Vamos a picar primero seis dientes de ajo. La mitad los echamos en una fuente para el horno en la que vamos a preparar los langostinos, el resto en un bol donde vamos a preparar la mantequilla de ajo.
En la fuente para el horno, rallamos finamente un limón, y echamos una cucharada de aceite de oliva, una cucharadita de sal, cuarto de cucharadita de pimienta negra y cuarto de cucharadita de chile molido (más si los queremos más picante). Removemos todo y reservamos.
Ahora vamos a limpiar y pelar 700 gramos de langostinos, cuanto más grandes sean mejor, y dejamos las colas para que se puedan comer cómodo. Los echamos la fuente para hornear y removemos bien para mezclarlos con las especias. Lo ideal es dejar que esta marinada actue durante 20 minutos.
Mientras tanto, calentamos el horno a 200º y hacemos la mantequilla de ajo. En un cazo pequeño derretimos cuatro cucharadas de mantequilla sin sal hasta que comiencen a dorarse, para lograr casi una beurre noisette, lo que nos llevará unos dos minutos. Añadimos los tres dientes de ajo picados que habíamos reservado y exprimimos medio limón del que habíamos usado la piel. Cocinamos hasta que el ajo este tierno, añadimos un poco de sal y removemos. Retiramos del fuego la mantequilla para que se enfríe un poco, pero no hay necesidad de que se solidifique.
Cuando la mantequille no esté muy caliente la echamos sobre los langostinos, mezclamos todo y lo metemos al horno. Lo ideal es que estén entre 8 y 10 minutos para que se cocinen pero no queden secos. Servimos de inmediato con un poquito de perejil picado. ¡Y a disfrutar!
