William Lustig desapareció unos años tras el estreno de ‘Vigilante’, película que terminó recaudando algo más de 5 millones de dólares en terreno norteamericano, nada mal para una película que a buen seguro costó muchísimo menos. Con las energías renovadas y un guión y producción de su colega Larry Cohen, Lustig volvía en 1988 con ‘Maniac Cop‘, todo un clásico de los 80.
El policía que no quería morir
Con un reparto de campanillas ochenteras formado por Tom Atkins, Bruce Campbell, Laurene Landon, Richard Roundtree y Robert Z’Dar, (o el cameo de Jake LaMotta) ‘Maniac Cop’ contó con un millón de dólares de presupuesto y las ganas habituales de su guionista y director de meter el dedo en la llaga de la manera más explícita posible. Para ello, nada mejor que dar el papel de Matt Cordell, el policía maníaco, al gran Robert Z’Dar.
PIVOT
El actor fue cantante, teclista y guitarrista de Nova Express, banda de Chicago que llegó a actuar como telonera de Jefferson Airplane, The Who o The Electric Prunes. Para redondear el currículum más ecléctico posible, Z’Dar también ejerció como oficial de policía en Chicago y de bailarín de Chippendales. Su presencia física tuvo era idónea para el papel de un policía ejemplar con asuntos pendientes post mortem. Su relevancia como asesino en serie, sin estar a la altura de otras figuras icónicas contemporáneas, merece estar entre los más grandes.
Quien nunca estuvo muy satisfecho con su implicación en la película fue la estrella de ‘Posesión infernal‘. Bruce Campbell ha insistido siempre en que esto no era más que un trabajo alimenticio y en la poca calidad de la película. Sorprende todavía hoy que alguien con la carrera de Campbell reniegue de una de las películas más frescas en las que se ha visto involucrado fuera de su zona de confort con Sam Raimi. Puede que su personaje, un antihéroe especialmente cabrón y miserable, tenga algo que ver con el odio de la estrella hacia una película muy por encima de casi todas las cosas por las que suele andar metido. Eso sí: participa en el audiocomentario del bluray, así que tan mala no será, ¿eh, Bruce?
Hablando del director de ‘Darkman‘, para filmar el desfile del Día de San Patricio de la película se contrataron tres cámaras antes de que comenzara la producción. Raimi filmó algunas de las imágenes, que se mostraron a los inversores para asegurar el dinero necesario para hacer la película. Además también podremos ver a un muy coqueto Raimi como presentador de informativos a pie de calle, en pleno desfile.
El tridente infernal formado por Glickenhaus (productor y director de la no menos mítica ‘El Exterminador’), Cohen y Lustig (que vuelve a ser gerente de hotel), cocido en la misma cocina del infierno, pone en bandeja al director un vehículo ideal para sus planificaciones entre hoteles de mala muerte y callejones apretados alrededor de las desaparecidas torres guía de la ciudad.
‘Maniac Cop’ es un slasher muy divertido y muy venenoso que, por desgracia, siempre tendrá una importante carga de vigencia.
Una ciudadanía aterrada ante oficiales de policía maníacos que se siente más segura disparando a las cabezas de los funcionarios del orden que obedeciendo sus órdenes. Genio. Visionario.
El día después
A pesar de su escasa duración, la secuela ‘Maniac Cop 2’ no tiene reparos en arrancar repitiendo el clímax de la película original. Dos años después volvían al día siguiente. Cohen & Lustig regresaban con su ‘Mad Max 2‘, su ‘Evil Dead 2′ y, de algún modo, su ‘Terminator 2‘. Una secuela/remake mejorada, hipervitaminada, de poderoso empaque y con un par de ideas de guión fabulosas. Algún día, con tiempo, sería bonito recopilar todos los hoteles de mierda que aparecen en el cine de Lustig. Seguramente alguna de sus ideas más jodidas salió de una de esas habitaciones.
