1999 fue increíble. ‘La momia‘ y ‘Matrix‘ fueron amores de verano de un año que también nos dejó ‘El club de la lucha‘, ‘El sexto sentido‘, ‘El proyecto de la bruja de Blair‘ o ‘Eyes Wide Shut‘, títulos que formaron parte de una cosecha que ahora miramos con añoranza. De todas ellas, la película de las Wachowski sigue siendo tan relevante que ahora vuelve a las salas de cine justo antes del estreno de la esperada cuarta entrega, ‘Matrix Resurrections‘.
El año del descubrimiento
La primera película de Lana y Lilly Wachowski, la sensacional ‘Lazos ardientes‘, tuvo una acogida crítica sensacional y funcionó a las mil maravillas en los circuitos de alquiler mientras gestaba su actual estatus de culto. Aquel thriller, protagonizado por dos mujeres fatales sensacionales (Gina Gershon y Jennifer Tilly), ya demostraba que las cineastas tenían muy claro cómo moverse en un decorado, jugar con la cámara y mostrar una fluidez impresionante a la hora de contar una historia.
Lo que sucedió después es que regresaron a los cines con la última cima de la ciencia ficción del siglo pasado. Y es que ‘Matrix’ ya tiene más de 20 años y sigue siendo absolutamente relevante. Universal, moderna, completamente opuesta a la gran mayoría de títulos de consumo rápido de aquel verano (o década, o siglo), con ganas de trascender y, lo más importante, razones de sobra para logarlo.
Aunque las modas durante estas dos décadas no hayan dejado de ¿evolucionar? o la tecnología haya ido dando pasos de gigante, ‘Matrix’ sigue siendo un misterio y un trabajo fascinante que todavía hoy no se ha descifrado del todo. Como si la parte del planeta que aún está interesada en esta odisea ciberpunk abandonase su análisis por agotamiento cada cierto número de años para volver a intentarlo después de oxigenar la mente durante un tiempo. Algo que ahora estamos haciendo otra vez ante la inminente llegada de la súper esperada ‘Matrix Resurrections’, el último gran acontecimiento cinematográfico del año, de la década o del siglo.
Se decía, seguramente con razón, que en los pasillos de Warner Bros se conocía el proyecto como «esa película que nadie entiende». ¿Era una historia sobre un mundo paralelo? ¿Sobre una sociedad que permite que los humanos se despierten para luchar contra el dominio de las máquinas que nos obligan a vivir en una simulación? ¿Es de hackers? ¿De kung-fu? Sea lo que sea, lo que está claro es que la película despertó a muchos, o al menos perturbó el sueño de una gran, inmensa, parte del planeta. Como las grandes obras de género de la historia de la humanidad, es una película que trasciende. A ese nivel tal vez los ‘12 monos‘ de Terry Gilliam sea la única que puede aguantarle la mirada.
Keanu Reeves, uno de los favoritos del público por su carisma y sus buenas elecciones (‘Le llaman Bodhi‘, ‘Speed‘, ‘Drácula de Bram Stoker‘), se convirtió definitivamente en un icono gracias a ese Neo que será recordado para la posteridad. A su lado, un reparto de grandes actores y personajes memorables. Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss, Joe Pantoliano o Hugo Weaving siempre estuvieron a la altura de las circunstancias.
Pero por encima de todo, lo que hizo enorme a la película, lo que la convirtió en un clásico instantáneo, es el sello autoral de dos cineastas sin límites. Lo más alucinante de todo es que las Wachowski aún darían un par de pasos más en lo relativo a contar historias estructuradas a tantos niveles de genialidad visual y derroche de imaginación en su obra maestra absoluta, ‘Speed Racer‘.
Parece sencillo, pero ‘Matrix’ no solo fue una revolución en la ciencia ficción: también renovó el cine de acción norteamericano. Argumental, formal y, sobre todo, estéticamente. Trajes ajustados, gafas oscuras y un total conocimiento de las artes marciales heredadas de las viejas películas de kung fu. Para ello, Keanu Reeves se tiró más de medio año entrenando a fondo, algo que no era tan habitual entonces pero que a posteriori se ha convertido casi en una obligación.
¿Y qué me decís de los planos ralentizados para esquivar munición? El tiempo bala es sin duda el «movimiento» cinematográfico más emblemático de los 30 años. Principalmente porque llegó antes del cine digital y permitió al espectador apreciar con todo lujo de detalles el peligro y el espacio circundante de una forma mucho más elaborada. Sí, también reinventaron la cámara lenta. Quiero decir, lo normal es que sea el cine el que adapte el lenguaje del videojuego, pero es que ‘Max Payne’ salió dos años después.
«Nos encantan las películas de acción, las armas y el kung fu» aseguraban, las Wachowski en una entrevista durante la promoción de la película en 1999. «Pero ya hemos tenido suficientes películas de acción producidas en masa y vacías de todo contenido intelectual. Nos propusimos poner tantas ideas como pudimos en esta película«. Misión cumplida, colegas.
Las Wachowski no se limitaron a jugar con los códigos existentes. Los transgreden, los reinventan, ofreciendo una película profundamente influyente desde cualquier ángulo. A nivel cinematográfico, como he intentando explicar más arriba, pero también a nivel musical, filosófico y palomitero. Me temo que es casi imposible volver a ese nivel, pero me valdría con que la cuarta entrega se aproxime.