Hubo
un
tiempo
en
que
las
grabadoras
de
voz
eran
imprescindibles
para
periodistas,
estudiantes
y
profesionales
que
necesitaban
registrar
conversaciones.
Con
el
auge
del
smartphone,
quedaron
relegadas
a
un
rincón
del
cajón.
Hoy,
la
inteligencia
artificial
las
ha
devuelto
a
escena:
dispositivos
compactos
y
conectados
ofrecen
transcripciones
automáticas
y
resúmenes
de
reuniones
en
segundos.
Lo
que
parecía
una
categoría
muerta
vuelve
a
llamar
la
atención
de
usuarios
y
fabricantes,
con
propuestas
que
modernizan
una
herramienta
clásica.
La
startup
Plaud,
con
sede
en
San
Francisco
y
Shenzhen,
ha
encontrado
en
la
IA
la
clave
para
reinventar
un
dispositivo
clásico.
Su
NotePin,
con
formato
similar
a
un
pendrive,
permite
grabar
conversaciones
y
convertirlas
en
transcripciones
ordenadas
y
resúmenes
automáticos.
La
grabadora
se
conecta
a
una
aplicación
que
ofrece
búsquedas
inteligentes
y
respuestas
a
preguntas
sobre
el
contenido
grabado.
Plaud
apuesta
así
por
unir
diseño
minimalista
y
software
para
diferenciarse
de
las
funciones
básicas
que
ofrecen
los
móviles.
De
grabadora
a
compañero
de
notas
con
IA
Plaud
ha
conseguido
convertir
una
idea
de
nicho
en
un
negocio
rentable.
Desde
su
lanzamiento
en
2023,
la
compañía
ha
vendido
más
de
un
millón
de
dispositivos,
de
acuerdo
con
Forbes.
Su
modelo
combina
hardware
y
suscripción:
el
NotePin
cuesta
169,90
euros,
mientras
que
otras
propuestas
como
la
Note
y
la
Note
Pro
alcanzan
los
169,90
y
189
euros,
respectivamente.
Con
esta
fórmula,
la
startup
prevé
alcanzar
unos
250
millones
de
dólares
de
ingresos
anualizados
y
presume
de
márgenes
cercanos
al
25%,
comparables
a
los
del
iPhone.
Plaud
no
surge
en
un
vacío:
el
hardware
con
IA
vive
un
momento
de
efervescencia.
El
mencionado
medio
estima
que
el
sector
ha
recibido
más
de
350
millones
de
dólares
en
inversión
reciente.
Amazon
también
se
ha
sumado
al
movimiento
adquiriendo
Bee,
una
startup
que
apostaba
por
grabadoras
compactas
para
ejecutivos.
La
idea
de
llevar
un
asistente
siempre
encima
seduce
a
los
inversores,
pero
los
resultados
no
siempre
acompañan:
algunos
proyectos
se
han
convertido
en
advertencias
para
todo
el
sector.
Rabbit
es
un
ejemplo
claro
de
esas
promesas
incumplidas.
Su
R1
fue
anunciado
como
el
futuro
de
la
interacción
con
la
IA,
pero
la
emoción
inicial
dio
paso
a
la
decepción
cuando
los
usuarios
comprobaron
que
sus
funciones
eran
prácticamente
las
de
una
app
móvil.
Humane
fue
aún
más
lejos
con
su
AI
Pin,
un
dispositivo
futurista
que
buscaba
reemplazar
el
teléfono,
pero
que
terminó
siendo
un
fracaso
costoso.
Frente
a
estos
tropiezos,
Plaud
se
ha
ganado
un
hueco
centrándose
en
productividad
real:
grabar,
transcribir
y
organizar
información
sin
distracciones
ni
ambiciones
imposibles.

DingTalk
China
también
está
apostando
fuerte
por
esta
categoría.
South
China
Morning
Post
detalla
que
DingTalk,
la
plataforma
de
colaboración
empresarial
de
Alibaba,
presentó
en
agosto
el
A1,
una
grabadora
con
IA
de
tamaño
compacto
capaz
de
transcribir,
resumir
y
traducir
conversaciones
en
más
de
100
idiomas.
El
dispositivo
se
apoya
en
el
laboratorio
Tongyi
AI,
entrenado
con
más
de
100
millones
de
horas
de
audio
y
especializado
en
jerga
de
200
sectores.
Con
precios
desde
499
yuanes
(unos
60
euros
al
cambio),
se
presenta
como
una
alternativa
más
asequible
al
Note
Pro
de
Plaud,
que
cuesta
169,90
euros,
aunque
no
está
disponible
fuera
de
China.
