Too Good To Go es una aplicación que permite comprar a un precio muy reducido –un tercio de su precio normal– la comida que sobra en restaurantes, hoteles u otros establecimientos.
Tras implantarse con tremendo éxito en ocho países europeos el servicio aterrizó hace dos semanas en España, y ya está disponible en 50 establecimientos en Madrid (y se incorporan nuevos sitios todos los días).
El funcionamiento del servicio es muy sencillo. A través de la app se pueden consultar los establecimientos participantes en un mapa o listado, donde figuran el precio de los packs de comida y la franja de tiempo en que pueden recogerse –normalmente a última hora de la tarde–. No hay servicio a domicilio.
Los packs están compuestos por los alimentos que han sobrado ese día, por lo que el consumidor desconoce su contenido y cantidad exacta, aunque se puede hacer una idea de su contenido teniendo en cuenta el tipo de comida que sirve el establecimiento.
En la app encontramos restaurantes mexicanos o de sushi, pero también tiendas de comida preparada, fruterías, panaderías e, incluso, un hotel. Este último, el Ibis Centro, vende packs con la comida que sobra en el bufé de desayuno.
Mala primera experiencia
Aunque la idea parece brillante, hay que apuntar que nuestra primera experiencia no ha sido buena. Hemos hecho un pedido al restaurante La Embajada (en la calle Juan Bravo). El establecimiento se anuncia en la app como un sitio de “exquisita comida internacional, con especial atención a la cocina mexicana y mediterránea”.
En nuestro primer pedido nos dieron una sencilla ensalada por 4 euros, que no parecía sobrar
Como en todos los establecimientos se advierte que el contenido del pack y su volumen dependerá de los alimentos no vendidos cada día, pero su precio de venta al público debe ser de 12 euros. Gracias a la app, y a que se trata, claro, de productos que de otra forma acabarían en la basura, la comida se adquiere por 3,99 euros (pagando con tarjeta o Paypal).
La aplicación funciona perfectamente, pero al ir a recoger el pedido tuvimos que esperar diez minutos “a que lo prepararan” para encontrarnos con una sencilla ensalada de lechuga, cebolla roja, atún y tomate cherry, sin aliñar. Desde luego, este plato no tiene un valor de 12 euros, pero lo peor es que, aunque la persona que nos atendió en el establecimiento nos aseguró lo contrario, no parecía una comida sobrante, si no algo preparado en el acto.
Tras explicar lo sucedido a la compañía, el responsable de marketing de Too Good To Go en España, Jonathan Zarzalejo, nos ha trasladado sus disculpas (además de devolvernos el dinero del pedido), asegurando que van a “tomar medidas”. Han insistido, además, en que se trata de un caso aislado.
En este sentido, Zarzalejo ha explicado que en la próxima actualización de la app se va a hacer más énfasis en las reviews de los establecimientos –que por ahora no son públicas–, y se va a preguntar directamente al usuario por la experiencia.
Gran idea, difícil de implementar
El portavoz de la compañía insiste en que los establecimientos que participan en el proyecto –a los que se les cobra un euro por pedido– deben cumplir unas normas y, lógicamente, se les obliga a que los productos que se entregan sean aquellos que no han conseguido vender durante el día. “Queremos evitar que generen comida nueva para vender en la app”, apunta.
Por cuestiones logísticas los establecimientos ofertan los packs antes de saber exactamente qué va a sobrar –por ese motivo no se sabe exactamente que comida van a llevar–, pero si no sobra nada pueden cancelar los pedidos. Si, por el contrario, sobra más de la cuenta, se pueden poner a la venta nuevos packs.
El servicio, asegura Zarzalejos, está funcionando especialmente bien en panaderías y fruterías, donde siempre sobra una gran cantidad de alimentos, así como en establecimientos de comida para llevar. En este sentido nos ha facilitado una foto de pedidos reales, con su correspondiente precio.
