No
es
inusitado
que
China
consiga
hitos
en
la
exploración
del
espacio
que
Estados
Unidos
aún
no
tiene
en
su
haber,
como
aterrizar
con
éxito
en
la
cara
oculta
de
la
Luna
o
traer
a
la
Tierra
muestras
de
las
regiones
más
jóvenes
del
satélite.
Pero
¿qué
ocurre
si
China
golpea
donde
más
duele?
Las
dos
misiones
de
exploración
más
importantes
para
la
NASA
ahora
mismo
son
traer
a
la
Tierra
las
muestras
de
rocas
que
el
rover
Perseverance
está
recogiendo
en
Marte
y
regresar
a
la
Luna
después
de
50
años
con
la
primera
mujer.
A
medida
que
los
problemas
presupuestarios
de
la
agencia
espacial
y
los
retrasos
de
sus
socios
ponen
en
peligro
estas
dos
misiones,
es
más
probable
que
China
consiga
ambas
cosas
antes
que
la
NASA.
Mars
Sample
Return
Eclipsado
por
la
fama
de
su
pequeño
acompañante
Ingenuity,
el
rover
Perseverance
de
la
NASA
ha
hecho
un
trabajo
brillante
seleccionando
muestras
de
rocas
marcianas
y
depositándolas
en
tubos
sobre
la
superficie
de
Marte
para
que
la
NASA
y
la
Agencia
Espacial
Europea
(ESA)
puedan
traerlas
a
la
Tierra
en
la
futura
misión
Mars
Sample
Return
(MSR).
La
noticia
es
que
la
NASA
acaba
de
paralizar
el
desarrollo
de
MSR
en
un
intento
por
contener
su
presupuesto
después
de
que
un
par
de
comités
de
expertos
concluyeran
que
la
misión
no
se
podrá
completar
hasta
2040
con
un
presupuesto
de
entre
8.000
y
11.000
millones
de
dólares,
más
del
doble
de
lo
previsto.

En
qué
consiste
MSR.
La
primera
misión
para
traer
muestras
de
otro
planeta
es,
como
cabe
esperar,
bastante
compleja,
y
ha
ido
cambiando
de
diseño.
Esencialmente
consiste
en
lanzar
a
Marte
una
nave
europea,
Earth
Returner
Orbiter
(ERO),
y
una
nave
estadounidense,
Sample
Retrieval
Lander
(SRL)
para
recuperar
los
tubos
del
rover
Perseverance
en
la
superficie
de
Marte
y
traerlos
de
vuelta
a
la
Tierra
para
su
análisis.
Hasta
hace
unos
días,
el
plan
era
que
ERO
se
lanzase
en
2030
y
quedase
orbitando
el
planeta
rojo
a
la
espera
del
SLR.
El
SLR
se
lanzaría
en
2035
y
descendería
hasta
la
superficie
de
Marte
para
recoger
hasta
30
tubos
de
muestras
del
rover
Perseverance.
Las
muestras
las
entregaría
el
propio
Perseverance,
si
siguiera
funcionando
para
entonces,
o
las
recogerían
dos
helicópteros
similares
a
Ingenuity,
los
Sample
Recovery
Helicopters.
Originalmente
iba
a
usarse
un
rover
europeo
llamado
Sample
Fetch
Rover
(SFR)
para
recoger
las
muestras,
pero
la
NASA
decidió
eliminarlo
de
la
ecuación
para
aligerar
el
SLR,
que
necesita
llevar
su
propio
cohete
para
volver
desde
la
superficie
de
Marte
hasta
su
órbita
con
las
muestras.
Este
cohete
es
el
Mars
Ascent
Vehicle
(MAV),
que
una
vez
en
órbita
entregaría
las
muestras
a
la
nave
europea
ERO
para
que
esta
pudiera
volver
a
la
Tierra.
La
NASA
pide
ayuda
al
sector
privado.
