Entre los diferentes mariscos que encontramos a nuestra disposición los mejillones son uno de los más empleados en la cocina mediterránea y por ello, revelamos sus propiedades, beneficios y posibles usos en la cocina.
Propiedades de los mejillones
Como otros moluscos, los mejillones son relativamente pobres en grasas y ricos en proteínas de calidad. Concretamente, en 100 gramos de mejillones encontramos menos de 2 gramos de grasa y cerca de 11 gramos de proteínas completas. Sus grasas son ante todo poliinsaturadas dentro de las cuales se encuentra el omega 3 como señala un estudio publicado en Food Chemistry.
Ofrecen muy poca cantidad de hidratos de carbono y son fuente de minerales varios entre los que destaca su contenido en hierro, calcio, potasio, magnesio, yodo, selenio, fósforo y aunque no es el marisco con mayor aporte de sodio también ofrece este nutriente.
Por otro lado, el mejillón es un alimento muy concentrado en vitaminas del grupo B, sobre todo, se trata de una gran fuente de vitamina B12 y de ácido fólico. En menor medida también aporta vitamina C, vitamina E y vitamina K.
Es fuente de colesterol debido a que se trata de un alimento de origen animal y también ofrece purinas que en nuestro organismo culminan originando ácido úrico.
Dependiendo del origen del mejillón, es decir, del mar donde habita, este alimento puede tener cantidades moderadas de metales pesados que en grandes proporciones resultan perjudiciales para el organismo. Entre ellos, plomo, arsénico, mercurio y cadmio como señala una investigación publicada en 2013.
Beneficios del mejillón
El mejillón es una gran fuente de proteínas de calidad con pocas calorías y resulta un alimento saciante para el organismo, razón por la cual puede ser de ayuda en dietas para perder peso.
Asimismo, por su riqueza en hierro, vitamina B12 y ácido fólico, el mejillón es un ingrediente recomendado en dietas que buscan prevenir o revertir anemias nutricionales que pueden estar originadas por déficit de dichos nutrientes.
Por otro lado, pueden ser una buena fuente de calcio para quienes no consumen lácteos, ya que en 100 gramos de mejillones encontramos 80 mg del mineral.
La ingesta de mejillones además, puede incrementar las concentraciones de nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente. Por ejemplo, eleva los niveles de selenio y sus niveles apropiados se asocian a un efecto antiinflamatorio, mejores defensas, prevención de enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades metabólicas como señala un estudio publicado en la revista Nutrients.
A pesar de todos estos beneficios, es importante considerar que una ingesta muy elevada de mejillón es desaconsejada cuando se tiene ácido úrico alto en sangre debido a su contenido en purinas, así como también a causa de su posible contenido en metales tóxicos que podrían llegar en apreciables cantidades al organismo.
Cómo usar mejillones en la cocina
Los mejillones son un ingrediente de noble calidad pero que debe consumirse cuando se encuentran lo más fresco posible. Para ello, es fundamental que huelan a mar y que la concha esté cerrada o se cierre al darles un pequeño golpecito, ya que indica que aun se encuentra vivo.
Una vez que tenemos un producto fresco en nuestras manos es fundamental limpiarlos bien lavándolos bajo el agua del grifo y retirando las barbas del mejillón con ayuda de una tijera como nos muestran en Directo al Paladar.
No necesitan gran tiempo de cocción sino que en cinco a siete minutos estarán listos para consumirse o cuando las conchas estén abiertas. Podemos incluirlos en una crema, una ensalada, incorporarlos a un arroz cremoso, o bien, elaborarlos con salsa bechamel, con salsa de tomate picante o en escabeche.
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