‘La que se avecina’: su temporada 12 arranca con más drama y la misma incorrección de siempre

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Corren nuevos tiempos para la ficción televisiva, y nosotros no íbamos a ser menos a la hora de dar un cambio en el rumbo preestablecido. Si el documental de Joaquín Sabina se ha visto antes en Atresplayer y ‘El pueblo’ ya funcionó llegando a Telecinco después de su paso «premium» en Amazon Prime, ahora es el turno de ‘La que se avecina‘, la serie más emblemática de nuestra tele durante la última década. Los de Montepinar también se pasan a las plataformas en Amazon Prime.

Doce años de disparates

No lo tuvo fácil la serie tras su ruptura con aquella exitosa idea de los hermanos de Jose Luis Moreno, productor y polémico centro de roces y asuntos internos que la llevaron a un cierre que no debería haber llegado. No de esa forma y con esos lodos. Y es que ya entonces, con su reparto, se veía en ella una química entre un reparto de actores entregados a sus personajes poco habitual por aquí.

¿Son las series de autor el futuro (y esperanza) de la ficción nacional?

Tras una serie de desacuerdos, descontentos y polémicas con la cadena que los acoge, los vecinos de Montepinar, la reedificación sobre los cimientos de aquella serie que ahora es ‘La que se avecina’, se asoman a la ventana de Amazon Prime antes de su paso a la cadena que, seamos honestos, los ha maltratado más de lo debido. Y ese sigue siendo uno de los grandes malos de nuestra ficción de prime time.

Con el estreno de los ocho primeros episodios de la temporada 12 de ‘La que se avecina’ seremos testigos de la ausencia de Javier Maroto, uno de los personajes más queridos, y del plan urdido para mantener el misterio de su desaparición. Además, como siempre pasa en esta comunidad, las mudanzas internas y los cambios de rol estarán a la orden del día en un vecindario donde Carlos Areces o Dario Paso ya se han acomodado. También el yerno ex-sacerdote de Antonio Recio o la prostituta de Kira Miró, esta más de apoyo en exteriores, se asoman a esta nueva ventana caótica llena de enredos.

Aquí sí que no hay quien viva

Era complicado, tiene que serlo, avanzar en las fechorías salidas de la mente de ese mayorista diabólico (no limpia pescado) que mueve los hilos de una comunidad de buitres que, por qué no, representan lo peor y lo todavía más chungo aún que todos llevamos dentro. Esa radiografía de la mentalidad española, del «porque yo lo valgo», ha sido uno de los principales sostenes de ala serie desde el primer momento.

Laqsa

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La nueva temporada de ‘La que se avecina’ no escatima en groserías ni en incorrección política, siempre con el único objetivo de sacarnos una carcajada. Y lo consigue. Vaya si lo hace. Que a estas alturas un grupo de manteros colocados estratégicamente por Mariscos Recio se dedique a la venta del «Top Gamba» todavía funcione es mérito de una sala de guionistas que demuestra conocer perfectamente que sus personajes no tienen límites morales. Vamos, comedia de primer nivel.

Por supuesto, el gran lastre de la serie sigue siendo una duración desproporcionada, absolutamente prohibitiva, que ni siquiera en su visionado sin publicidad se torna medianamente soportable. Es una lástima que no hayan depurado un poco más ahora que dan el salto (solo previo, pero salto al fin y al cabo) y hayan dotado de más ritmo (y episodios, por supuesto) a una serie que, en un formato más corto, sería una de las mejores comedias televisivas de la historia de nuestra televisión. Porque si alguien tenía duda, ‘La que se avecina’ ha vuelto con energías renovadas y muchas ganas de seguir incordiando.