Hace casi 30 años abrió un negocio el cual hoy en día es muy querido por muchos vecinos. Estamos hablando del almacén «Leandro», el cual es atendido por una persona muy reconocida de barrio Consolata, Marisel Collino.
Marisel empezó la proveeduría junto a su familia y en base a mucho trabajo y esfuerzo, pudieron conseguir una clientela muy pero muy fiel. «Es un emprendimiento familiar que lo decidimos para tener nuevos ingresos, lo empezamos con muy poquito a unas cuadras de aquí», manifestó.
«Empezamos a vender cada día más, por lo que decidimos trasladarnos donde hoy estamos ubicados, hace 25 años que estamos en este lugar. En enero se van a cumplir 30 años desde que empezó el negocio», agregó la comerciante.
Marisel es una almacenera de la vieja escuela, de las que no necesitan calculadora para cobrar, los cálculos los hace con un papel para envolver fiambre y una lapicera. Si te falta un poco de plata, no pasa nada, ella te da lo que compraste y siempre remarca: «total me lo pagas después, no nos vamos a hacer problema por un poco de plata más o un poco de plata menos». Esos gestos no se ven en muchos lados.
El significado del negocio
A raíz de dicha pregunta, la comerciante explicó: «El negocio significa mucho para mi vida, lo más importante es que coseche muchos amigos, es algo que me emociona mucho, la gente que me conoce sabe como soy, aquí se criaron mis hijos, hemos crecido económicamente, se lograron muchas cosas buenas».
«Es algo que te quita por un lado y te quita por el otro, por el hecho de que tantas horas está abierto, uno deja muchas cosas de lado. De igual manera, siempre tratamos de hacer todo, nunca nos perdimos un aniversario o alguna fecha importante», añadió Marisel.
Los clientes

Collino definió a los clientes como una parte muy importante y fundamental del negocio. «Los clientes son todo, si ellos siguen comprando, nosotros seguimos estando. Se puede decir que hay dos clases de clientes, los del barrio y los de paso, tenemos mucha clientela que viene de la terminal y nos compra mucho», señaló.
A su vez, declaró: «Muchas personas que vienen a comprar ya son parte de la familia, muchas clientas las considero hermanas, incluso hay dos personas que las rotulé como mis mamás, una ya no está, que es Irma Racca y la otra que sigue estando, que es Ana Casermeiro, ellas dos son muy grandes para mí».
«También tengo 6 o 7 amigas que no las quiero nombrar porque me pongo a llorar porque saben quienes son», añadió.
Por otra parte, Marisel brindó un mensaje para todos sus amigos y clientes. «A los clientes les tengo un agradecimiento y un respeto enorme, gracias a ellos, el negocio sigue existiendo, en este momento es mi medio de vida», indicó.
«Muchas gracias por acompañarme, muchos quieren a mis hijos, muchos los vieron crecer, agradecer a ellos porque todo lo que tengo es gracias a ellos. Es un barrio en donde hay mucho compañerismo impresionante, no se ve en muchos lados, también agradecer a los proveedores, que son muy importantes. Si Dios nos da vida y salud, seguiremos estando por mucho tiempo más», concluyó.






































