El mundo ya no es el que era en enero de este mismo año, y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, que diría Neruda. La pandemia de coronavirus y el estado de alarma derivado de ella han cambiado muchos de nuestros hábitos, creencias y costumbres. Entre ellas, la forma en la que nos educamos.
Antes de la cuarentena nacional obligatoria declarada el 14 de marzo, la formación presencial era la preferida por muchos alumnos y la educación online se reservaba para cuando las obligaciones personales o profesionales impedían acudir a las clases físicas, aseguran los expertos consultados por Xataka. “La universidad en línea parecía una formación de segunda, en la que era más fácil o te regalaban el título, pero todos estos estigmas se han venido ahora abajo”, explica Rubén González, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
La nueva realidad que ha traído consigo el coronavirus ha hecho que las tornas cambien y, desde el pasado abril, las escuelas y universidades especializadas en la formación en remoto han experimentado un notable aumento del número de alumnos matriculados, tanto en cursos cortos como en postgrados para el próximo año académico.
Así, Oscar Fuente, director de IEBS Business School, señala que de marzo a abril han aumentado su facturación un 300% en cursos cortos y en vídeo. Nacho de Pinedo, CEO del Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI) apunta que su demanda ha crecido un 76% con respecto al mes de abril de 2019. Y en la UNIR, donde los plazos de matriculación para el próximo curso siguen abiertos, González afirma que algunos grados han duplicado el número de alumnos inscritos hasta el momento con respecto a las mismas fechas del año pasado.
“El COVID-19 ha supuesto una revolución en el sector de la formación y ha acelerado su digitalización, al igual que ha pasado con el ecommerce o el teletrabajo. En estos tres ámbitos existían todas las facilidades y la tecnología para hacer uso de ellos, pero sólo se utilizaban esporádicamente, y se le daba más importancia a la parte presencial. Pero cuando no ha quedado más remedio que usarlas a distancia, se ha visto que se pueden conseguir grandes resultados, por lo que va a ser difícil que el consumidor vuelva atrás”, señala el CEO del ISDI.
A pesar del incremento de la demanda de formación online, los responsables de estos centros educativos admiten que las primeras semanas de la cuarentena fueron dramáticas, como para casi cualquier negocio, puesto que que vieron reducidas enormemente las inscripciones y el tráfico hacia sus webs, unas circunstancias que atribuyen al shock inicial por el estado de alarma.
“En las primeras dos semanas nuestra facturación en los másteres cayó un 50%, aunque los cursos cortos se mantuvieron. Por eso decidimos volcarnos en este último segmento, porque vimos que si todo seguía igual el microlearning nos iba a salvar. Planteamos un escenario pesimista, recortamos en gastos superfluos un 30% y nos centramos en crear cursos cortos y baratos. Pero después de esas dos semanas todo empezó a mejorar y ahora incluso estamos creciendo más que el año pasado”, señala el director de IEBS Business School.
Transformación digital de la educación
Los responsables de los centros educativos online consultados por Xataka aseguran que el estado de alarma no sólo ha servido para aumentar de forma coyuntural la demanda de formación en remoto, también consideran que ha dado un enorme impulso a la digitalización del sector. Por lo que esperan que las cifras actuales se mantengan en el tiempo y están convencidos de que la formación va a cambiar para siempre después del coronavirus.
Esto supondrá que las universidades y escuelas enfocadas en la educación presencial van a tener que llevar a cabo una profunda reconversión digital para equiparse a los centros online si no quieren perder a parte de su alumnado. Una transformación que ya han iniciado, en muchos casos de urgencia, para solventar lo que quedaba de curso.
“Al principio de la cuarentena, cuando se canceló la docencia presencial, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) nos pidió soporte y ayuda en algunas cuestiones para impartir clases a distancia”, señala el vicerrector de Ordenación Académica de la UNIR. La IEBS Business School, el ISDI o la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) también ha recibido peticiones similares de instituciones educativas, tanto públicas como privadas.
