La realización de deporte y actividad física tiene infinidad de beneficios para nuestra salud física y mental. Especialmente cuando se trata de prevenir los riesgos de padecer ciertas enfermedades. ¿Pero qué ocurre cuando ya la padecemos? ¿Puede el ejercicio físico ayudarnos a aliviar los síntomas (que no curarnos)? Parece que en algunos casos sería posible.
Esto es lo que ocurriría con el Yoga y la fibrilación auricular, por ejemplo, en base a los resultados de un estudio presentado recientemente por la European Society of Cardiology. Esta investigación señala que las posturas y la respiración propia del Yoga podría ayudar a que los pacientes con fibrilación auricular manejen mejor sus síntomas.
Este tipo de condición cardíaca es una de las más comunes en el mundo. En Europa, concretamente, uno de cada cuatro adultos de mediana edad desarrollarán esta condición, que resulta la causante de entre 20-30% de los infartos cerebrales.
Para realizar la investigación, realizada desde 2021 hasta 2017, contaron con 538 pacientes en total. Estos comenzaban con 12 semanas de no practicar Yoga, para posteriormente practicar Yoga, en sesiones de 30 minutos en días alternos, durante 16 semanas. Después de las dieciséis semanas de Yoga los participantes mostraban mejoras en los síntomas y episodios de fibrilación auricular, así como más energía, mejor humor y menor presión arterial y menos malestar que en las doce semanas anteriores.
Aparentemente, tanto las posturas de Yoga, como la respiración propia de esta práctica serían parte de la causa. Una vez que dominamos la practica de Yoga es más sencillo controlar la respiración y acompañarla del movimiento. Pero al principio puede resultar complicado, por lo que puede ser buena idea empezar con Asanas que nos ayuden a practicar la respiración.
Tres ejercicios para practicar la respiración
Posición flor de loto o Padmasana
La posición de flor de loto es una de las más conocidas de Yoga y una manera ideal de iniciar una sesión. Si no podemos poner una pierna sobre la otra, no es necesario que lo hagamos, podemos sentarnos con los pies cruzados bajo las pantorrillas o con uno por delante y el otro detrás. Sea como sea, se trata de una excelente posición para practicar la respiración y prestarle atención.
Intentaremos sentarnos lo más erguidos que podamos – al principio puede ser buena idea sentarnos sobre una manta, cojín o bloque de Yoga para elevarnos y que resulte más fácil no colapsar la espalda – echar los hombros hacías atrás y alinear la cabeza con el pecho y la pelvis. Respiraremos notando la dirección del aire y llenando toda la caja torácica.
Postura del muerto o Savasana
No nos vamos a engañar, esta es probablemente una de mis posturas favoritas de Yoga y que permite una gran concentración en la respiración. Nos tumbaremos en el suelo dejando todos los músculos relajados. Separamos las piernas y dejamos que los pies caigan con su peso. Podemos separar los brazos del cuerpo colocando las palmas de las manos boca arriba o, en este caso concreto, podemos colocar las manos sobre nuestro pecho y vientre para notar la respiración.
Postura de la cobra o Bhujangasana
Esta postura requiere un poco más de trabajo que las anteriores, pero es excelente para abrir el pecho y ayudarnos a respirar. Comenzamos tumbados boca abajo y apoyamos las palmas de las manos a la altura y ancho de los hombros. Presionamos con las palmas en el suelo y elevamos la cabeza y el torso respirando. Si podemos, la cadera debería quedar apoyada en el suelo. Si esta posición es muy difícil para empezar, podemos iniciarnos con la postura de la esfinge que es algo más sencilla o podemos no estirar completamente los brazos para empezar.
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