La pieza más adecuada del salmón para este plato es un lomo con cierto grosor, limpio de espinas. Consultar en la pescadería si viene fresco o es descongelado; en el primer caso conviene congelarlo en casa al menos cinco días.
Secar con papel de cocina, retirar posibles espinas y cortar la piel deslizando entre ella y la carne un buen cuchillo afilado. Cortar en cubos del mismo tamaño, más bien pequeños, de forma perpendicular respecto a las vetas de grasa. Llevar a un cuenco.
Mezclar el salmón con la salsa de soja, el jengibre muy picado, el zumo, el vinagre, la salsa picante y las semillas de sésamo. Tapar con plástico film y dejar en la nevera mientras preparamos el resto. Se puede dejar varias horas.
Cocer arroz siguiendo las instrucciones del paquete procurando que no se pase, escurrir y enfriar. Cocer también las vainas de edamame unos 4-5 minutos, escurrir, enfriar y desenvainar. Lo mejor es aprovechar para preparar una bolsa completa y guardar lo que sobre en un táper en la nevera.
Rallar fina la zanahoria lavada y cortar en rebanadas finas el pepino lavado. Cortar el aguacate lavado por la mitad, sacar el hueso y cortar en rodajas finas. Mojar con zumo de limón para que no se oxide muy rápido.
Para montar el plato, disponer un fondo de arroz y repartir por encima el resto de ingredientes al gusto, de forma armoniosa. Aderezar con más salsa de soja, zumo de limón o picante. Conservar en frío, tapado con film, si no va a consumirse al instante, aunque lo mejor es montarlo justo al momento de comer.