No es el primer artículo que trata el tema de las vacaciones, ni será el último porque parece mentira que un derecho por el que se luchó, se haya esfumado de una manera tan sutil para algunos gremios. Sobre todo, cuando llega agosto. Y si eres autónomo, mejor no hablar. Los clientes desaparecen y los ingresos o pagos atrasados permanecen en el olvido.
¿Cómo sobrevivir literalmente durante un mes sin apenas ingresos y viendo cómo todo son imágenes de playas, gente atestando los aeropuertos y a ti no te llega ni para un granizado? Con humor y quizás olvidando eso de que ser tu propio jefe es lo mejor. No. No lo es en la mayoría de los casos. Pero vayamos con el manual de supervivencia, ya que si no hay dinero sólo nos queda el humor.
Ver a tu cliente en las redes sociales tomando el sol pero sin pagar
Hay una canción de Siniestro Total que repetía el estribillo: «Diga que le debo», por lo visto en el mes de agosto, ni se come, ni se puede caer enfermo ni te pagan. Así de crudo y así de claro.
Es en ese instante, cuando el trabajador que ha cumplido con su trabajo, abre los ojos como platos al observar a su cliente en una tumbona o mostrando fotos de la comida que se va a meter ente pecho y espalda. Y tú pensándote si tomarte un helado o mejor beber agua fresca que es más económico.
¿En agosto no se come, no se pagan facturas? El autónomo por lo visto, no
De hecho, la frase más repetida este año es «me cojo una semana de vacaciones». ¿Eso es descansar? No. Eso es un fin de semana largo, como mucho. Por lo tanto, ¿cómo disfrutar de tu merecido descanso si los pagos no llegan y andas agobiado?
Puedes dar un paseo por un centro comercial (el aire acondicionado es gratis) y dejar pasar las horas. Ir a la playa, si vives en una ciudad donde haya, y tomar la brisa si es que la hay porque la ola de calor aprieta este verano.
Ser previsor y ahorrar la próxima vez antes de que llegue agosto
Mejor no extenderse en este punto porque los calores pueden aumentar y no precisamente por tener 35 grados en tu lugar de trabajo (tienda, casa, local…)
Pero sí sería recomendable, la próxima vez que un cliente exija una entrega, si estamos en pleno mes de septiembre, hacerle ‘sufrir’ un poco. Que sepa lo que significa esperar. Porque ahí radican la mayoría de los problemas: ser buen trabajador, cumplidor y que la otra parte se acostumbre.
Cumplir con lo que te piden no significa que vivas de lo que respiras. Si a ti te gusta recibir a tiempo un proyecto, a la otra parte también le gusta cobrar. ¿O no hablamos de gustos? No. Hablamos de justicia. De lógica.
Nadie te obliga a ser autónomo, tú tienes la culpa
Podría ser un argumento válido, pero en estos tiempos no. Aunque dado que se pasa mal y hay más pagos que beneficios, quizás sea hora de colgar los hábitos y trabajar para una empresa, sólo una.
Ofrecer todo tu talento a una carta. Al fin y al cabo, sabes que poco o mucho a fin de mes o a principios recibirás un sueldo y no tendrás que ir detrás de nadie, (con el calor que hace) para recordarle que se le olvidó pagar.
El verano es un universo paralelo
El año pasado te fuiste de vacaciones cuatro días. ¿De qué te quejas? Mira esas fotos y piensa que fuiste muy feliz. A veces, la falta de ambición o el conformarse con poco, es la excusa excelente para el cliente que no paga.
Y para el que no cobra, la única manera de sobrevivir en ese contexto, donde los números rojos se aproximan y contempla con el corazón agitado que no le llega. No todos los autónomos o freelances pueden pedir ayuda a familiares o amigos, y menos en temas económicos.
Como último consejo en este triste manual de supervivencia para no decaer en el mes de agosto si eres autónomo o freelance y se olvidaron de pagarte.
Sólo queda darle vueltas a la idea de confiar en una empresa y no importa que tengas el título de abogado o de veterinario en la pared, tú lo que quieres es hacerte una foto en la playa y tomarte un helado porque cada vez se pone más difícil si sigues trabajando por tu cuenta. Ánimo y tal vez septiembre sea época de cambios, no sólo de venta de colecciones inútiles y de la vuelta al cole.
Imagen|Pixabay