Con
la
misión
en
estado
vegetativo,
la
NASA
ha
abierto
una
convocatoria
para
que
el
sector
privado
proponga
ideas
sobre
cómo
recuperar
al
menos
10
de
los
tubos
de
muestras
de
Perseverance
sin
gastar
11.000
millones
de
dólares
y,
sobre
todo,
sin
tener
que
esperar
a
2040,
para
cuando
la
agencia
espacial
se
imaginaba
que
ya
tendría
astronautas
en
Marte.
Puesto
que
el
principal
problema
de
la
misión
es
el
peso
del
MAV,
uno
de
los
primeros
actores
de
la
industria
en
responder
fue
Elon
Musk. «Starship
tiene
el
potencial
de
traer
toneladas
de
carga
desde
Marte
en
aproximadamente
cinco
años»,
escribió
Musk
a
la
NASA.
No
sería
descabellado
rediseñar
la
misión
MSR
para
aprovechar
la
capacidad
de
carga
de
la
nave
de
SpaceX.
La
NASA
ya
está
financiando
el
desarrollo
de
Starship
a
través
del
programa
lunar
HLS.
Pero
la
Starship
tiene
retos
más
urgentes,
de
los
que
hablaremos
unas
líneas
más
abajo.

El
rover
chino
Zhurong
en
Marte
China
se
pone
a
la
cabeza.
Una
de
las
consecuencias
inmediatas
de
dejar
abierto
el
futuro
de
la
misión
MSR
es
que
ahora
China
lidera
la
carrera
para
traer
muestras
de
otro
planeta
con
la
misión
Tianwen-3.
Tianwen-3
empieza
con
el
lanzamiento
de
dos
naves
a
Marte
en
2030.
Una
de
ellas
desciende
a
la
superficie
del
planeta,
recoge
muestras
con
un
taladro
y
despega
con
un
cohete
para
regresar
a
la
órbita.
La
otra
recupera
las
muestras
y
las
trae
de
vuelta
a
la
Tierra.
Es
una
misión
más
sencilla,
porque
no
cuenta
con
el
trabajo
de
selección
de
rocas
que
ha
hecho
el
rover
Perseverance,
pero
en
su
sencillez
radica
su
ventaja
respecto
a
la
misión
MSR
de
la
NASA
y
la
ESA.
Artemis
III
En
medio
de
todo
este
lío,
un
rumor:
la
NASA
está
estudiando
alternativas
al
alunizaje
de
Artemis
III
ante
las
perspectivas
de
que
la
Starship
de
SpaceX
no
esté
lista
a
tiempo.
Prevista
para
septiembre
de
2026,
Artemis
III
se
anunció
como
el
regreso
de
Estados
Unidos
a
la
Luna
y
la
primera
vez
que
una
mujer
y
una
persona
de
color
pisarán
el
satélite.

En
qué
consiste
Artemis
III.
En
la
tercera
misión
Artemis
de
la
NASA,
cuatro
astronautas
son
lanzados
a
la
Luna
en
un
cohete
Space
Launch
System
(SLS)
y
una
nave
Orión.
Una
vez
en
la
órbita
lunar,
la
nave
Orión
se
acopla
a
una
nave
Starship
HLS
de
SpaceX,
en
la
que
dos
astronautas
descienden
hasta
la
superficie
de
la
Luna
en
la
región
del
polo
sur
lunar.
Los
dos
astronautas
de
la
NASA
están
unos
días
en
la
Luna
antes
de
volver
a
la
Orión.
Para
ello,
la
Starship
HLS
enciende
sus
motores
a
base
de
metano
y
oxígeno
líquido
y
regresa
a
la
órbita
lunar.
Qué
cambios
propone
la
NASA.
A
medida
que
el
desarrollo
de
los
trajes
extravehiculares
de
Axiom
y
la
Starship
de
SpaceX
sufren
retrasos,
la
NASA
busca
internamente
alternativas
al
alunizaje.
