El programa nueve o la semifinal de Master de la Reforma 9 nos trajo algunas novedades al formato habitual y sobre todo, grandes colaboradores.
A un programa de acabar, los ocho concursantes recibieron en la segunda prueba la emocionante visita de algunos familiares -e incluso el perro de Aléx que se quedó impactado al ver que -«se ha olvidado de mi» y que nos regaló grandes momentos-, y también en la prueba dos, uno de los interioristas más importantes del país, Lorenzo Castillo se convirtió en el mismísimo cliente, al que tuvieron que reformar/ rehabilitar un antiguo cobertizo o garaje como casita de invitados.
PRUEBA DE HABILIDAD
La primera prueba entre las cuatro pareja semifinalistas -os recordamos los jóvenes y alegres Noemí y Alex, los gemelos Albert e Iván; los arquitectos Antonio y Elisa; y José e Iratxe se enfrentan a una pared con gotelé para alisar, y pintar.
Esta vez, la técnica para eliminar el gotele será cubrirlo con dos capas de enfoscado para luego pintarla. Una técnica más sencilla que el tradicional lijar hasta alisar y que tiene más sentido cuando el tiempo apremia.
La técnica según detalla Carolina además implica «lijar menos por lo que se genera menos polvo» una gran ventaja.
El reto de prueba es lograr un buen acabado y conseguir un secado más o menos rápido para lo cual contaban con ventiladores.
Sorprendentemente ganan Alex y Noemí, incluso a los gemelos, porque los primeros han coseguido el mejor alisado.
SEGUNDA PRUEBA
Así las cosas, entre ellos deciden que Noemí sea la jefa de obra para la segunda prueba y elijen como pareja a Antonio y Elisa (claramente deciden con el corazón a la pareja amiga frente a una pareja fuerte).
El equipo azul queda formado por Elisa, Antonio, Alex y Noemí (jefa de obra) y el equipo verde lo formaban los gemelos y Jose e Iratxe.
En esta ocasión, la prueba consiste en transformar y rehabilitar para Lorenzo Castillo, uno de los mejores interioristas y anticuarios del país, una caseta de garaje en una casita de invitados a su gusto. Esto es, empapelado de arriba abajo, (techo incluido) y eligiendo entre los muebles y accesorios piezas antiguas (que se encontraban entre mobiliario nuevo).
En el exterior, tienen las indicaciones de un reconocido paisajista que les da las pautas de las necesidades del espacio en donde tienen que recuperar puertas y ventanas, crear una terraza y hacer un sendero con plantas.
En esta ocasión de la prueba de eliminación solo se librará una pareja por lo que los jueces dejan bien claro que valorarían el trabajo por parejas.
En la pareja verde empiezan los conflictos. Los gemelos quieren aprovechar la circunstancia para repartir tareas por separado y asegurarse su lugar en la final, pero esto genera un conflicto con Iratxe.
Además también Ivan y Alberto discuten ¿por un palo para la pintura? de forma un tanto desagradable. Los trabajos como era previsible, van mejor fuera que dentro, donde el alicatado de la bañera se les atraganta (en parte al tipo de azulejo natural e irregular) que hace perder mucho tiempo a Naomí (llega a levantarlo dos veces ante las indicaciones de Carolina), a pesar de lo cual el resultado fue nefasto y además no llegaron a acabar este trabajo.
Solo fueron alabados por el empapelado, y por la buena elección de los muebles. Según Alex (el que los eligió) uno de los criterios para hacerlo fue el peso de las piezas.
Fuera el resultado fue muy bueno con la bonita terraza de tarima, el camino con plantas bien colocadas y la buena elección en el color de las ventanas y puertas.
El resultado del interior fue este.
Lógicamente, el equipo azul al completo fue a la prueba de expulsión y el jurado eligió a los gemelos como primeros finalistas para la final (se libraron de la prueba de expulsión por su buen trabajo)
LA PRUEBA DE EXPULSIÓN
Una dicharachera Bibi Andersen fue la invitada de ayer. En esta ocasión los tres contenedores tenían que representar tres espacios exteriores distintos.
Una terraza urbana (con vistas a los tejados de Paris) de la que se encargaron Jose e Iratxe; un patio andaluz para los sevillanos Antonio y Elisa y una terraza en una casa en el campo para Noemí y Alex.
EL jurado pidió que se diseñara en base a un boceto y metieron un poco de «caña» a Jose e Iratxe pidiéndoles más trabajo de obra y no solo decorativo (no dejes la pared en blanco pedía Tomás Alia).
A los demás pocas indicaciones y el resultado desigual. La prueba final resultó muy estresante para Iratxe y José, este último se vio muy alterado con los comentarios que le desentabilizaron perdiendo confianza.
Noemí y Alex trabajaron bien. Su espacio contaba con un espectacular jardín vertical (llevar lo de fuera dentro) ,y eligieron muebles y materiales muy apropiados.
En mi opinión el gran despropósito fue el de Antonio y Elisa que optaron por un suelo y zócalo a media altura en gris ¿gris? ¿un patio andaluz? con una pequeña cenefa de baldosas estilo hidráulica. El jurado durante la ejecución iba pidiéndoles más color, pero al final no consiguieron tanto gris. Lo más escuchado en relación a su espacio fue «el patio de un tanatorio».
La terraza urbana de Jose e Iratxe apostó por todo al negro lo que el jurado criticó duramente porque además es un estilo que ya les han visto. Parece que José siempre lo lleva todo a su terreno. A pesar de eso, Bibiana reconoció que era el espacio que más les gustó, pero José e Iratxe estuvieron en la cuerda floja.
Ganaron merecidamente Alex y Noemí que van a la final, una pareja que además de buen rollo, han tenido una progresión espectacular trabajado duros y además Alex tiene ojo para elegir piezas.
Finalmente el jurado expulsó a Antonio y Elisa (en mi opinión merecidamente) pero se fueron con premio porque Tomás Alía le ofreció trabajo a Antonio en su estudio.
Así que las lágrimas, también fueron de alegría.