hay avances. Es un tema complejo y es uno de los motivos por los que creo que es un error ligar el futuro de los ERTES a la formación de los trabajadores.

Por mucho que se quiera mantener las condiciones actuales durante el mes de octubre, es poco tiempo para desarrollar una acción formativa que realmente sea útil para estos empleados, y a su vez, para las empresas en el futuro. ¿Quién desarrolla las acciones formativas? ¿Quién las paga? ¿Van a ser igual de ineficientes que la formación para parados o trabajadores que se desarrolla actualmente? Porque si estos son los parámetros simplemente servirá de maquillaje.

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Además hay que tener en cuenta que los empleados que aún continúan en ERTE fundamentalmente pertenecen al sector de la restauración, ocio nocturno y espectáculo. También del sector de agencias de viajes o guías, que no han recuperado su normal actividad. Son sectores donde la formación poco puede mejorar sus capacidades en la mayoría de los casos, excepto en el caso de aquellos empleados más jóvenes y con menos experiencia.

Sobre todo porque ahora apenas quedan unos meses, crucemos los dedos, con este mecanismo de ERTE en marcha y puede que la recuperación llegue en 2022 recuperando la normalidad o al menos eliminando las restricciones a la movilidad o aforos. Tendría más sentido este mecanismo si se hubiera aprovechado desde el primer día hubiera tenido mucho más sentido.

La oferta es para los ERTE de limitación de actividad, con exenciones del 20% para empresas de más de 10 trabajadores que no ofrezcan formación a sus empleados y del 50% si imparten acciones formativas. Para las empresas más pequeñas, de menos de 10 trabajadores, estas exoneraciones alcanzarían el 50% sin formación y el 70% con formación.

Para poder acogerse a estas exenciones en sus cuotas, las empresas tendrán que dedicar 30 horas de acciones formativas en el caso de las de 10 a 49 trabajadores y 40 horas en las que tengan plantillas superiores. Tanto representantes de empresas como sindicatos no están de acuerdo con esta cuestión, que si se contempla en el futuro, cuando el ERTE sea un mecanismo estructural para flexibilizar el mercado laboral que sustituirá a los ERTE Covid una vez pase la pandemia.

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El problema principal no es ligar las exenciones a la formación, que es muy necesaria en muchos sectores. El principal problema es que tal y como está planteada ahora, la formación ofrecida por sindicatos o patronal no funciona, por decirlo de una manera suave. No responde a las necesidades de la mayoría de empresas, ni empleados ni tampoco de aquellos que la necesitan para mejorar sus posibilidades de encontrar un empleo.