El lenguaje de signos es una técnica que ha venido ganando terreno poco a poco dentro de la crianza con apego gracias a los grandes beneficios que aporta. Teniendo en cuenta que los bebés de seis meses ya son capaces de entender y repetir mentalmente palabras en su cerebro pero no exteriorizarlas, esta se convierte en la herramienta perfecta para hacer entender sus necesidades y desarrollar de una manera fácil sus habilidades comunicativas.
La idea es sencilla: a base de repeticiones, le enseñamos a nuestro bebé el signo correspondiente a cada palabra (obviamente no hace falta que sepa un vocabulario muy extenso), que ellos terminan identificando y reproduciendo con sus manos. Como todos los procesos que llevamos a cabo con los niños, lo mejor es hacerlo a modo de juego y teniendo en cuenta que debe hacerse sin prisas y respetando siempre su ritmo.
¿Cuáles son los beneficios que nos puede traer el practicar el lenguaje de signos con nuestro bebé?
- Favorece la comunicación padres/hijos, pudiendo detectarse cuando el bebé tiene hambre, frío, sueño y sed de forma correcta.
- Le enseña a ser proactivo, ya que tu hijo tendrá la capacidad de pedir, indicar si tiene hambre, si está lleno, sus gustos y preferencias.
- El bebé desarrollará su memoria a largo plazo, trabajará la psicocomotricidad fina y mejorará su autoestima
- Desarrollará antes el habla y le facilitará el aprendizaje de un segundo idioma
- Le ayudará a activar diferentes inteligencias e, incluso, se afirma que puede ayudar a incrementar su coeficiente intelectual en el futuro.
- Podemos conocer mejor sus gustos a la hora de comer e incluso puede marcar el inicio de una relación muy sana con la comida al dejarles elegir. Según afirma Belén Alonso, Técnico Nutricionista de Nutribén, «la infancia es el momento indicado para asentar su patrón alimentario ya que es en esta etapa en la que se generan las costumbres y prácticas de alimentación, las cuales va a arrastrar hasta la vida adulta».
¿Cuándo y cómo se debería empezar a utilizar el lenguaje de signos con el bebé?
- Empieza a partir de los 6-8 meses de edad: en esa franja de edad es cuando ellos desarrollan la memoria a largo plazo. Según Vanessa Viaji, instructora experta de Háblame con las Manos, «a esas edad los bebés son conscientes de que las cosas tienen un nombre y su psicomotricidad fina está lo suficientemente desarrollada para los primeros signos».
- Empieza por las palabras que más utilizas y que en principio son más importantes dentro de su rutina: comer, leche, dormir, más… de esta forma podremos hacer muchas repeticiones a lo largo del día.
- En cuanto hagas el signo, enséñale el objeto o realiza la acción a la que te refieres.
- Las primeras veces ayúdale a replicar el signo. Ten en cuenta que es un proceso que puede ser lento porque hasta ahora están aprendiendo a controlar sus manos.
- Una vez empecemos, deberíamos hacerlo todo el día: el secreto del éxito es la constancia y ser pacientes. «Si a veces signamos y otras veces no, el bebé no termina de entender para qué sirve la herramienta… por eso durante todo el tiempo que estemos con él, debemos acompañar con los signos que sepamos todo aquello que le hablemos», afirma Vanessa.
Sinceramente, este es el tipo de cosas que me hubiese gustado conocer cuando mis hijas eran bebés. Creo que puede ser una herramienta que además de ayudarnos a comunicarnos con ellos, puede reforzar nuestros lazos y hacer que la crianza sea mucho más fluida en esos meses en los que ellos definitivamente quieren (y necesitan) que les entendamos, pero tenemos pocas herramientas para lograrlo.
En Bebés y Más | Hablar en lengua de signos con el bebé (vídeo)