La pizza es el vicio secreto – y no tan secreto – de muchas personas. y no es de extrañar, porque a una pizza le puedes poner lo que tú quieras, tus ingredientes favoritos, y hacer de ella una delicia explosiva de sabor, color y placer para nuestro paladar.
El problema es que, en ocasiones, esta multitud de posibilidades que nos ofrecen las pizzas suponen que lo único explosivo no sea el sabor, sino también el número de calorías y de alimentos altos en grasas saturadas, carbohidratos, azúcares añadidos y pocos nutrientes.
Por suerte, la ventaja de la pizza es que podemos elaborarla exactamente cómo nosotros queramos. Si la hacemos en casa podemos elegir los ingredientes y nos da la opción de sustituir los ingredientes menos saludables, por otros mucho más sanos y menos calóricos.
Comenzando por la base
Las bases habituales de las pizzas suelen estar elaboradas con harinas refinadas. Esto supone que toda la base será una gran fuente de carbohidratos simples de asimilación rápida. Estos nos darán un chute rápido de energía, pero se acabarán acumulando en forma de grasa al no quemarse. Por ello, vamos a optar por opciones más saludables para la base de la pizza que sustituya a la harina refinada.
Base con harinas integrales
Si no queremos renunciar a una pizza con harinas, podemos cambiar las refinadas por harinas integrales. En vez de harinas blancas, la harina de centeno o de espelta son buenas alternativas. Estas nos aportan hidratos complejos, que asimilaremos de manera lenta, evitando picos de glucosa y acumulación en forma de grasa.
Bases con vegetales
Otras opciones muy extendidas para hacer las masas de las pizzas son la coliflor y la berenjena. Especialmente la primera opción está ganando muchos afines ya que no aporta demasiado sabor, se queda crujiente y es muy sencilla de realizar tal y cómo nos enseñan nuestro compañero de Directo al Paladar.
En el caso de la berenjena, podemos cortarla en rodajas para utilizarlas como base de pequeñas mini pizzas con los ingredientes que deseemos.
Ingredientes para añadirle a la pizza
Llega la hora de la verdad y toca combinar esas masas tan saludables con ingredientes por encima que sigan la misma línea. Lo ideal es que optemos por alimentos reales, cocinados por nosotros en casa, carnes magras, vegetales, pescados y otras hortalizas.
Tomate natural en vez de tomate frito de bote
No hay pizza que se precie sin una buena capa de tomate justo encima de la masa. El problema es que solemos utilizar o comprar pizzas que contengan salsa de tomate frito, con mucha cantidad de azúcares.
Por ello, podemos cambiar ese ingrediente y utilizar o bien una salsa de tomate natural casera o, directamente, tomate fresco en rodajas.
El queso con poca grasa
Casi tan imprescindible como el tomate, lo es el queso. Preferiblemente, elegiremos quesos frescos, quesos crema desnatados, y otros bajos en grasas. En cualquier caso, podemos elegir utilizar mozzarella fresca.
Los vegetales como ingrediente principal
Para conseguir la pizza más sana que podamos, la mejor opción es elegir verduras, hortalizas y otros vegetales como ingrediente principal de nuestra pizza. La ventaja es que aquí las opciones son casi infinitas y podemos elegir las combinaciones que más nos gusten.
Elegir entre cebolla, maíz, berenjena, calabacín, pimiento, aceitunas, setas, champiñones, canónigos y casi cualquier otra verdura que se nos ocurra, o múltiples combinaciones de ellas, puede ser muy divertido. Además, nos abre muchísimas opciones.
Carnes magras y pescados
Si decidimos añadir carne o pescado a nuestra pizza saludable podemos hacerlo, pero debemos recordar elegir bien los ingredientes. Lo más adecuado es que nos alejemos de las carnes procesadas y los embutidos y elijamos carnes magras y pescados.
En ese sentido, la pechuga de pollo o pavo asadas – si tenemos sobras de otros días podemos aprovecharlas -, el atún, las anchoas o la caballa son ingredientes que siempre pegan con nuestra pizza y que conseguirán que se siga manteniendo lo más saludable posible.
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