Esta
obra
de
terror,
que
se
lee
de
un
tirón
y
en
alerta
constante,
se
inscribe
en
la
trama
que
une
al
género
con
las
ficciones
sobre
terrorismo
de
Estado.
«Lectores,
abran
este
libro
con
precaución
porque,
como
muchos
grandes
libros,
no
es
lo
que
parece»,
advirtió
Ana
María
Shúa,
una
de
las
jurados
del
último
Premio
Clarín
de
Novela,
al
referirse
a
«Para
hechizar
a
un
cazador»,
la
espeluznante
novela
de
Luciano
Lamberti
que
se
llevó
el
premio
y que
ya
está
en
librerías.
La
novela
cuenta
la
historia
de
un
joven
de
clase
alta
de
un
pueblo
cordobés
que
pasa
a
militar
en
Montoneros
y
es
asesinado.
Su
hija
nacida
en
cautiverio,
Julia,
descubre
(o
es
descubierta)
su
verdadera
identidad
años
después.
La
trama,
en
la
que
lo
siniestro
dialoga
con
la
tortura,
el
secuestro
y
la
violencia
de
los
militares,
materializa
los
efectos
de
la
dictadura:
caminar
entre
fantasmas,
sobre
cadáveres
que
no
fueron
hallados.
El
terror
y
el
fantástico
tienen
una
larga
tradición
en
la
literatura
argentina
y
ahora
hay
un
auge.
Pero
Lamberti,
oriundo
de
San
Francisco,
Córdoba,
lleva
muchos
años
trabajándolo
con
dedicación.
Es
autor,
entre
otras
cosas,
de
las
novelas
«La
maestra
rural»,
«La
masacre
de
Kruguer»,
«Los
Abetos»,
y
los
libros
de
cuentos
«El
asesino
de
chanchos»,
«El
loro
que
podía
adivinar
el
futuro»
y
«La
casa
de
los
eucaliptos».
En
una
entrevista
para
Clarín,
Lamberti
comentó:
«En
realidad,
quería
escribir
una
novela
que
realmente
dé
miedo.
Entonces
me
puse
a
hurgar
en
mis
propios
miedos
y
descubrí
que
el
mayor
de
ellos
es
el
miedo
a
que
le
pase
algo
a
mis
hijos.
Pensé
en
ejemplos
literarios
y
llegué
a
‘La
pata
de
mono’,
de
Jacobs,
y
su
reescritura
‘Cementerio
de
animales’,
de
Stephen
King.
Así
nació
la
historia,
aunque
como
siempre
en
mis
novelas
fue
haciéndose
más
compleja.
La
dictadura
apareció
después».
Lamberti
también
habló
sobre
sus
referencias
en
cine
y
literatura,
mencionando
«Una
cabeza
llena
de
fantasmas»,
de
Paul
Tremblay,
y
los
cuentos
de
Brian
Evenson.
En
cine,
destacó
el
trabajo
de
la
productora
A24
Films
y
películas
argentinas
como
«Cuando
acecha
la
maldad»
y
«Aterrados».
Sobre
la
posibilidad
de
una
adaptación
cinematográfica
de
su
novela,
Lamberti
expresó
su
deseo
de
escribir
el
guion.
También
reflexionó
sobre
la
influencia
de
su
ciudad
natal,
San
Francisco,
en
su
obra:
«San
Francisco,
la
pequeña
ciudad
donde
nací,
está
en
todo
lo
que
escribo
porque
es
el
lugar
de
mi
infancia,
y
la
infancia
es
la
patria
de
los
escritores».
En
cuanto
a
su
dedicación
al
género
del
terror,
Lamberti
afirmó:
«Porque
me
gusta.
Lo
hice
cuando
no
estaba
de
moda
y
lo
haré
cuando
deje
de
estar
de
moda.
Tampoco
escribo
exclusivamente
terror.
En
Argentina,
se
escribe
de
todo.
La
moda
dicta
dónde
mirar,
nada
más».
Finalmente,
Lamberti
comentó
sobre
la
proliferación
de
talleres
literarios
y
la
firma
de
contratos
con
influencers:
«La
gente
tiene
una
idea
romántica
de
lo
que
significa
ser
escritor.
Cree
que
escribir
es
redactar
un
primer
borrador,
cuando
en
realidad
es
solo
el
punto
de
partida.
Si
supiera
todo
lo
que
cuesta
escribir
un
libro
digno,
dejaría
de
intentarlo
si
no
tiene
el
verdadero
fuego
adentro»
concluyó.