Aunque
no
están
confirmadas,
las
alternativas
serían
mucho
menos
ambiciosas:
-
Una
de
las
opciones
es
lanzar
la
Orión
a
la
órbita
baja
terrestre
y
que
allí
se
acople
con
una
Starship,
lanzada
por
separado
por
SpaceX.
Durante
esta
misión,
similar
a
Apollo
9,
la
NASA
validaría
la
capacidad
de
la
Orión
y
de
la
Starship
de
acoplarse
y
de
transferir
astronautas,
así
como
la
capacidad
de
la
Starship
de
llevar
tripulación,
aunque
solo
sea
alrededor
de
la
Tierra
a
unos
cientos
de
kilómetros
de
altitud -
Otra
de
las
opciones
es
que
Artemis
III
eliminara
por
completo
la
Starship
y
se
convirtiera
en
una
misión
sin
alunizaje
en
la
que
los
astronautas
se
acoplarían
con
la
nave
Orión
a
una
versión
primitiva
de
la
estación
lunar
Gateway,
en
órbita
con
la
Luna
Es
demencial
usar
el
enorme
cohete
SLS,
que
cuesta
miles
de
millones
de
dólares
por
lanzamiento,
para
enviar
una
nave
Orión
a
la
órbita
baja
terrestre,
algo
que
podría
hacer
un
Falcon
9
por
60
millones.
Pero
la
primera
opción
tiene,
de
alguna
manera,
mucho
sentido.
Artemis
III
se
iba
a
hacer
sin
que
previamente
se
probaran
en
vuelo
el
acoplamiento
de
la
Orión
con
la
nave
de
SpaceX
o
la
transferencia
de
astronautas.
Lo
único
previsto
es
un
alunizaje
de
demostración
sin
tripulación
por
parte
de
SpaceX
para
2025.
Una
versión
moderna
de
Apollo
9
reduciría
notablemente
el
riesgo.

Las
naves
lunares
chinas
Mengzhou
y
Lanyue
China
también
tiene
opciones
en
la
Luna.
Nadie
le
va
a
quitar
a
Estados
Unidos
el
título
de
primer
país
en
la
Luna,
pero
China
todavía
tiene
opciones
de
colocar
a
la
primera
mujer,
dependiendo
del
nivel
de
madurez
que
tengan
las
naves
Starship
de
SpaceX
y
Blue
Moon
de
Blue
Origin
en
2030.
Como
ocurre
con
la
misión
de
recuperación
de
muestras
en
Marte,
China
tiene
una
alternativa
más
sencilla
para
volver
a
la
Luna
en
2030.
La
primera
misión
a
la
Luna
de
la
Agencia
Espacial
Tripulada
de
China
(CMSA)
consiste
en
lanzar
dos
naves:
un
orbitador
llamado
Mengzhou
(梦舟),
que
significa ‘nave
de
ensueño’,
y
un
aterrizador
llamado
Lanyue
(揽月),
que
significa ‘abrazar
la
Luna’.
Dos
cohetes
Larga
Marcha
10,
de
90
metros
de
altura,
lanzarán
las
naves
por
separado.
Mengzhou
albergará
tres
astronautas
que
viajarán
desde
la
Tierra
hasta
la
órbita
lunar.
Lanyue
pondrá
a
dos
de
ellos
en
la
superficie
de
la
Luna.
Luego
los
devolverá
a
Mengzhou,
que
a
su
vez
los
traerá
de
vuelta
a
la
Tierra.
No
estamos
en
los
60,
pero
hay
una
nueva
carrera
espacial
y
todo
indica
que
la
ganará
el
país
que
esté
dispuesto
a
invertir
más
dinero
en
ello.
En
Xataka
|
Si
Starship
falla,
China
tiene
en
sus
manos
derribar
la
hegemonía
de
Estados
Unidos
en
el
espacio