Es
bastante
posible
que
más
de
una
vez
te
hayas
preguntado
qué
necesidad
hay
de
apagar
las
luces
del
avión
cuando
despega.
O
cuando
aterriza.
O
por
qué
el
tribunal
de
cabina
se
pone
tan
pesado
con
que
las
persianas
estén
subidas
cuando
el
avión
despega
o
cuando
toma
tierra
y,
como
verás
a
continuación,
no
son
caprichos.
Cuando
un
avión
está
a
punto
de
despegar
o
aterrizar,
la
tripulación
lleva
a
cabo
una
serie
de
procedimientos
de
seguridad
que
pueden
pasar
desapercibidos
para
muchos
pasajeros.
Entre
ellos,
uno
de
los
más
notorios
es
la
reducción
de
la
iluminación
en
la
cabina.
Aunque
algunos
puedan
pensar
que
esta
medida
busca
crear
un
ambiente
relajante
para
los
viajeros
o
simplemente
ahorrar
energía,
la
realidad
es
que
su
propósito
es
mucho
más
importante
y
está
directamente
relacionado
con
la
seguridad
de
todos
a
bordo.
La
razón
principal
por
la
que
se
atenúan
las
luces
durante
el
despegue
y
el
aterrizaje
tiene
que
ver
con
la
capacidad
de
los
pasajeros
y
la
tripulación
para
reaccionar
rápidamente
en
caso
de
una
emergencia.
Estos
dos
momentos
son
considerados
los
más
críticos
de
un
vuelo,
ya
que
es
cuando
el
avión
está
más
expuesto
a
incidentes.
Si
ocurre
una
situación
que
requiera
una
evacuación
inmediata,
es
fundamental
que
los
ojos
de
las
personas
ya
estén
adaptados
a
la
oscuridad,
lo
que
les
permitirá
moverse
con
mayor
facilidad
y
encontrar
las
salidas
de
emergencia
sin
desorientarse.
El
ojo
humano
necesita
tiempo
para
acostumbrarse
a
cambios
de
iluminación.
Según
expertos
en
aviación,
el
proceso
de
adaptación
a
la
oscuridad
puede
tardar
entre
10
y
30
minutos.
Sin
embargo,
en
una
situación
de
emergencia,
no
hay
tanto
tiempo
disponible.
Si
el
avión
tuviera
las
luces
encendidas
al
máximo
y
de
repente
se
produjera
un
apagón
total
debido
a
una
falla
eléctrica
o
cualquier
otro
incidente,
los
pasajeros
quedarían
momentáneamente
cegados,
lo
que
podría
generar
confusión
y
retrasar
la
evacuación.
Al
mantener
la
cabina
en
un
nivel
de
luz
reducido
antes
del
aterrizaje
o
despegue,
los
ojos
ya
están
en
condiciones
óptimas
para
ver
en
la
oscuridad
si
fuera
necesario.
Además
de
la
adaptación
visual,
otro
factor
clave
es
la
señalización
de
emergencia.
Cuando
las
luces
de
la
cabina
están
más
tenues,
se
destacan
mejor
las
luces
de
las
salidas
de
emergencia
y
los
caminos
iluminados
en
el
suelo,
lo
que
facilita
su
identificación
en
caso
de
evacuación.
Esto
es
crucial
en
situaciones
donde
cada
segundo
cuenta
y
los
pasajeros
deben
actuar
con
rapidez.
Otro
procedimiento
de
seguridad
que
suele
acompañar
la
reducción
de
la
iluminación
es
la
indicación
de
abrir
las
persianas
de
las
ventanillas.
Esto
también
responde
a
razones
estratégicas
de
seguridad.
En
primer
lugar,
permite
que
la
tripulación
y
los
pasajeros
puedan
observar
el
exterior
y
detectar
cualquier
posible
peligro,
como
fuego
en
un
motor
o
escombros
en
la
pista.
En
caso
de
emergencia,
contar
con
una
visión
clara
del
exterior
facilita
la
toma
de
decisiones
y
permite
evaluar
cuál
es
la
mejor
vía
de
escape.
En
segundo
lugar,
abrir
las
ventanillas
ayuda
a
que
los
ojos
de
los
pasajeros
se
adapten
mejor
a
la
luz
exterior.
Si
hay
que
evacuar
de
inmediato,
la
transición
entre
el
interior
del
avión
y
el
ambiente
externo
será
menos
abrupta,
evitando
desorientación.
Esto
es
especialmente
útil
si
el
vuelo
se
desarrolla
en
un
horario
nocturno
o
en
condiciones
de
baja
visibilidad.
Por
eso,
la
próxima
vez
que
creas
que
es
un
capricho
de
la
tripulación,
sabrás
que
estos
procedimientos
forman
parte
de
una
serie
de
medidas
de
seguridad
implementadas
en
la
aviación
comercial
para
garantizar
la
máxima
protección
de
los
pasajeros
y
la
tripulación.
Aunque
pueden
parecer
detalles
menores,
cada
acción
está
diseñada
para
optimizar
la
respuesta
ante
cualquier
imprevisto
y
aumentar
las
posibilidades
de
una
evacuación
eficiente
si
fuese
necesario.
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