Microsoft
ha
publicado
recientemente
un
informe
sobre
los
10
empleos
con
más
riesgo
de
ser
reemplazados
por
la
IA
y
también
destaca
aquellos
que,
por
ahora,
están
más
protegidos.
Pero
la
publicación
no
llega
en
un
momento
neutral:
la
misma
empresa
está
apostando
fuerte
por
la
inteligencia
artificial,
invirtiendo
miles
de
millones
en
IA.
¿No
resulta
curioso
que
justo
ahora
quiera
subirse
al
carro
del «futuro
del
trabajo»?
La
investigación
de
Microsoft,
basada
en
más
de
200.000
interacciones
entre
usuarios
y
su
IA
Copilot,
arroja
que
los
trabajos
más
expuestos
incluyen
intérpretes,
traductores,
historiadores,
atención
al
cliente
o
escritores;
tareas
donde
la
IA
ya
está
metida
hasta
el
tuétano.
En
cambio,
profesiones
manuales
como
enfermeros
o
técnicos
especializados
aparecen
como
las
menos
amenazadas.
Microsoft
insiste
en
que
la
IA
no
va
a
eliminar
empleos
por
completo,
sino
que
los
transformará
o
será
una
herramienta
que
complemente
la
función
humana,
sin
embargo,
es
llamativo
que
este
informe
salga
justo
cuando
Microsoft
está
invirtiendo
a
lo
bestia
en
IA,
un
movimiento
que
muchos
interpretan
como
un
timing
perfecto,
volviéndose
en
una
maniobra
increíble
para
reforzar
su
narrativa
de
liderazgo
tecnológico,
dando
credibilidad
a
la
idea
de
que
la
IA
está
cambiando
el
trabajo,
y
que
ellos
están
al
mando
de
ese
cambio.
El
listado
basado
en
el
estudio
de
Microsoft
y
LinkedIn,
publicado
en
Fast
Company
y
otros
medios,
sobre
los
empleos
más
y
menos
susceptibles
de
ser
reemplazados
por
la
inteligencia
artificial
pone
por
delante
a
aquellas
actividades
que
involucran
tareas
rutinarias,
repetitivas
o
basadas
en
el
procesamiento
de
datos:
-
Traductores
e
intérpretes:
Las
IA
multilingües
avanzadas
como
GPT-4o
o
DeepL
están
reduciendo
la
necesidad
de
traducciones
humanas
en
tiempo
real. -
Escritores
técnicos:
Los
modelos
de
lenguaje
generan
documentación
técnica
y
manuales
de
forma
más
rápida
y
precisa. -
Correctores
y
editores
de
texto:
Herramientas
como
Grammarly
o
la
IA
de
Microsoft
Word
ya
ofrecen
correcciones
avanzadas
que
compiten
con
editores
humanos. -
Analistas
de
datos:
La
IA
puede
procesar
enormes
volúmenes
de
datos,
identificar
patrones
y
generar
informes
con
una
velocidad
inalcanzable
para
un
humano. -
Asistentes
administrativos:
Los
asistentes
virtuales
con
IA
(como
Microsoft
Copilot
o
Google
Duet)
gestionan
agendas,
correos
y
documentación
de
forma
autónoma.
Por
otro
lado,
los
trabajos
que
requieren
habilidades
humanas
complejas
como
empatía,
pensamiento
crítico,
liderazgo
o
intervención
manual
directa
son
los
que
(por
ahora)
están
libres
de
ser
reemplazados:
-
Psicólogos
y
terapeutas:
La
conexión
emocional,
la
empatía
y
la
interpretación
del
lenguaje
no
verbal
siguen
siendo
profundamente
humanas. -
Médicos
y
cirujanos:
Aunque
la
IA
apoya
el
diagnóstico,
la
toma
de
decisiones
clínicas
y
las
intervenciones
quirúrgicas
dependen
de
la
experiencia
humana. -
Profesores
y
formadores:
La
enseñanza
personalizada,
la
gestión
emocional
en
el
aula
y
la
adaptación
pedagógica
aún
no
pueden
ser
automatizadas
eficazmente. -
Trabajadores
sociales:
Requieren
un
enfoque
humano,
comprensión
contextual
y
soluciones
sensibles
para
cada
caso. -
Expertos
en
estrategia
de
negocios:
La
visión
a
largo
plazo,
el
análisis
del
entorno
y
las
decisiones
estratégicas
dependen
de
variables
sociales
y
culturales
que
la
IA
no
domina
por
completo.
Inversión
masiva
e
infraestructura
en
marcha
Este
año
2025,
Microsoft
ha
puesto
sobre
la
mesa
la
friolera
de
80.000
millones
de
dólares
para
construir
centros
de
datos
habilitados
para
IA,
una
inversión
sin
precedentes
que
muestra
su
apuesta
decidida
por
liderar
el
backend
de
la
revolución
digital.
Además,
planea
destinar
más
de
30.000
millones
solo
en
este
trimestre
para
reforzar
su
infraestructura,
con
el
objetivo
de
estar
siempre
un
paso
por
delante
en
capacidades
de
computación.
La
integración
entre
Microsoft
y
OpenAI
no
es
solo
estratégica,
es
tangible.
Azure
es
el
proveedor
exclusivo
en
nube
para
los
modelos
de
OpenAI,
incluido
ChatGPT,
lo
que
coloca
a
Microsoft
en
una
posición
privilegiada
frente
a
sus
competidores.
Además,
desde
el
lanzamiento
de
Copilot
Pro
y
los «agentes
de
IA
autónomos»,
la
empresa
está
dotando
de
inteligencia
a
productos
cotidianos,
convirtiendo
tareas
complejas
en
algo
tan
fácil
como
crear
una
hoja
de
cálculo.
La
estrategia
está
dando
frutos:
el
mercado
lo
sabe
y
lo
celebra:
Microsoft
ya
ha
alcanzado
una
valoración
de
4
billones
de
dólares,
un
logro
solo
alcanzado
por
gigantes
como
Nvidia.
Los
analistas
valoran
su
perfil
como «indispensable»,
gracias
al
empuje
sostenido
de
Azure
(un
negocio
que
crece
al
39 %,
muy
por
encima
de
sus
competidores)
y
a
la
adopción
creciente
de
IA
en
todos
sus
productos
corporativos.
Este
tipo
de
estudios
generan
reacciones,
como
la
idea
de
que
ahora
la
codificación
ya
no
es
una
habilidad
segura
y
que
la
IA «viene
por
los
programadores».
Sin
embargo,
algunas
voces
critican
que
el
estudio
solo
refleja
una
parte
de
la
historia,
enfocándose
exclusivamente
en
modelos
de
lenguaje,
y
olvidando
al
humano
experto
que
aporta
contexto,
ética
y
responsabilidad.
Que
Microsoft
publique
ahora
un
listado
de
empleos
en
riesgo
por
la
IA
no
es
casualidad.
Es
una
jugada
estratégica
para
reforzar
su
posición
en
el
mercado,
atraer
inversión
y
moldear
la
narrativa
pública.
Lo
importante
es
no
perder
de
vista
que,
más
allá
de
titulares
y
rankings,
lo
relevante
es
asegurar
que
la
revolución
de
la
IA
sea
una
oportunidad
para
todos
—no
solo
para
quienes
la
controlan.
Foto
de
Lumière
Rezaie
en
Unsplash