Hace
poco
más
de
un
año,
Lautaro
Ramos
sufría
un
siniestro
vial
que
cambiaría
su
vida
para
siempre.
El
joven
de
23
años
se
había
accidentado
con
su
moto
en
la
intersección
de
calles
Belisario
Roldán
e
Independencia,
por
lo
que
quedó
internado
en
grave
estado
de
salud.
Aquel
23
de
abril
de
2023,
«Lauty»
(como
lo
conocen
sus
allegados)
circulaba
junto
a
otra
persona
en
una
moto
Guerrero
Trip
110
cc,
vehículo
que
impactó
con
una
camioneta
Toyota
Hilux
de
color
gris.
Lo
cierto
es
que
producto
del
choque,
el
joven
sufrió
traumatismo
de
cráneo
grave,
politraumatismos
varios,
contusión
pulmonar,
fractura
de
su
muñeca
derecha,
fractura
de
clavícula
,
contusión
pulmonar
e
hígado
por
lo
que
fue
ingresado
en
el
Hospital
Iturraspe
en
la
Unidad
de
Terapia
Intensiva,
para
luego
ser
trasladado
al
Pasteur
de
Villa
María.
El
panorama
no
era
para
nada
alentador,
dado
que
su
estado
de
salud
era
completamente
crítico
y
desfavorable.
Por
eso,
familiares,
amigos
y
allegados
movilizaron
a
toda
la
ciudad
para
pedir
cadenas
de
oración.
Ahora,
a
poco
de
cumplirse
un
año
de
aquel
día,
conocemos
su
presente.
Su
mamá
Ingrid
Moya
dialogó
con
Radio
Estación
102.5
para
brindar
detalles.
En
primera
parte,
señaló
que
los
médicos
le
habían
señalado
que
el
estado
de
salud
de
Lauty
iba
a
ser
vegetativo
irreversible,
pero
que
la
fe
y
la
esperanza
fue
tan
fuerte,
que
hoy
se
encuentra
en
estado
cuadripléjico,
pero
con
gran
estado
de
conciencia
sobre
lo
que
sucede
a
su
alrededor,
con
«pequeños
avances
que
se
vuelven
gigantes».
En
la
actualidad,
con
el
fin
de
tener
una
mejor
calidad
de
vida,
Lauty
-que
tiene
24
años-
realiza
rehabilitación
con
kinesiólogo,
fonoaudiólogo
y
terapista
ocupacional.
Además,
mantiene
controles
médicos
con
los
especialistas
que
lo
atendieron
durante
su
internación
en
Villa
María,
considerando
que
en
el
mediano
plazo
debe
ser
sometido
a
una
cirugía
de
colocación
de
prótesis
craneal,
para
lograr
reemplazar
al
hueso
del
cráneo,
debilitado
tras
el
impacto
del
accidente.
Al
ser
consultada
sobre
la
evolución
de
Lauty,
señaló:
«Costó
muchísimo,
porque
no
había
comunicación
ni
con
los
ojos,
mucho
meses
estuve
diciéndole
que
cierre
dos
veces
los
ojos
para
un
si
uno
o
para
un
no,
y
no
lograba
nada».
«Como
mamá
era
siempre
adivinar
todo
lo
que
le
dolía
y
hoy
ya
habla
por
sus
propios
medios.
Por
su
voz
bajita
muchas
veces
tengo
que
pedirle
que
me
repita
porque
no
logré
escucharlo,
y
por
eso
ahora
pedí
que
se
le
realice
un
estudio
para
ver
que
sus
cuerdas
vocales
no
estén
dañadas
por
la
traqueotomía
que
se
le
hizo.
Considero
que
son
los
tiempos
que
va
demandar
el
cerebro
pero
se
que
su
voz
se
va
acomodar».
Los
avances
son
múltiples.
Moya
manifestó
que
su
hijo
tiene
la
capacidad
de
poder
escribir
en
una
hoja
desde
datos
personales,
tales
como
su
número
de
DNI
y
fecha
de
nacimiento,
hasta
números,
letras
y
su
fanatismo
por
el
club
Boca
Junior.
Incluso
recuerda
que
fue
lo
que
sucedió
el
día
del
accidente.
La
única
información
que
todavía
no
retiene
su
memoria
es
aquella
relacionada
con
las
acciones
a
corto
plazo,
como
es
el
caso
de
alimentos
consumidos
momentos
antes.
También
señaló
que
durante
muchos
meses
su
hijo
pedía
ser
bañado
en
la
cama
y
ahora
quiere
en
la
ducha.
NUNCA
RENDIRSE
Moya
mencionó
que
cuando
contactó
al
instituto
ALPI
fue
revisado
por
un
médico
de
Córdoba
que
les
dijo
él
«no
podía
no
intentar
y
quedarse
toda
su
vida
con
que
no
se
intentó»,
lo
que
los
impulsó
a
ir
por
más.
Contó
que
en
aquel
momento,
el
joven
tenía
traqueotomía
y
se
alimentaba
con
sonda
gástrica
y
que
no
tenía
percepción
de
lo
que
sucedía
a
su
alrededor.
Lo
cierto
es
que
pese
a
todos
los
diagnósticos,
nunca
se
rindió
y
siguió
adelante
junto
a
su
hijo:
«Sigo
diciéndome
a
mi
misma
que
quizás
no
al
cien
por
ciente
pero
si
más
de
la
mitad
se
va
lograr».
El
caso
del
joven
es
una
clara
manifestación
de
que
la
fe
y
la
esperanza
pueden
«mover
montañas»
como
se
dice
popularmente.
Por
detrás,
estuvieron
y
están
una
mamá
y
una
familia
muy
fuerte
que
no
dejan
de
acompañar
cada
paso
y
cada
logro
que
tiene,
considerando
que
aquel
23
de
abril
de
2023
el
panorama
era
crítico
y
prácticamente
no
tenía
posibilidades
de
vida,
por
lo
que
cada
mínimo
avance
es
una
alegría
enorme
para
la
ciudad
y
la
región,
que
estuvo
pendiente
de
lo
sucedido.
AGRADECIMIENTOS
Por
último,
dejó
sus
agradecimientos:
«A
los
doctores
Valentín
Vicente
y
Verónica
Pepino
(del
hospital
Iturraspe)
por
su
rápida
intervención
el
día
del
accidente,
a
los
médicos
del
hospital
Pasteur
de
Villa
María,
a
los
medios
de
comunicación
que
nunca
dejaron
de
preguntar
por
Lauty
desde
el
minuto
uno,
a
la
Municipalidad
que
acompañó
siempre,
a
la
Peña
Boquense,
a
todas
las
personas
que
oraron,
al
Servicio
Municipal
de
Traslado
de
Emergencia
(SEMUTE)
que
lo
traslada
todos
los
días
a
su
rehabilitación,
a
la
institución
ALPI
por
el
trabajo
que
realiza,
a
sus
amigos/as
y
a
mi
familia,
sobre
todo
a
mis
otros
dos
hijos
y
a
mi
pareja
que
se
ocupó
de
ellos.
Quiero
agradecer
a
todos,
no
quiero
olvidarme
de
nadie.
Simplemente,
gracias
San
Francisco
y
la
región«.
