A
medida
que
los
países
más
azotados
por
el
Sol,
como
Pakistán,
cursan
su
propia
transición
energética,
tenemos
más
y
mejor
información
de
cómo
las
condiciones
ambientales
extremas
afectan
al
rendimiento
de
los
paneles
solares.
Una
pista:
no
son
buenas
noticias
para
estos
países.
Contexto.
La
energía
solar
es
una
pieza
clave
en
la
transición
a
fuentes
renovables,
pero
no
está
ocurriendo
a
la
misma
velocidad
en
todo
el
mundo.
Reino
Unido,
que
tiene
una
media
de
1.400
horas
de
sol
al
año,
ha
instalado
más
capacidad
fotovoltaica
que
todos
los
países
de
África
juntos,
a
pesar
de
que
en
la
zona
del
Sáhara
rondan
las
4.000
horas
de
sol
al
año.
Ante
la
meta
de
triplicar
la
capacidad
renovable
de
todo
el
mundo
para
2030,
entender
cómo
los
factores
ambientales
afectan
al
rendimiento
de
la
energía
solar
será
cada
vez
más
importante
para
sumar
países
con
climas
severos.
Un
estudio
publicado
en
Renewable
and
Sustainable
Energy
Reviews
analiza
cómo
influyen
los
factores
ambientales
en
la
eficiencia
de
los
paneles
solares
alrededor
del
mundo.
¿La
conclusión?
Va
a
ser
necesario
adaptar
la
tecnología
fotovoltaica
a
las
condiciones
locales
más
extremas.
La
temperatura.
Las
altas
temperaturas
reducen
la
eficiencia
de
los
paneles
solares
porque
afectan
al
flujo
de
electrones
en
las
células
fotovoltaicas.
Por
cada
aumento
de
10 °C
en
la
temperatura
ambiental,
la
producción
de
los
paneles
disminuye
entre
un
4
y
un
5%,
dicen
los
investigadores.
Una
solución,
argumentan,
sería
implementar
sistemas
de
enfriamiento
pasivos
(como
ventilación
natural)
y
activos
(como
refrigeración
con
agua)
para
mitigar
este
efecto,
especialmente
en
regiones
como
la
India,
África
y
Oriente
Medio.
Una
opción:
los
geles
que
absorben
agua
por
la
noche
y
lo
liberan
de
día.
El
polvo.
El
polvo
y
otros
contaminantes
como
los
aerosoles
bloquean
la
luz
solar
directa,
disminuyendo
la
cantidad
de
energía
que
llega
a
las
células
fotovoltaicas.
El
polvo
puede
reducir
la
eficiencia
de
los
paneles
hasta
en
un
60%,
especialmente
en
zonas
desérticas
como
el
Sáhara,
dice
el
estudio.
La
solución
no
sorprenderá
a
nadie:
una
limpieza
regular
de
los
paneles
solares,
ya
sea
con
métodos
pasivos
(revestimientos
autolimpiantes)
o
activos
(limpieza
mecánica
o
robótica)
para
mantener
la
eficiencia
de
las
células
fotovoltaicas.
Una
tecnología
prometedora
para
solucionarlo
son
las
ondas
electromagnéticas.
La
nieve.
La
nieve
no
siempre
viene
mal.
Aumenta
el
albedo
del
entorno,
lo
que
puede
incrementar
la
producción
solar
reflejando
más
luz
hacia
los
paneles.
Y
cuando
se
derrite,
deja
limpio
el
cristal
que
recubre
los
módulos.
Sin
embargo,
si
el
calor
de
los
paneles
solares
no
es
suficiente
y
la
nieve
cubre
las
células
durante
demasiado
tiempo
(por
ejemplo,
en
lugares
muy
fríos),
el
efecto
es
el
contrario.
La
solución
es
diseñar
instalaciones
que
minimicen
la
acumulación
de
nieve
en
los
paneles
y
aprovechen
al
máximo
el
aumento
del
albedo.
Paneles
solares
adaptados.
Cada
región
tiene
condiciones
únicas
que
impactan
al
rendimiento
solar.
A
veces
no
están
directamente
relacionadas
con
el
clima:
los
incendios
forestales
de
California
redujeron
la
generación
fotovoltaica
en
un
30%
por
culpa
del
humo.
Y
no
pocas
granizadas
han
causado
estragos
en
los
parques
solares.
Pero
a
medida
que
países
con
condiciones
extremas,
como
las
altas
temperaturas
de
Oriente
Medio,
cumplen
con
sus
compromisos
de
emisiones,
hará
falta
desarrollar
tecnologías
y
estrategias
para
maximizar
el
rendimiento
y
la
viabilidad
económica
de
los
proyectos
solares.
Herramientas
como
renewables.ninja
permiten
explorar
estos
efectos
a
nivel
mundial
y
planificar
la
instalación
de
paneles
solares
con
datos
precisos.
Imagen
|
PxHere
(CC0)
En
Xataka
|
Alemania
ha
acabado
con
un
viejo
mito
sobre
los
paneles
solares:
su
efecto
en
el
calentamiento
global