Lo mejor que se puede decir del simbolismo que se agazapa detrás de ‘Nosotros» (traducción inevitable, aunque tira un importante matiz por la ventana; ‘Us’ es, en efecto, el pronombre de la primera persona del plural, pero también las siglas de «United States») es que resulta lo suficientemente universal para que cualquier espectador sienta que le incumbe. Cómo no iba a serlo con ese título.
Pero a la vez, ese simbolismo está elaborado y resuelto de forma lo suficientemente críptica como para que no tengamos del todo claro qué denuncia exactamente Peele esta vez. La espléndida metáfora de la condescendencia blanca hacia los afroamericanos y la envidia tintada de xenofobia que empapa las relaciones raciales en Estados Unidos era explicada con meticulosa precisión al final de su extraordinario debut, ‘Déjame salir’. Esta vez, también hay una clasiquísima (narrativamente hablando) explicación final que intenta desentrañar los múltiples significados de lo que hemos visto en las trepidantes dos horas que dura la sangrienta epopeya de ‘Nosotros’
Pero en esta ocasión, más que a los códigos de ‘Twilight Zone’ y sus rápidas, ligeras, casi ejemplarizantes metáforas, Jordan Peele prefiere mirar al abismo simbólico de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’, quizás el lienzo en blanco por excelencia de la ciencia-ficción. Peele sabe que la película original de Don Siegel de 1956 hablaba de la paranoia anticomunista, pero también de los primeros pasos de la amenazante sociedad de masas tal y como la conocemos hoy. Y que la de 1978 trataba de la despersonalización del individuo tanto como del temor a ser engullido por la sociedad industrial. Y que hasta la versión de Abel Ferrara era apología antimilitarista tanto como una recuperación de la paranoia en contra de la masificación social de anteriores versiones.
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La acción de ‘Nosotros’ contempla dos momentos de la vida de su peculiar heroína, Adelaide (Madison Curry en 1986, Lupita Nyong’o en 2019), que cuando era niña se perdió en la playa de Santa Cruz y tuvo un singular encuentro en una siniestra atracción de feria que recuerda a las escalofriantes visiones de Magritte. Ya adulta y con familia -un encantador (aunque algo cargante) marido, un niño retraído y singular y una adolescente protestona, inteligente y perfectamente normal-, verá cambiar su vida cuando son atacados en casa por un grupo de extraños absolutamente (o quizás no del todo) idénticos a ellos.
‘Nosotros’: la invasión de los infracuerpos
Hay un momento aparentemente intrascendente en la película, donde la familia va en coche a pasar un día en la playa. Un día que cambiará muchas cosas, ya que es el mismo lugar en la que la Adelaide niña tuvo su escalofriante encuentro; en la radio suena la canción ‘I Got 5 on It’ de Luniz en la radio, y la hija adolescente dice que trata sobre drogas. El padre inmediatamente le dice al niño pequeño que no es así (sí lo es), que simplemente es una canción que mola, y la madre comienza a jugar con el pequeño a seguir la base rítmica tarareándola.
Una pequeña anécdota, dialogada e interpretada con la deliciosa naturalidad habitual del cine de Peele, sin mayor importancia, pero que sienta bien las bases sobre las que se mueve el director: como la canción, también la película de terror más inane puede ser bien una simple máquina de sustos, bien una potente metáfora sobre algo que nos atemoriza hasta el tuétano. Y ese es posiblemente el secreto de la película, que hará que muchos espectadores caigan enamorados de su críptica trama simbólica, mientras que otros, más afines a argumentos con los que todo queda atado y bien atado, sentirán que la explicación del misterio «queda a medias».
Lo que resulta indiscutible es que, en el trayecto que lleva a un argumento espectral a convertirse en una home invasion bufa, Jordan Peele enhebra una película que, como él mismo ha ssubrayado casi con orgullo, sí es una película de terror. Ni más ni menos: todo en ‘Nosotros’ rebosa devoción por el género, desde el exquisito cuidado en la visualización de la violencia (en las ejecuciones o el casi fetichista empleo de las armas blancas) a las cargas de profundidad en forma de humor negro que nos recuerdan que Peele es, además de un excelente director de cine de miedo, un satirista de primera. Las notas más altas en ese último sentido las entona en la descripción de los vecinos (grandiosos y grotescos Elizabeth Moss y Tim Heidecker, pura basura blanca malcriada), aterradores por razones distintas (o no) a las de los dobles.
Moss y Heidecker son solo la guinda de un potentísimo plantel de intérpretes donde destaca Nyong’o, que con su interpretación de la doble de la protagonista, enmarcada en una voz que parece extraer sílaba a sílaba de una tráquea reventada, da el perfecto tono de horrible histeria a esta fábula. Conforme con no responder la mayoría de las preguntas que plantea, pero muy orgullosa de volver a poner sobre la mesa un tema tan tradicional en el género como es el del Otro (y quién lo «fabrica»), ‘Nosotros’ corrobora el papel de Peele como uno de los grandes renovadores actuales del cine de horror y se perfila como una cita imprescindible para aquellos que piensen que hay vida más allá de Blumhouse.