¿Te pensabas que los riñones verticales del nuevo BMW Serie 4 eran una invención de ahora? Pues va a ser que no. BMW lleva valorando esta opción desde hace más de 20 años.
BMW Classic ha desvelado un curiosísimo prototipo desconocido hasta la fecha. Su nombre es BMW ZBF 7er y pretendía ser un adelanto del mejor BMW Serie 7 de la historia, pero también un giro en el diseño general de la marca con un cambio radical de parrilla.
BMW ZBF 7er: el buque insignia que se quedó en el tintero
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Realmente no conocemos ni la mitad de lo que las marcas traman de puertas hacia dentro. Todas las compañías se dedican a elaborar bocetos, diseños, maquetas y en última instancia prototipos que en muchas ocasiones nunca llegan a ver la luz como la batería de deportivos (y otros segmentos) nonatos de Porsche.
Cuando corría la década de los 90 las marcas aún no tenían tantos recursos digitales, así que fue una época gloriosa entre supercoches deportivos, modelos de gran lujo y prototipos reales. En este escenario apareció de puertas para dentro en Múnich el BMW ZBF 7er.
Era una propuesta para mejorar el buque insignia de la marca alemana. El Serie 7 era la referencia dentro del catálogo de la hélice pero había que dar un golpe de timón y así Joji Nagashima se puso manos a la obra.
Después de haber creado los Serie 3 E36, Serie 5 E39 o Z3 se atrevió a reinterpretar a la berlina grande de lujo de BMW. El resultado fue el ZBF 7er, con ZBF es el acrónimo de «futura familia de BMW» en referencia al que podría ser el primero de una nueva familia de diseños.
Partiendo de los precisos bocetos de Nagashima se realizó un modelo de arcilla sobre el que se un carrocero especialista italiano no revelado elaboró a mano en aluminio la extremadamente sobria silueta del prototipo.
La configuración de estilo minimalista tenía guiños clásicos combinados con nervios muy marcados sobre el capó, las inserciones de los laterales con el logotipo de la marca y un frontal que nos manda de vuelta a la actualidad. La parte delantera estaba presidida por los típicos riñones de BMW pero en disposición vertical.
Vale, si, la apuesta era relativamente conservadora porque aún dejaban espacio para colocar la matrícula por debajo y no eran muy exagerados, pero el cambio con respecto al resto de la familia por aquel entonces era extremadamente llamativo.
Como curiosidad Nagashima diseñó el prototipo para calzarlo con llantas de 20 pulgadas, pero en aquella época no existían de más de 19 pulgadas. Hubo que encargar cuatro llantas especialmente realizadas para este prototipo y calzadas con neumáticos Dunlop que el propio Nagashima se encargó de diseñar.
Paragolpes con escapes integrados, manetas retráctiles o cámaras en lugar de retrovisores han sido algunos avances que no hemos visto en la producción hasta muchos años después.
En el interior más de lo mismo porque recurría a un habitáculo con pantalla de infoentretenimiento, inserciones de madera y metal, mesa plegable, cuadro de mandos panorámico, ordenadores portátiles integrados en los respaldos de los asientos delanteros o un mando giratorio en la consola que bien podría ser el padre de los mandos iDrive actuales.
Lo que no se sabe es qué hay bajo el enorme capó delantero, aunque Nagashima asegura que se trata de un prototipo completamente funcional que podría conducirse en carretera abiera. Por desgracia eso nunca ha pasado ni seguramente vaya a pasar.
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