Pero aquí solo hay buenas ideas. Ideas que podrían hacer palidecer a cineastas de la talla de James Cameron. Porque la puesta en escena de Lustig deja cuadros memorables. Ese diabólico Cordell, ya transformado en bestia, devolviendo las balas a los agentes de las prácticas de tiro o el asalto a la comisaría es mucho más que simple cine de acción de serie b: es cine de muchos quilates.
Pero no solo se repetirá el clímax de la primera parte. La secuencia de la cárcel, una horrible pesadilla que casi podemos palmar, regresa para volver a incomodar al espectador. Pero no lo hace porque sí. El clímax de ‘Maniac Cop’ tiene lugar en el lugar donde se creó al monstruo. Cordell continúa con su venganza contra el sistema que le convirtió en lo que es, pero también necesita poner las cosas en su sitio en las duchas que le vieron (no) morir.
No es que yo tenga claro que estamos ante la mejor película de su director. Es que el propio Lustig está seguro de ello: «Considero a ‘Maniac Cop 2’ como mi mejor película. Fue la película en la que sentí cómo mi equipo y yo estábamos haciendo algo a toda máquina. Y creo que hicimos una serie b excelente«.
Para terminar de redondear la gran faena que es esta secuela, el guión también ofrece geniales destellos de brillantez con la subtrama del estrangulador, donde Leo Rossi roba la función con esa especie de mini-Frankenstein que protagoniza junto al monstruo triste. Rossi, que después bordará su papel en la sensacional ‘Fuera de sí, sin descanso‘, se quedó con un papel que iba a ser para Joe Spinell. Lamentablemente la estrella de ‘Maniac‘ falleció antes del rodaje de una película dedicada a su memoria.
‘Maniac Cop 2’ es una excelente secuela que demostraba que no todas las segundas partes son malas: algunas son incluso mucho mejores. Robert Davi se quedaba con el puesto de héroe detectivesco de sombrero y abrigo haciendo olvidar a los buenos tipos, si es que había alguno, de la primera parte.
Magia negra
Dirigida por Alan Smithee. Eso te puede dar una idea de lo que hay detrás de la caótica producción de la última entrega de la saga. Cohen y Lustig tenían un guión escrito donde un detective negro investigaba unos asesinatos en un hospital de Harlem. Con la producción en marcha, los inversores internacionales que resultarían indispensables para terminar la película decidieron que el protagonista debía ser el de la anterior entrega. Robert Davi o no había película.
Así, Lustig se encontró con un guión que no tenía sentido. Larry Cohen se negó a reescribir el guión a menos que le pagaran por el trabajo adicional, pero los productores se negaron a hacerlo. Como resultado, el director tuvo que improvisar y quitar escenas del guión, llegando a un punto en el que se filmaron todas las escenas que podían rodar y se desecharon las demás. El resultado era un corte de 51 minutos. Con Lustig y Cohen fuera, la película se completó con Joel Soisson en la silla de director. Supongo que las tomas com Ted Raimi como presentador de informativos y de Robert Forster siempre dispuesto a ser un cretino estarán rodadas bajo las órdenes de Lustig.
A pesar del caos, ‘Maniac Cop 3’ es una divertida explotación vudú del mito original con unas muy acentuadas formas prometeicas. Si ya en la segunda entrega se intuían esas maneras frankenstianas con la relación entre Cordell y el psicópata interpretado por Leo Rossi, esos reflejos avanzan un paso más hasta el punto de buscar una novia para el súper policía loco.
De alguna manera había que terminar la película, claro. El resultado es, lógicamente, la menos personal de las tres, pero ese aire de cutrez loca momentánea y el cambio de registro hacen de ‘Maniac Cop 3’ un complemento ideal para una noche grindhouse que, además, incluye un par de secuencias antológicas.
La pesadillesca boda de la agente de la agente de policía que arranca la trama, donde los invitados y la fotografía convierten la escena en una experiencia asfixiante, o la persecución final, con un villano envuelto en llamas a toda velocidad por la autopista, engrandecen una película mucho más pequeña y problemática de lo que parece a simple vista.