No es fácil hablar sobre porno con nuestros hijos, pero es una conversación que no podemos ni debemos evitar, y más teniendo en cuenta que los niños ven porno cada vez antes, en gran parte debido a su fácil acceso. A veces lo buscan ellos por curiosidad y otras, no es que ellos lo busquen, sino que les aparece al usar apps o juegos en línea.
En un informe de Save the Children del 2020 sobre pornografía y adolescencia encontraron que el 62,5% de los adolescentes encuestados, de entre 13 y 17 años, había visto pornografía alguna vez en su vida.
Concretamente, el 53,8% de los encuestados reconocía haber accedido por primera vez a la pornografía antes de los 13 años, y un 8,7%, antes de los 10 años. La edad media es de 12 años.
Por su parte, la Fundación FAD Juventud también aporta cifras sobre el tema, y afirma que casi siete de cada diez adolescentes de 13 a 17 años consume porno de manera frecuente. Según FAD, los adolescentes acceden al porno por primera vez entre los 8 y los 12 años.
El 62,5% de los adolescentes de entre 13 y 17 años ha visto pornografía alguna vez en su vida, y el 8,7 % reconoce haber accedido por primera vez a ella antes de los 10 años.
Un porno violento y machista
El informe de Save the Children también muestra que los adolescentes miran porno fundamentalmente en la intimidad, desde el móvil, y que consumen contenidos gratuitos en los que el 88% de las escenas son escenas agresivas o violentas.
Además, según datos extraídos de The Light Project, el 94% de esa violencia está dirigida hacia la mujer, y el 95% de ellas da a entender que a ellas les gusta ser tratadas así.
Su única fuente de información sobre sexualidad
Por otro lado, y según FAD, el 30% de los adolescentes reconoce que el porno es su única fuente de información sobre sexualidad, y más de la mitad, que la pornografía online les da ideas para sus propias experiencias sexuales.
El 30% de los adolescentes reconoce que el porno es su única fuente de información sobre sexualidad.
¿Y qué ocurre con los padres? Nueve de cada diez padres y madres ignoran que sus hijos e hijas consumen pornografía. Por todo esto, y para evitar que el porno sea fuente de educación sexual para ellos, es tan importante hablar sobre este tema con nuestros hijos, de forma abierta. Pero, ¿cómo lo hacemos?
Cómo tener esta conversación de pornografía con tu hijo
1. Pensar bien qué queremos transmitir con esta conversación
Antes de nada, es importante prepararnos un poco, preguntarnos cuál es nuestro propósito con esta conversación, o qué mensaje queremos transmitir.
Por ejemplo, transmitirle la idea de que el porno es ficción, de que el sexo real jamás debe ser violento o no consentido, preguntarle si él consume, mostrar nuestra disponibilidad para resolver sus dudas…
Tener claro nuestro propósito puede ayudarnos a enfocar el tema. Incluso, puede ayudarnos el hecho de apuntar en un papel las tres o cuatro ideas principales que queremos transmitir sí o sí con la conversación.
2. Hablar mientras hacéis algo juntos
¿Cuándo hablar sobre el tema? Tener esta conversación mientras estáis haciendo algo (por ejemplo, viajando en coche, cocinando, ordenando cosas de la casa juntos…) puede ayudar a que ellos la sientan como menos amenazante, porque en esta situación no tenéis por qué miraros directamente a lo ojos (algo que puede generarle vergüenza, en una conversación de este tipo).
Y esto reducirá tensiones y resistencias en ellos, y hará que podáis enfocar el tema de forma más «espontánea» o natural (aunque sí hayamos planificado un poco la conversación).
3. Enfocarlo de forma natural
Así, lo ideal es plantear la conversación de forma natural, evitando que parezca que es un tema «malo», un tema por el que avergonzarse o un tema tabú.
Debemos mostrarnos seguros al hablar, pero también es importante ser auténtico y honesto, y expresarlo; por ejemplo, podemos empezar con «quizás te parezca extraño que te hable de esto, pero creo que como padre/madre e hijo hemos de tener esta conversación«, o «quizás no es cómodo para ti que te hable sobre esto, pero me gustaría plantearte un tema».
4. Hacer preguntas y resolver dudas
No es necesario preguntarle directamente a nuestro hijo si ha visto porno alguna vez, pero sí podemos preguntarle si siente curiosidad por este tema, si tiene dudas al respecto… es una forma de empezar.
Aunque, si vemos que se muestra tímido a la hora de hablar de esto, podemos llevar nosotros la iniciativa de la conversación, pero sin ser demasiado invasivos.
5. Normalizar tener curiosidad sobre el sexo
También debemos normalizar (y expresarlo oralmente) que sientan curiosidad sobre el sexo. Incluso, podemos mencionar que nosotros, a su edad, también la teníamos. Que no tienen por qué avergonzarse por ello, ni sentirse mal.
En este punto también es importante explicarles que si alguna vez se han sentido excitados por la pornografía, eso no significa que sean malas personas. Restarles todo tipo de culpa que puedan sentir.
6. Recordar: el porno es ficción
Por otro lado, conviene explicarles que el porno está diseñado para hacer que las personas se sientan excitadas, pero que es una actuación, que son actores los que actúan (válgase la redundancia). Al fin y al cabo es una película; y esto debemos remarcarlo, que no es lo mismo que el sexo entre adultos reales que lo consienten.
7. Ser críticos con la violencia
Otro punto a abordar y no menos importante, es el de la violencia en el porno. Explicarles que la violencia (sobre todo, hacia las mujeres) en el porno no es normal, aunque aparezca casi siempre en sus escenas.
Y por ello, es importante que no usen el porno como vía de aprendizaje de la sexualidad, que diferencien muy bien la realidad de la ficción. Y sobre todo, que no normalicen la violencia en el sexo ni en sus relaciones interpersonales. Que sean críticos con esto.
8. Ayudarles a ajustar sus expectativas
Se trata que entiendan lo que es realmente el porno y de que puedan ajustar sus expectativas sobre lo que esperan del sexo, para que sean mínimamente realistas.
Que tengan claro que el porno no representa la vida real, que es una fantasía, y que lo que ellos vivirán en su sexualidad no tiene nada que ver con esto -por suerte-. Confundir la fantasía con la realidad puede ser peligroso, por eso debemos informarles adecuadamente.
En definitiva, debe quedar clara la función del porno (entretener, generar excitación, etc.)., pero nunca debería ser un ideal al que ellos aspiren.
9. No hay prisa
Por otro lado, debemos animarles a que no tengan prisa para vivir su sexualidad como ellos desean; tienen toda la vida para hacerlo, pero deben preguntar y buscar información sobre educación sexual en sitios adecuados, nunca en el porno.
10. Mostrarnos disponibles
Al terminar la conversación, puede ser positivo agradecerles ese tiempo de escucha y mostrarnos disponibles para otra futura conversación. Una forma de acabar puede ser; «quizás te ha parecido extraño hablar de este tema, pero era importante hacerlo. Puedes preguntarme siempre sobre el tema si tienes dudas, intentaré ayudarte en lo que pueda».
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