Ayer, Reino Unido alcanzó una cifra redonda: 20 millones de británicos habían sido vacunados. Con una dosis, eso sí. La polémica estrategia del gobierno de Boris Johnson ha situado al país en el tercer puesto de dosis administrados por cada 100 habitantes, pero en el puesto 16 en pautas completadas. Esto lo convierte en un enorme experimento social y nos está permitiendo ver cómo funcionan las vacunas en un entorno para el que no habían sido diseñadas.
Pero es que, además, el peso de AstraZeneca en la campaña de vacunación británica está permitiendo algo más: que la falta de datos a la que se agarraron muchos países de Europa para restringir el uso de la vacuna en mayores de 55 años se diluya completamente. Ahora la agencia de salud pública escocesa acaba de publicar unos datos preliminares sobre cómo funciona realmente esta vacuna y los resultados pueden cambiar los planes de vacunación de toda Europa. De hecho, ya la están cambiando.
El mundo real pone a cada vacuna en su sitio
El preprint de Public Health Scotland explica que ha analizado datos de más de 1,1 millones de personas vacunadas en el país y los han comparado con el conjunto de la población. Aproximadamente la mitad recibió la vacuna de AstraZeneca; la otra mitad, la de Pfizer-BioNTech. Y los resultados, para una dosis, son muy curiosos. Contra lo que hubiera sido razonable pensar, la primera está presentando mejores cifras que la segunda.
Si comparamos, por tramos de edad, vacunados y no vacunados, el riesgo de que una persona sea hospitalizada por covid se reduce en un 94% con la vacuna de AstraZeneca (en la quinta semana después de recibir la primera dosis). Con la de Pfizer-BioNTech se reduce en un 85%. Teniendo en cuenta que no están diseñadas para ser monodosis, las cifras son fantásticas en ambas.
Pero en el caso de la vacuna de AstraZeneca que, como decíamos hace unos días, ha atravesado una profunda crisis de credibilidad, los resultados son casi sorprendentes. Sobre todo, porque si nos fijamos en la población mayor de 80 años, vemos que el riesgo de hospitalización cae un 95% con la vacuna de AstraZeneca y en un 81% con Pfizer-BioNTech.
Esto ha hecho que países como Alemania o Italia hayan decidido dar marcha atrás a sus recomendaciones. En Berlín, la comisión federal de vacunación ya ha anunciado que actualizará las directrices para que se pueda empezar a vacunar a mayores de 65 años «muy pronto». Roma, por su parte, ya ha modificado su decisión inicial de restringirla a menores de 55 y, según parece, en Bélgica están estudiando tomar una decisión similar esta semana.
España, mientras tanto, no tiene entre sus planes modificar la recomendación de utilización de la vacuna. Como en Italia, el Consejo Interterritorial de Salud español decidió restringir su uso a menores de 55 años. En estos últimos días, de hecho, se han comenzado a vacunar a profesores y otros colectivos a lo largo del país (algo que ha llenado los medios de noticias sobre molestos efectos secundarios). En los próximos días (y según cómo evolucione el suministro de vacunas), Sanidad estudiará si es necesario seguir el camino de Alemania o Italia.
Imagen | Hakan Nural