«La larga vida de los recuerdos», un filme sobre la pérdida y los nuevos comienzos

0
58

La larga vida de los recuerdos
«La larga vida de los recuerdos»

Seis personajes se enfrentan y tratan de conciliarse con la pérdida de seres queridos y también con sentimientos largamente guardados, en las historias que nutren «La larga vida de los recuerdos», de Mariana Russo y Alberto Masliah, que se estrena este jueves en el porteño Cine Gaumont.
 

Trailer «La larga vida de los recuerdos»

VER VIDEO

La película tiene como eje a los recuerdos que mantienen vivos a los seres queridos de los protagonistas, en un relato coral que muestra a una mujer que se reencuentra con su hijo, a un anciano que revive un pasado doloroso, el amor en común que tuvieron dos mujeres y también, el nuevo comienzo para un artista ante al final de su matrimonio.

«Yo vivo con la sensación de una coexistencia de diferentes tiempos en el mismo espacio y poder transmitir eso en el cine era fundamental, al igual que contar con los movimientos de cámara para esto, es decir, poder trabajar dos temporalidades en la misma toma o en un plano secuencia es maravilloso.Mariana Russo

El filme está protagonizado por Ricardo Merkin, Agustín Vásquez Corvalán, Victoria Raposso, Ariadna Asturzzi, Estela Garelli, Livia Fernán, Santiago Magariños, Julia Amore y Daniel Lambertini.

-¿Por qué el tema de la muerte como disparador de la película?

Mariana Russo: El tema de la muerte siempre estuvo presente cuando trabajamos con el guionista Gustavo Cabaña. Ambos transitábamos un duelo, él con la muerte de su mamá y yo la de mi padre, entonces la película cobra sentido y nos acompaña en esa difícil etapa. Siempre supimos que iba a ser una historia coral sobre la muerte y con la presencia de un parto, como contrapunto. La pulsión de vida y muerte jugó constantemente en el proceso creativo, en la trama, el rodaje y en el montaje

-El relato tiene varias historias que abordan distintos tipos de pérdida. ¿Cómo fueron conformando esa especie de abanico sobre posibilidades que tienen como base un mismo tema?

-Al pensar en duelos, pensamos en pérdidas y no necesariamente tiene que haber una ausencia o una muerte, nos duelen muchas cosas. La idea fue ir avanzando en las cuatro historias en momentos particulares de la vida de los personajes y como pinceladas, intuir lo interno, el dolor, la culpa o el arrepentimiento, diferentes emociones que pueden dispararse en esa etapa tan particular que es el duelo.

Por ejemplo, el hombre que vuelve ya de grande a su pueblo natal pero que en su juventud había perdido a su hermano gemelo por causa de una guerra o una revuelta política, no se explica demasiado, pero tiene una referencia puntual histórica a los fusilamientos de José León Suarez. Esto es algo que puede o no leerse en las escenas y me tomé la licencia de ponerlo porque mi abuelo sobrevivió a ese hecho histórico, a donde perdió a sus compañeros Carranza y Gariboti.

El guion de Gustavo Cabaña tenía una estructura perfecta que fue modificándose en la profundización del rodaje. Por eso fue clave la instancia de montaje, que tuvo once versiones hasta que encontramos el equilibrio perfecto entre las cuatro líneas narrativas.

-El pasado se hace presente de distintas maneras para los protagonistas, incluso se corporizan como figuras fantasmales en la cotidianidad. ¿Cómo fueron llegando a esta puesta?

-La posibilidad que da el cine de entrar y salir de diferentes tiempos era algo para aprovechar. Yo vivo con la sensación de una coexistencia de diferentes tiempos en el mismo espacio y poder transmitir eso en el cine era fundamental, al igual que contar con los movimientos de cámara para esto, es decir, poder trabajar dos temporalidades en la misma toma o en un plano secuencia es maravilloso.

-¿El núcleo de la película es el derecho a una segunda oportunidad para los personajes?

-Si, hay algo de ‘la vida después de la muerte’ que lejos de ser referencia de mensaje religioso, es una pregunta, una tensión latente de la vida nuestra acá en este espacio-tiempo después de la ausencia de un ser amado, después de la interrupción de un flujo que parecía eterno. La pregunta sobre cómo podemos sobrevivir a tanto dolor y la posibilidad de que también un duelo pueda significar alivio o la posibilidad de encuentro con uno mismo o con un cambio de paradigma.