Todos hemos sido niños y sabemos que una de las mejores cosas que tiene la Navidad es recibir regalos. A los padres también nos genera felicidad el complacer a nuestros pequeños y ver su cara de ilusión cuando rompen el papel y descubren que Papá Noél o Los Reyes Magos les han traído justo lo que les han pedido.
Sin embargo, cuando esa lista es kilométrica, o simplemente cuando la fuente de regalos es muy amplia, podemos promover el Síndrome del Niño Rico, una corriente que ha ido creciendo en los últimos años, fomentada por el espíritu consumista de la sociedad y la inclinación por suplir el tiempo que deberíamos dedicarles a nuestros hijos con regalos materiales.
¿Qué es el Síndrome del Niño Rico?
El Síndrome del Niño Rico o affluenza, se refiere a un problema que presentan aquellos niños que suelen recibir todo lo que piden y manifiestan algunos síntomas típicos como inconformidad (incluso ante cosas que acaba de recibir), irascibilidad, aburrimiento constante, carencia de empatía y una sensación de frustración que solo consiguen calmar ante un nuevo regalo.
Precisamente ese es el motivo por el cual la Navidad puede convertirse en el simiente de este síndrome entre los pequeños: cuando reciben una gran cantidad de regalos, es fácil que se sientan especiales y queridos, pero cuando cruzamos ciertos límites, podemos generarles una sensación de derecho a recibir todo lo que han pedido. Esto puede llevar a que se sientan insatisfechos cuando no sucede y desarrollar una actitud exigente y excesivamente egoísta.
Cómo evitar el Síndrome del Niño Rico en una época en la que reciben tantos regalos
Enséñales a ser agradecidos
Enseñarle a los niños el valor de la gratitud, además de ser fundamental en el desarrollo de una personalidad sana, es una de las herrramientas más importantes para sentirnos felices con lo que tenemos.
Al contrario de lo que se suele pensar, no consiste en aprender a dar las gracias cuando se recibe algo, sino que va mucho más allá: es identificar cuando alguien hace algo por nosotros y darle importancia a ese esfuerzo que nos hace sentir queridos y valorados.
Enséñales a valorar lo que tienen
Preparar a los niños para la vida pasa por aprender que todo se consigue con esfuerzo y que eso es algo que papá y mamá hacen continuamente para cuidar de la familia.
En este aspecto, no solo debemos referirnos al dinero y a las cosas materiales, sino también a las labores del hogar, a los cuidados que recibe cualquier miembro de la familia cuando está malito o incluso al hecho de contar con una familia unida.
Evita sobrecompensarles
Es fundamental tener en cuenta que premiarles a través de cosas materiales no siempre es una buena idea. Ellos deben comprender que al igual que todos en casa, tienen responsabilidades que deben cumplir (por ejemplo, recoger los juguetes cuando han terminado, ayudar a mamá a poner la mesa o simplemente hacer los deberes), y que no merecen un premio por hacerlo.
Evita los regalos excesivos
Con esto nos referimos tanto a la cantidad como al contenido. Los niños no necesitan una cantidad ingente de juguetes (ese es el motivo por el cual en casa seguimos la regla de los cuatro regalos desde hace un par de años), ni objetos carísimos solo porque están de moda.
Inculquemos que el valor de las cosas no se mide con esos baremos, y enseñemos que hay regalos no materiales que nos pueden brindar mucha más felicidad y satifacción.
Fomenta la importancia de dar en lugar de solo recibir
En una época en la que los niños no paran de escuchar frases chantajistas del tipo «pórtate bien que Los Reyes Magos te están mirando» ó «pórtate bien para que te traigan muchos regalos», es normal que se suelen centrar solo en lo que pueden conseguir.
Sin embargo, y como todo en la voda, lo más importante es el equilibrio, y a veces olvidamos que aprender a dar es muy importante en el desarrollo de su personalidad. Por eso es fundamental enseñar a los niños a hacerlo de forma práctica a través de actividades como donar ropa o juguetes, comprar algún regalo para llevar a un hospital (generalmente en Navidad hacen recogida para los niños que están ingresados), o ayudar a alguna donación a alguna fundación que lo necesite, compartiendo con el niño el sentido de hacerlo.