El primer y segundo pack, de la frutería de La Flor de San Antón (en el mercado de San Antón) y la Panadería tradicional, respectivamente, tienen un precio de 2,99 euros (PVP sin app 10€). El tercero, de la Huerta de Almería, que incluye tres platos preparados, tiene un precio de 3,99€ (sin app, 12). Por último, el tercer pack, de Tento, otro establecimiento de comida para llevar tiene un precio de 3,5 euros (sin app 10,5€).
Una segunda prueba, mejor
Pese a los ejemplos facilitados por la empresa, hemos querido probar de nuevo el servicio. Y la segunda experiencia ha sido más satisfactoria, aunque con peros. En este caso hemos hecho un pedido a una panadería de la cadena Bakers & Coffee en el barrio de Prosperidad.
El pack debía tener un valor de 10 euros y lo hemos comprado por 2,99. En la descripción del establecimiento se explica que podíamos encontrar panes, bollos, bocadillos, pastelería y, también, platos preparados.
En este caso el pack sí era más abundante. Encontramos un sándwich de jamón, queso y ensalada (con pan de maíz); una napolitana de jamón y queso; una palmerita y una bolsa con 350 gramos de churros y porras. Por tres euros es bastante comida, pero hay que apuntar que lo recogimos a las 19:30. Los churros, de la mañana, ya estaban bastante duros: en el desayuno de mañana no los querrá ni el fuego.
Un movimiento contra el desperdicio
Too Good To Go nació hace dos años en Dinamarca. Los fundadores del proyecto vieron en un bufé como se tiraba a la basura toda la comida que no se había vendido durante la cena. Surgió entonces la idea de crear una app que permitiese a los establecimientos salvar la comida que no habían conseguido vender durante el día.
Curiosamente, varios emprendedores estaban trabajando en iniciativas parecidas, pero los creadores de Too Good To Go en vez de seguir por su cuenta decidieron unir fuerzas. Es por ello que el servicio ha crecido muy rápidamente en toda Europa: ya tiene 5 millones de usuarios y 12.000 establecimientos.
En el resto de Europa, Too Good To Go trabaja con cadenas grandes como Carrefour, Starbucks, Spar…
Zarzalejos insiste además en que el proyecto no se limita a la aplicación. “Nos gusta decir que somos un movimiento antidesperdicio”, apunta. En este sentido, el portavoz de la compañía en España explica que la empresa tiene otras iniciativas, como una tienda física que funciona desde este verano en Copenhague donde se vende comida cuya fecha de envasado (no de caducidad) no permite que se distribuya en los canales convencionales.
A falta de que el servicio vaya mejorando en España, Zarzalejos apunta a que ha despertado un gran interés a los establecimientos y no dan abasto siquiera para integrar todas las peticiones, pues para dar de alta al servicio hay que dar una formación.
En el resto de Europa, Too Good To Go trabaja con cadenas grandes como Carrefour, Starbucks, Spar… “Se irán incorporando, pero estamos en este proceso de discusión: cómo introducirlo, cómo hacer la formación…”, concluye el portavoz.
Buena iniciativa, mucho margen de mejora
Una de las críticas que más se ha realizado a la iniciativa es si la empresa no se está lucrando con alimentos que en realidad se podría donar. Zarzalejos explica que muchos establecimientos ya donan alimentos, pero la comida que se ofrece en la app es aquella que no se podría ofrecer libremente, por motivos sanitarios o logísticos. “Nuestro enfoque es que lo primero sea la donación, pero lo que no se dona no se vaya a la basura”, asegura.
Tras probar dos veces la aplicación está claro que el servicio aún tiene que mejorar en nuestro país. Y nos surgen ciertas dudas. La idea es buena, pero la comida ofrecida no es siempre fácil de encajar en un menú normal. Puede ser una buena opción para presupuestos ajustados y el objetivo de reducir desperdicios es muy loable pero ¿hasta que punto no se están poniendo a la venta productos que de otra forma se llevarían los trabajadores a casa? Por muy baratos que sean ¿quién quiere unos churros duros a la hora de cenar? ¿Cómo controlar de forma efectiva que los restaurantes no usen la app con el único objetivo de colocar comida barata que no venderían de otra forma? Son preguntas que el servicio tendrá que ir respondiendo con el tiempo.
Imágenes | Too Good to Go/Pixabay