Cuando
se
compite
al
más
alto
nivel
se
tiene
que
tener
un
cuidado
extremo
por
el
tema
del
dopaje.
Un
claro
ejemplo
de
ello
fue
el
caso
del
tenista
Jannik
Sinner,
quien
aceptó
una
suspensión
de
tres
meses
tras
un
positivo.
El
vigente
número
uno
del
tenis
alegó
que
fue
accidental,
debido
a
un
masaje
realizado
por
su
ex
fisioterapeuta.
Este
tipo
de
situaciones
refleja
la
creciente
preocupación
en
torno
al
dopaje,
algo
que
está
afectando
actualmente
al
equipo
noruego
de
relevos
en
China
por
la
carne.
Dopaje
en
la
carne.
En
el
mes
de
mayo
tendrá
lugar
dos
grandes
competiciones
de
atletismo
en
China:
los
Relevos
Mundiales
en
Guangzhou
y
la
Diamond
League
en
Shanghái.
En
un
momento
de
preparativos
para
tomar
el
vuelo,
una
preocupación
concreta
ha
surgido
entre
los
atletas:
el
riesgo
de
que
la
carne
en
el
país
esté
contaminada
con
clenbuterol,
una
sustancia
prohibida.
Por
ese
motivo,
Olympliatoppen,
una
división
del
Comité
Olímpico
y
Paralímpico
Noruego,
ha
advertido
a
sus
deportistas
extremar
las
precauciones
y
evitar
el
consumo
de
carne
local
durante
su
estancia.
Una
sustancia
peligrosa.
Aunque
con
baja
probabilidad
de
dar
positivo,
el
clenbuterol
es
una
sustancia
prohibida
por
la
Agencia
Mundial
Antidopaje.
El
principal
uso
es
como
broncodilatador
en
animales
de
ganado
para
tratar
problemas
respiratorios.
Sin
embargo,
su
uso
ha
sido
controvertido
debido
a
sus
efectos
anabólicos,
que
promueven
el
aumento
de
masa
muscular
y
la
reducción
de
grasa.
En
muchos
países,
como
China,
se
ha
utilizado
ilegalmente
para
mejorar
el
rendimiento
de
los
animales
destinados
al
consumo
humano,
según
ha
explicado
la
agencia
de
noticias.
El
riesgo
es
mayor.
El
problema
surge
cuando
los
atletas
consumen
carne
contaminada
con
clenbuterol,
ya
que
la
sustancia
puede
permanecer
en
la
carne
durante
el
proceso
de
sacrificio
y,
si
no
se
toman
las
precauciones
adecuadas,
los
deportistas
pueden
ingerirla
sin
saberlo.
Aunque
los
efectos
del
clenbuterol
son
más
notorios
en
dosis
altas,
su
presencia
en
pequeñas
cantidades
puede
desencadenar
un
resultado
positivo
en
los
controles
antidopaje,
debido
a
sus
propiedades
anabólicas
que
afectan
el
rendimiento
físico.
Los
atletas
toman
precauciones.
Las
atletas
noruegas
Henriette
Jaeger,
medallista
de
bronce
en
el
Mundial,
y
Josefine
Tomine
Eriksenhan
han
asegurado
a
la
emisora
noruega
NRK
que
confía
en
los
expertos:
“Disfruto
mucho
comiendo
carne,
pero
hay
que
escuchar
a
los
profesionales
y
confiar
en
ellos”.
Eriksen,
por
su
parte,
ha
afirmado
que
llevará
barritas
de
proteína
y
cecina
desde
Noruega
para
cubrir
sus
necesidades
nutricionales.
Olympiatoppen
también
ha
advertido
sobre
la
importancia
de
la
higiene
alimentaria
durante
la
estancia
en
el
país
asiático,
recomendando
consumir
alimentos
solo
en
restaurantes
y
hoteles
de
alta
calidad.
Un
problema
que
ya
venía
de
antes.
No
es
la
primera
vez
que
China
se
ve
envuelta
en
polémicas
por
dopaje.
Hace
cuatro
años,
la
natación
del
país
estuvo
bajo
escrutinio
cuando
se
reveló
que
23
nadadores
dieron
positivo
por
trimetazidina,
una
sustancia
prohibida.
Aunque
las
autoridades
chinas
atribuyeron
los
resultados
a
una
contaminación
alimentaria
accidental
y
los
deportistas
no
fueron
sancionados,
el
caso
generó
dudas
a
nivel
internacional
sobre
la
transparencia
y
los
controles
antidopaje
en
el
país.
Pero
también
es
global.
La
preocupación
entorno
a
esta
sustancia
también
se
ha
detectado
en
otros
países,
según
South
China
Morning
Post.
De
hecho,
World
Athletics,
el
organismo
rector
del
atletismo
mundial,
ha
indicado
en
Abc
News
que
los
atletas
y
equipos
son
conscientes
de
estos
riesgos
y
toman
las
precauciones
adecuadas.
Sin
respuesta
oficial.
Sin
embargo,
como
han
denunciado
en
Reuters,
el
medio
ha
intentado
obtener
una
respuesta
oficial
de
la
Asociación
China
de
Atletismo,
pero
no
han
recibido
ninguna
declaración.
Este
silencio
por
parte
de
las
autoridades
ha
resaltado
la
incertidumbre
sobre
cómo
se
manejará
el
problema
cara
al
futuro.
Un
tema
que
va
más
allá
del
deporte.
La
posibilidad
de
una
contaminación
alimentaria
es
un
riesgo
real
para
los
atletas,
pero
también
se
ha
convertido
en
una
de
las
excusas
más
habituales
cuando
se
enfrentan
a
un
positivo
por
dopaje.
El
caso
del
tenista
Sinner
ha
sido
especialmente
polémico:
pese
a
su
alegato
de
dopaje
accidental
por
un
masaje,
fue
suspendido
solo
tres
meses,
una
sanción
que
muchos
dentro
del
tenis
han
considerado
una
medida
demasiado
indulgente.
Tampoco
es
un
argumento
nuevo.
En
el
año
2010,
el
ciclista
Alberto
Contador
alegó
haber
ingerido
carne
contaminada
con
clenbuterol
en
Irún,
pero
fue
sancionado
igualmente
y
perdió
el
Tour
de
Francia
2010
y
el
Giro
de
2011.
En
un
contexto
donde
la
línea
entre
negligencia
y
trampa
intencionada
es
cada
vez
más
difícil
de
trazar,
el
debate
sobre
el
dopaje
alimentario
no
solo
sigue
abierto:
se
vuelve
cada
vez
más
incómodo.
Imagen
|
Sandro
Halank
y
Marcos
González