Mis hijos y los hijos de mi pareja no se llevan bien: ¿qué podemos hacer?

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Sabemos que las familias se configuran de múltiples formas, y más en la actualidad, donde por ejemplo en España hubo 86.851 divorcios en 2021, un 12,5% más que en el año anterior (según datos del Instituto Nacional de Estadística o INE).

También según el INE, la custodia compartida fue otorgada en el 43,1% de los casos de divorcio y separación de parejas con hijos. Y a nivel mundial, sabemos que las separaciones y divorcios también están a la orden del día.

Por todo ello, es fácil entender que cada vez hay más personas con hijos que vuelven a emparejarse y que lo hacen, además, con personas que también tienen hijos. Estos cambios son importantes para los niños y adolescentes, y a veces las cosas se dan de forma fluida, y los hijos y los de la pareja se llevan bien; pero, lamentablemente, esto no siempre se da así.

Hablamos en este artículo de esta situación: «mis hijos y los de mi pareja no se llevan bien». ¿Por qué puede suceder y qué podemos hacer para mejorar un poco la situación y acercar posturas?

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Mis hijos y los hijos de mi pareja no se llevan bien: posibles causas

Como decíamos, no siempre los hijos de la nueva pareja y los propios tienen buena relación, y hay muchas variables implicadas en ello. Las causas de esta mala relación pueden ser múltiples; algunas de las más frecuentes son:

  • Tienen edades diferentes (o la misma edad, lo que les lleva a compararse, a tener celos o miedo a que el padre o la madre se encariñe con el hijo de su nueva pareja, etc.).
  • Tienen intereses o formas de ser diferentes (o incompatibles).
  • Hay un tema de celos de trasfondo (ya sea celos porque los propios padres se llevan bien con los hijos del otro, o celos por la pareja actual del padre o la madre).
  • En caso de haberse producido, han vivido la separación de sus padres (cada uno por su parte) de forma diversa y/o traumática (esto es especialmente importante si la separación ha sido reciente).

Algunas de las causas de esta mala relación pueden ser la diferencia de edad, los intereses (que son diferentes), los celos o el no haber encajado bien la separación de los padres.

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Miedos y creencias de los niños

Más allá de estas posibles causas, también es importante tener en cuenta que a los hijos a veces les cuesta entender que hemos rehecho nuestra vida con otra persona, y si además esta tiene hijos, las cosas pueden complicarse.

En ese momento, tal vez surgen miedos en ellos, o que piensen que el cariño de su padre o su madre ahora se dividirá. También pueden tener miedo a que al otro progenitor le sepa mal que se lleven bien con los hijos de la nueva pareja de su ex (aunque sean miedos infundados). Ahí es muy importante hablarlo tú con ellos y aclarar las cosas.

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La importancia de entender a nuestro hijo

Con todo, hemos de ponernos en su lugar y entender que esta situación es nueva para ellos, y que quizás, choca con algunas creencias que tienen sobre la idea de familia (por eso, también deberemos trabajar con ellos estas ideas).

Y sobre todo, hemos de entender que todo esto es un proceso, que son muchos cambios, y por ello, será importante adaptarnos al ritmo de nuestros hijos.

¿Qué hacer para mejorar la situación familiar?

1. No forzar

Es importante que tus hijos no se sientan obligados a llevarse bien con los hijos de tu pareja. No forcéis ninguna situación, intentad ser honestos con esto y entender que estas cosas deben fluir por sí solas.

Seguro que tú no tienes feeling con mucha gente, y es normal; no nos puede gustar todo el mundo (ni viceversa). Pues a los niños les ocurre lo mismo. Sin embargo, una cosa es no tener feeling o no congeniar y la otra es llevarse fatal, no soportarse o estar metidos en discusiones, peleas y enfados constantes… ¿Cuál es la situación?

Valórala, y si hablamos del segundo caso, a veces sí es necesario favorecer momentos compartidos para hablar sobre el tema o para acercar posturas.

No debemos forzar nada, pero a veces sí será necesario favorecer momentos compartidos para hablar sobre el tema o para acercar posturas.

2. Favorecer el tiempo compartido

Una cosa es forzar u obligar y la otra es propiciar o favorecer ciertas situaciones. Por ejemplo, en lugar de obligar a tu hijo a ir a una actividad donde estén los hijos de tu pareja, plantéaselo como algo que puede escoger, como una actividad que puede disfrutar en familia.

Se trata de encontrar actividades que puedan ser de interés para ambas partes (es decir, para sus hijos y los tuyos), pero insistimos, sin forzar nada. Los niños tienen que entender que «no se espera nada de ellos», tan solo que sean respetuosos y que se puedan dar la oportunidad de conocer más a los otros niños, por ejemplo.

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3. Hacerles saber que les entiendes

Con esto no queremos decir que aceptes, sin más, que no se llevan bien, o que justifique comportamientos que no sean adecuados, por ejemplo, sino que te pongas en el lugar de tu hijo (o hijos) e intentes entenderle. Tan importante es que le entiendas como que se lo transmitas.

Ten una conversación con él, pregúntale qué opina, qué es lo que no le gusta de los hijos de tu pareja, o las razones por las que cree que no se siente bien con ellos, cómo se siente, etc.

Quizás son los otros niños los que no se llevan bien con el tuyo (por eso es importante tener esta conversación). Hacer esto  quizás no cambia la situación pero al menos tu hijo se sentirá más acompañado.

La comunicación con tu hijo es esencial; ten una conversación con él, pregúntale qué opina, qué es lo que no le gusta de los hijos de tu pareja, cómo se siente, etc.

4. Hablar con tu pareja

Tan importante es hablar con tus hijos como con tu pareja. Quizás podáis intercambiar opiniones y buscar una solución a la situación. También, valorar hasta qué punto no se llevan bien, o hasta qué punto la situación es preocupante o tan solo es que los chicos han tenido sus «rifi-rafe».

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5. Relativizar

Se trata de intentar entender que esta situación, aunque no sea fácil de llevar, o aunque nos preocupe o nos genere cierta incomodidad o malestar, no es el fin del mundo. Con esto no queremos decir que le quites importancia a vuestra situación familiar, porque sí la tiene, sino que intentes relativizar la situación y entender que quizás lo que necesitan los niños es tiempo.

6. Darles tiempo

Si hace poco que tus hijos y los de tu pareja se conocen, y no han empezado con buen pie, ten paciencia y dales un poco de tiempo. Y sobre todo si estamos hablando de una situación de convivencia, donde los hijos de ambos comparten espacio y mucho tiempo juntos. Necesitan adaptarse a la nueva situación.

7. Hacerles entender que hay cosas que no cambiarán

Sobre todo si los motivos por los que tus hijos no se llevan bien con los de tu pareja son los celos, es importante que les hagas entender a tus hijos que hay cosas que no cambiarán, como por ejemplo el amor que sientes hacia ellos.

Hazles entender también que seguirás pasando tiempo junto a ellos de forma individual, aunque a veces hagáis actividades todos juntos en familia. Que no tienen por qué preocuparse por eso.

8. El objetivo: una relación respetuosa

Finalmente, creemos importante remarcar que el objetivo muchas veces no será «que los hijos de ambos se lleven muy bien», sino que se toleren, se acepten y se respeten.

En definitiva, que tengan una relación cordial que os permita a todos hacer cosas en familia sin pasar un mal rato. Por ello, no te obceques en que tienen que llevarse bien sí o sí, porque quizás solo falta este respeto mutuo para que la convivencia sea buena.

Fotos | Portada (Freepik)

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