La
gran
pregunta
es
evidente:
si
el
móvil
puede
grabar,
¿por
qué
cargar
con
otro
dispositivo?
Plaud
ha
encontrado
su
espacio
al
centrarse
en
funciones
que
el
teléfono
no
ofrece
con
la
misma
eficacia.
Sus
grabadoras
incorporan
micrófonos
dedicados
y
autonomía
extendida,
ideales
para
largas
jornadas
de
reuniones
o
entrevistas.
La
aplicación
incluye
plantillas
específicas
para
médicos,
abogados
o
comerciales,
lo
que
simplifica
el
flujo
de
trabajo.
Este
enfoque
práctico
convierte
al
NotePin
en
algo
más
que
un
simple
grabador:
es
una
herramienta
diseñada
para
quienes
dependen
de
registrar
información
sin
interrupciones.

Los
productos
de
Plaud
Nada
de
esto
es
gratuito.
Plaud
ofrece
tres
planes:
uno
básico,
sin
coste,
con
funciones
limitadas,
y
dos
de
pago
que
desbloquean
todo
el
potencial
del
dispositivo.
El
plan
Pro,
que
cuesta
110,99
euros
al
año,
permite
1.200
minutos
de
transcripción
al
mes,
más
plantillas
avanzadas
y
resúmenes
personalizados.
El
plan
Ilimitado
sube
a
249,99
euros
al
año
y
ofrece
grabación
y
transcripción
continuas,
además
de
todas
las
funciones
de
la
plataforma.
Esta
estructura
refuerza
el
modelo
de
negocio
híbrido:
hardware
atractivo
y
una
suscripción
que
convierte
el
dispositivo
en
un
servicio
completo.
Grabar
conversaciones
ya
no
es
una
práctica
exclusiva
de
periodistas.
Nathan
Xu,
cofundador
de
Plaud,
cree
que
el
dispositivo
se
concibe
como
una
herramienta
profesional
y
no
como
un
aparato
espía.
Para
reforzar
esa
idea,
el
NotePin
incluye
una
luz
de
estado
que
avisa
cuando
está
grabando.
En
el
caso
de
Estados
Unidos,
en
algunos
lugares
como
California
grabar
sin
permiso
puede
acarrear
multas
o
incluso
penas
de
cárcel,
aunque
las
normativas
rara
vez
se
aplican.
El
debate
ético
sobre
llevar
un
micrófono
siempre
encendido
sigue
abierto.
Plaud
nació
en
Shenzhen,
pero
Xu
ha
querido
reforzar
su
identidad
como
empresa
estadounidense.
La
firma
está
registrada
en
Delaware,
tiene
sede
en
San
Francisco.
Un
punto
importante,
al
menos
según
la
página
web
oficial
para
el
mercado
español,
es
que
el
servicio
almacena
los
datos
de
sus
usuarios
en
servidores
ubicados
en
Estados
Unidos.
Esta
estrategia,
aparentemente,
busca
disipar
sospechas
en
un
contexto
de
tensiones
crecientes
entre
Washington
y
Pekín
en
términos
de
privacidad.
El
futuro
de
estas
grabadoras
dependerá
de
varios
factores.
Plaud
ya
ha
empezado
a
explorar
sectores
como
la
sanidad,
donde
adquirió
una
startup
de
software
hospitalario
para
reforzar
su
posición
frente
a
competidores
como
Abridge
o
Nuance,
propiedad
de
Microsoft.
Este
mercado,
altamente
regulado,
exige
precisión
y
seguridad,
lo
que
puede
favorecer
a
empresas
especializadas
si
logran
ganarse
la
confianza
de
los
usuarios.
El
regreso
de
las
grabadoras
de
voz
no
es
una
simple
moda.
Plaud
ha
demostrado
que
el
público
está
dispuesto
a
pagar
por
herramientas
que
optimicen
su
tiempo,
incluso
en
una
era
dominada
por
el
smartphone.
Con
rivales
como
Alibaba
reforzando
su
apuesta,
la
competencia
se
intensifica.
Estas
soluciones
deberán
probar
que
no
son
solo
un
puente
hacia
funciones
integradas
en
móviles,
sino
una
categoría
propia.
Lo
que
sí
parece
claro
es
que
grabar
y
procesar
información
con
precisión
nunca
había
tenido
tanto
potencial.
Imágenes
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Plaud
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DingTalk







































