Cuando abrimos un negocio una de las cosas que buscamos son clientes. Para ello la ubicación es clave. Lo saben muy bien las franquicias, donde uno de los requisitos fundamentales para abrir una es disponer de un local en una de las calles comerciales más visitadas de la ciudad. Algo similar ocurre con los centros comerciales. Y es un problema puesto que los modelos de negocio que más sufren son los que apuestan por la masificación.
Básicamente por dos motivos. El primero de ellos es el alto alquiler que tienen que pagar. Los espacios son limitados y todos quieren estar en un lugar donde saben que miles de turistas, de cruceristas, de gente paseando o de compras va al menos a pasar por delante de nuestro establecimiento. Y esto tiene un coste y los arrendadores lo saben. El beneficio es muy alto, pero también el alquiler. Y sin clientes no se puede pagar. Ahora mismo son solo almacenes de producto.
Lo mismo ocurre con los locales ubicados en los grandes centros comerciales. Altos alquileres, sometidos a las reglas del propio centro y serán los últimos en abrir. Más problemas todavía. En este sentido, su ventaja competitiva, la ubicación, se convierte ahora en su enemigo.
Otro ejemplo sería el bar que ha establecido como modelo de negocio los menús para la gente que trabaja y tiene que comer fuera de casa. Ahora tiene a menos gente trabajando en sus centros habituales, todavía no ha podido abrir en muchos casos o comienza a hacerlo ahora aprendiendo sobre la marcha como montar un servicio «para llevar» con todas las garantías sanitarias. Para dar muchas comidas en un horario reducido se necesita un local grande, con muchas mesas de salón y esto es caro.
Sin embargo otros se ven beneficiados. El bar que apostó por un local pequeño, o una cocina industrial en un hub de locales, donde toda su venta se basa en llevar a domicilio ha salido ganando. Su alquiler suele ser bajo y la demanda de comida que nos traigan a casa un valor en alza. Cada día más y puede que después de esto muchos hayan descubierto alguna alternativa más en este campo.
Lo cierto es que cada modelo de negocio tiene unos costes fijos. Si buscamos un modelo con gastos bajos, será más fácil de mantener en una situación de crisis o cuando arrancamos. Si apostamos por costes altos, en cuanto caigan nuestros ingresos un poco tendremos un problema.