El Gobierno pilló por sorpresa al sector y a la ciudadanía al anunciar el pasado martes, la prohibición de venta de coches nuevos que no fuesen eléctricos o fuel cell. El anunció se planteó como una medida con margen para «dirigir la producción de vehículos». En ese sentido, se convocó una reunión para hoy viernes entre el Gobierno y los principales actores del sector. Sin embargo, ni la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), ni tampoco los sindicatos UGT y Comisiones Obreras (CC.OO.) acudirán a la reunión convocada.
Según Europa Press, los representantes de Anfac no acudirán por considerar que se ha dado poco plazo para preparar una reunión de un tema tan transcendental para la industria, mientras que UGT argumenta problemas de agenda y en CC.OO aseguran no haber sido convocados.
A la reunión prevista para las 11h30 de la mañana, sí asistirán representantes de la Asociación Nacional de Importadores de Automóviles, Camiones, Autobuses y Motocicletas (Aniacam), de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) y de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto).
Si no van los representantes de los fabricantes es como si no fuera nadie
Y aunque a la reunión asistan representantes del sector, la ausencia de Anfac convierte esta reunión en un encuentro vacío. Y es que no se puede pasar por alto que Anfac es la representante en España de los fabricantes de automóviles, es decir, los principales interesados por esta medida. Con su ausencia de esta reunión marca el descontento con el anuncio de una medida que consideran “excesiva en sus objetivos y acelerada en sus plazos”.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, 20 años de margen para una industria lenta como la del automóvil es un plazo muy corto para que los fabricantes puedan amortizar la inversión ya efectuada de los coches (tanto de combustión interna, híbridos como eléctricos) que saldrán al mercado de aquí a los próximos cuatro o cinco años y volcar ya todo el I+D y la planificación exclusivamente en coches eléctricos
Dicho de otro modo, implica que los fabricantes se pongan a desarrollar desde ya casi exclusivamente coches eléctricos para que en 2030 la mitad o más de sus gamas sean 100 % eléctricas con la esperanza de que el mercado compre esos, por ahora, caros coches.
El plazo para la prohibición es demasiado corto
No es solo una cuestión de que los fabricantes “se pongan las pilas”, es necesario para que los costes de fabricación de las baterías, debido sobre todo al coste de la materia prima, como el cobalto y el litio, puedan bajar de forma notable con el fin de, en 2040, poder vender coches eléctricos en volumen suficiente como para proteger los millones de puestos de trabajo que dependen de esta industria. Recordemos que en España, fabricantes de vehículos e industria auxiliar generan 300.000 puestos de trabajo directos y unos dos millones de empleos de forma indirecta.
Por otra parte nos llama la atención que no se haya convocado a esa reunión representantes del sector energético. Y es que millones de coches eléctricos circulando por nuestras carreteras (seamos optimistas) implica una demanda de energía sin precedentes en la historia de España y un rediseño, al menos parcial, de la red de distribución y de las infraestructuras.