La nueva estrella de la IA es Alexandr Wang: Zuckerberg le ha dado las llaves del futuro a un niño prodigio del 97

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Está
el
ecosistema
del
talento
de
élite
en
IA
como
un
hormiguero
bajo
la
lluvia
por

los
100
kilazos
que
está
desembolsando
Zuckerberg

(en
algún
caso
incluso
más)
para
poder
llevarse
a
Meta
a
no
solo
científicos
de
IA
de
muy
alto
nivel,
sino
al
tipo
de
gente
que
es
capaz
de
mover
la
aguja
que
más
importa:
la
de
la
capitalización
bursátil
de
la
empresa
entera.

En
esas,
seguramente
no
está
haciendo
todo
el
ruido
que
merece
la
persona
en
cuyas
manos
ha
terminado
el
poder
real
de
Meta.
Es
quien
resolvió
el
problema
más
mundano
y
decisivo:
cómo
alimentarla.


Alexandr
Wang,
de
28
años
,
no
creó
ChatGPT
ni
Gemini,
pero

construyó
una
infraestructura
fundamental
para
hacer
posible
propuestas
así.
Y
ahora
Zuckerberg
ha
apostado
14.300
millones
de
dólares
a
que
este
–insultantemente–
joven
es
la
pieza
que
necesitaba
para
ganar
la
carrera
de
la
superinteligencia.

Hijo
de
científicos
destacados
en
Nuevo
México,
Wang
es
el
fundador
de
Scale
AI,
una
empresa
que
hace
el
trabajo
sucio,
el
que
nadie
ve
pero
todos
necesitan:

etiquetar
y
preparar
los
datos
que
entrenan
a
los
modelos
de
IA
más
avanzados

del
mundo.
No
es
glamuroso,
pero

es
indispensable.

Como
él
mismo

ha
explicado
, «la
IA
se
reduce
a
tres
pilares:
cómputo,
datos
y
algoritmos.
El
cómputo
lo
impulsa
gente
como
NVIDIA,
los
avances
algorítmicos
vienen
de
grandes
laboratorios
como
OpenAI,
y
los
datos
los
alimenta
Scale».

Su
gran
acierto
fue
entender
algo
que
en
2025
parece
obvio
pero
que
hace
unos
años
apenas
lo
era:
que
el
cuello
de
botella
de
la
IA
no
va
solo
de
algoritmos
o
de
potencia
de
cálculo,
sino
de
datos
de
calidad,
algo
que

ya
contamos
en

Xataka

en…
¡2019!

Y
Wang,
en
lugar
de
perseguir
una
aplicación
viral
de
la
IA,
se
puso
a
vender
palas
en
plena
fiebre
del
oro.

Y
resulta
que
todo
el
mundo
necesitaba
palas.

El
lunes,

Zuckerberg



envió
un
memo
interno


que
suena
más
a
declaración
de
guerra

que
a
simple
reorganización.
Y
es
justo
reconocer
que
cuando
Zuckerberg
se
pone
en
modo
visionario,
suele
acertar.

Hace
nueve
años
lo
clavó
.

Wang
es
un
genio
técnico,
pero
solo
explica
una
parte
de
su
meteórico
ascenso
pese
a
su
juventud.
Lo
menos
evidente
es
esa

comprensión
precoz
de
dónde
está
el
valor
real
.
Cuando
investigadores
mucho
más
experimentados
que
él
se
centraban
en
competir
creando
mejores
algoritmos,
él
se
dio
cuenta
de
que
el
futuro
sería
de
quien
controlase
los
datos.

«Puedes
tener
los
mejores
algoritmos
del
mundo,
pero
si
no
tienes
datos
de
calidad,
no
tienes
nada»,
dijo
Wang.
Scale
AI
se
convirtió
en
el
proveedor
de
datos
para
OpenAI,
Google,
Microsoft
y,
por
supuesto,
Meta.
Básicamente,

se
colocó
en
el
centro
de
la
cadena
de
suministro
de
la
IA
moderna
.
Algo
que
ha
valido
más
de
14.000
millones.

Su
filosofía
empresarial
es
también
pura
madurez
y
equilibrio,
no
siempre
presentes
en
emprendedores

under
30

(ejem).

Sigue
manteniendo
el
control
personal
sobre
cada
contratación
.
También
sobre
cada
entrega
de
datos
a
sus
clientes. «La
calidad
es
fractal,
los
estándares
altos
se
filtran
por
toda
la
organización»,

ha
dicho
.

También
es
cierto
que
si
Scale
AI
se
encontrase
en
concurso
de
acreedores,
diríamos
de
él
que
no
supo
delegar.
Como
el
escenario
es
muy
distinto,
elogiamos
su
implicación.

Es,
en
cualquier
caso,

obsesivo
hasta
el
extremo,
pero
en
los
aspectos
concretos
correctos

y
no
con
todo
el
ancho
de
una
organización. «Si
realmente
te
excedes
en
algo,
si
vas
a
10
millas
por
hora
de
más
y
constantemente
vas
más
allá,
entonces
mejorarás
más
rápido
que
cualquier
otro»,

dijo
.
Pisa
el
acelerador
para
no
levantar
el
pie
de
ahí.

Meta
necesitaba
a
Wang
porque
su
estrategia
anterior
no
ha
terminado
de
funcionar:

  • Llama
    4

    ha
    sido
    una
    decepción

    en
    un
    mercado
    en
    el
    que
    una
    decepción
    es
    lapidaria.
  • Once
    de
    los
    catorce
    investigadores
    originales
    del
    equipo
    de
    Llama

    se
    han
    marchado
    de
    Meta
    .
    Varios
    de
    ellos
    se
    han
    ido
    a

    Mistral
    .
  • Zuckerberg
    se
    ha
    dado
    cuenta
    de
    que
    está
    perdiendo
    una
    carrera
    que
    realmente
    quiere
    ganar.

Y
su
solución
ha
sido
comprar
el
ecosistema
de
datos
más
valioso
del
mundo
y
darle
las
llaves
a
su
creador.

La
reorganización
de
Meta
bajo
el
paraguas
de ‘Meta
Superintelligence
Labs’
es
mucho
más
que
cosmética.
Es
una
admisión
tácita
de
que

la
IA
no
puede
ser
un
departamento
más
dentro
de
Meta.
Tiene
que
ser
Meta
.
Y
ha
puesto
a
un
veinteañero
sin
pedigrí
académico
tradicional
incluso
por
encima
de
científicos
con
décadas
de
experiencia,
como
todo
un

Yann
LeCun
.

Es
una
apuesta
total:
que
en
el
mundo
de
la
superinteligencia,
importa
más
entender
cómo
funciona
el
negocio
de
la
IA
que
cómo
funcionan
los
algoritmos.

Wang
lleva
años
vendiendo
palas
mientras
otros
cavan.
Ahora
Zuckerberg
le
ha
dado
el
mapa
del
tesoro.

En
Xataka
|

Si
en
2020
nos
hubieran
preguntado
qué
tecnológica
sería
más
atractiva
en
2025
no
hubiéramos
dicho ‘Meta’.
Pero
aquí
estamos

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