Las realidades de la Fase Regular, esta vez, quedaron bien claras en Boedo. De un lado, el mejor de todos y gran favorito a una nueva corona. Del otro, un equipo que entró a los playoffs por la ventana tras salvarse con lo justo de tener que ir a jugar por la Permanencia. Si bien en el primer partido hubo algo de paridad, anoche fue pura lógica. Porque San Lorenzo aceleró como sabe y Peñarol no pudo aguantarle el ritmo. Así, sin piedad, el Ciclón se llevó puesto al conjunto de Leo Gutiérrez (101-69), puso la serie 2-0 e irá por la barrida en Mardel (el viernes).
El Milrayita aguantó un cuarto, porque se animó, bancó de cierta forma el palo a palo y se encontró con un rival un tanto livianito (salvo Justiz, quien anotó 9 de sus 13 tantos en el 1º). Pero claro, en cuanto se decidió, el Cuervo mató. Y todo nació desde su defensa, llave habitual que le permite establecer diferencia con el resto -más allá de su enorme jerarquía ofensiva-. Levantó la intensidad, metió manos por todos lados, cerró penetraciones, modificó tiros, generó pérdidas (5 en el 2º)… Hizo todo para luego combinar con eso que hace letal al combo: la circulación top y las corridas a ritmo frenético. Así llegaron dos triples de Safar (anotó 16 puntos y cumplió en lugar de Calfani, ausente por un traumatismo en la pierna izquierda) y uno de Vildoza, más una ráfaga top de Deck (11 tantos, con volcadón incluido) que coronó un parcial de 21-2 en casi 7m que transformó la paridad en un lapidario 47-24.
Y, lejos de levantar, el Ciclón siguió encontrando bombas (cerró con 18-35, incluido un 8-11 de Tucker), largó el segundo tiempo con un 17-4, dobló a su rival a los 26m (71-35) y la historia terminó bien rápido.
A Peñarol, esta vez, le faltó esa determinación para luchar que tuvo 48 horas antes. Y eso, ante un rival muy superior, te deja expuesto. El Ciclón le dio una flor de piña para quedar match point.