Los fabricantes de coches eléctricos chinos habían pactado una tregua de precios. Hasta que China se puso seria

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La guerra de precios en los coches eléctricos en China parecía haber terminado. Después de meses en los que las caídas de los precios no parecían tener fin, 16 fabricantes firmaron un acuerdo para dejar las rencillas a un lado y competir de manera más sana. Al menos para ellos. Ahora, todo ha vuelto a saltar por los aires.

La meca del coche eléctrico. La venta de coches eléctricos ha explotado en China. El trabajo de años ha convertido al país en el primer mercado mundial de este tipo de automóviles. Aunque solemos poner como ejemplo a Noruega cuando hablamos de ventas de eléctricos, China arrasa a cualquier otro país si hablamos de volúmenes de ventas.

En los últimos años han conseguido controlar la cadena de suministro y desde el Gobierno se ha apostado por impulsar una industria que aspira a comerse a parte de sus competidores de occidente. Son líderes en la producción de baterías y marcas como BYD controlan toda la producción de sus vehículos, incluyendo la inmensa mayoría de componentes electrónicos. Sólo Tesla planta cara entre los más vendidos.

Unos meses de locura. Como era de esperar, nadie ha querido perderse la fiesta china. El número de marcas de coches en los últimos años ha crecido y algunas de ellas, como la mencionada BYD, han crecido de manera inesperada. Muchas con un claro objetivo, tumbar a sus rivales con los precios.

Hace unos meses comenzó una guerra de precios en China con el coche eléctrico por bandera. Tan agresivas han sido las campañas que el precio llegó a bajar una media de 10.000 yuanes en un 20% de los coches vendidos. Unos 1.300 euros que se ven de otra manera si se tiene en cuenta que hablamos de bajadas del 40% del precio total del coche.

En un primer momento, los fabricantes locales aprovecharon los subsidios del Gobierno para crear grandes descuentos en sus productos. Poco a poco, el resto de firmas se fueron contagiando y allá por abril, todo terminó por desmadrarse. Los modelos occidentales y japoneses también entraron en el juego. Los descuentos del 14% de Tesla quedaron en nada con los del Audi Q4 e-tron (-17,9%), del Mazda CX-8 (-20%) o del Toyota bZ4X (-30,2%).

En riesgo. Los analistas no tardaron en avisar de que se estaba jugando con fuego. Tesla era una de las empresas que no tenía problema en apretar al resto de competidores, gracias a unos márgenes de beneficios enormes. Sin embargo, según Reuters, marcas como NIO o XPeng han estado perdiendo más de 10.000 dólares con cada unidad vendida.

Además, hay quien avisaba que mantener los precios en una caída constante también podía malacostumbrar a los potenciales clientes, que podían negarse a pagar precios superiores al recuperar la normalidad, provocando una seria ralentización de la industria.

Las ayudas. Como parte del impulso para aumentar las ventas del coche eléctrico, el Gobierno chino ha estado dando ayudas a los potenciales clientes con el objetivo de rebajar los precios. Estos paquetes fueron los utilizados por las marcas en un primer momento pero, más tarde, también han servido para recrudecer la batalla.

Antes la posibilidad de que las ayudas se retiraran, los fabricantes mantuvieron su guerra e, incluso, la agudizaron. El riesgo a que un incremento en los precios dejara miles de coches sin vender motivó a los fabricantes a mantenerse en sus trece. Finalmente, por miedo a que las ventas se resintieran y favoreciendo que la vuelta a la normalidad se suavizara, el Gobierno chino ha mantenido las ayudas a al compra.

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Un pacto. Como respuesta y con el objetivo de llegar a una solución, 16 fabricantes llegaron a un acuerdo en China. Entre las marcas que se sentaron a la mesa y pactaron el fin de la guerra de precios encontramos nombres ilustres como Tesla, BYD, Nio, Geely, XPeng o Great Wall.

El pacto trataba de «un pacto de caballeros» en el que se instaba a competir en un mercado justo para todos. La situación del mercado había puesto en evidente riesgo de quiebra a las empresas de menor tamaño que estaban perdiendo dinero con cada unidad perdida.

El texto, rescatado por CnEVPost hablaba siempre en términos generales, sin establecer, al menos de forma oficial, ningún tipo de cifras:

Primero, cumpliremos con las reglas y regulaciones de la industria, regularemos las actividades de marketing, mantendremos una competencia justa y no interrumpiremos el orden del mercado con precios anormales.

En segundo lugar, prestaremos atención a los métodos de marketing, no exageraremos ni realizaremos marketing falso, y no engañaremos a los consumidores para atraer su atención y aumentar la captación de clientes.

En tercer lugar, daremos prioridad a la calidad y utilizaremos productos y servicios orientados a la calidad y de alta calidad para satisfacer las necesidades de las personas.

En cuarto lugar, cumpliremos activamente con nuestra responsabilidad social y asumiremos un papel activo para ayudar a estabilizar el crecimiento económico, aumentar la confianza y prevenir riesgos, y trabajaremos juntos para contribuir al crecimiento económico nacional

Por los aires. Estas intenciones han saltado por los aires tan solo dos días después de la firma. La Asociación China de Fabricantes de Automóviles, quienes firmaban el pacto de no agresión ha tenido que retractarse en 48 horas y reconocer que el acuerdo al que se ha llegado choca contra las leyes antimonopolio de China.

Según recoge Reuters todo el acuerdo ha quedado en papel mojado, pues la asociación ha anunciado que los fabricantes no tendrán que cumplir con ninguno de los puntos anteriores, al entender que la lista de compromisos irían contra las leyes chinas relativas a la competencia y que son éstas las que deben regir el mercado.

Ahora queda por saber si la guerra de precios volverá o la tregua será duradera.

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Foto | BYD