Todas ellas explican que pasar de la educación presencial a la online no va a ser una tarea sencilla, pues la formación en línea no sólo se basa en el uso de la tecnología, sino también en un planteamiento metodológico adaptado a la docencia en remoto y en un profesorado formado para ello.
“El problema de algunos centros que nos llaman es que se piensan que es sólo un tema de tecnología, y no es así. Aunque la tecnología es muy importante, lo fundamental es la metodología y los contenidos: no puedes usar la misma metodología ni los mismos contenidos que estás usando en las clases presenciales”, explica el CEO del ISDI.
De hecho, los centros consultados por Xataka explican que la regulación española exige una preparación metodológica específica para la formación online y marca unos plazos, que giran en torno al año y medio, para aprobar un curso en remoto. La situación extraordinaria provocada por la emergencia sanitaria del coronavirus ha hecho que se permita migrar toda la formación presencial a un entorno en línea, pero cuando se vuelva a la normalidad tendrán la obligación de tornar a la modalidad presencial.
Pero esa vuelta a lo presencial, aventuran, se hará con la lección aprendida y la vista puesta en la digitalización de los cursos. “La sociedad está experimentando un cambio por el que la enseñanza online va a ser habitual, con o sin virus. El COVID-19 ha sido un acelerador para habituarnos a la formación online, incluso para nosotros, ya que nuestra universidad también es en parte presencial”, explica Jesús González Boticario, vicerrector de Digitalización e Innovación de la UNED.
Una visión que se comparte desde el alumnado. “A partir de ahora, para mí no tendría mucho sentido apuntarme a un máster que sólo fuese presencial. Buscaría uno en el que me asegurasen que la formación online es equivalente a la presencial, y no sólo por si pasa algo como lo del coronavirus, sino también por si empiezas a trabajar y no puedes ir a clase o por si se te solapa con algo importante”, afirma Myriam Domínguez, alumna del máster presencial en Periodismo de Agencia UC3M-EFE de la Universidad Carlos III de Madrid.
Domínguez señala que tuvieron que pasar de la modalidad presencial a la telemática, que no existía hasta ese momento en su máster, de un día para otro, y explica que la parte teórica se ha resuelto bien gracias a las videollamadas y las plataformas participativas. En las prácticas, en cambio, han tenido dificultades que no han podido solventar, ya que debían acceder a material de la universidad, como cámaras de vídeo, y programas informáticos que sólo estaban en las instalaciones del centro.
Evaluación a distancia
Otro de los grandes retos que plantea la educación a distancia es la evaluación en remoto. Son muchas las voces que se preguntan cómo examinar a alumnos que se encuentran al otro lado de la pantalla, en sus casas, con la posibilidad de consultar el material que debería haber aprendido sin que los profesores puedan impedirlo.
Los centros educativos online señalan que disponen de diversos sistemas de evaluación en sus plataformas digitales para examinar con todas las garantías en remoto. La UNED, por ejemplo, acaba de estrenar el suyo, denominado AvEx y que, según afirman desde la institución, va a permitir evaluar a distancia a más de 270.000 alumnos.
Esta herramienta tiene un sistema de control que evita distintos comportamientos fraudulentos como la suplantación de la identidad para que otra persona realice el examen, el uso de materiales no autorizados o la ejecución de ejercicios en grupo mediante una serie de fotografías que se harán de manera aleatoria y se enviarán al profesor junto con el ejercicio ya resuelto.
González Boticario explica que AvEx ya se estaba desarrollando antes de que se produjese la pandemia y han tenido que acelerar su conclusión ante la imposición de las medidas de distanciamiento social. Además, subraya que la UNED confía plenamente en esta herramienta e informa de que otras instituciones, como el Consejo General del Poder Judicial o las consejerías de educación de varias comunidades autónomas, ya se la han solicitado para sus evaluaciones.
Las dificultades para los profesores
Aparte de la tecnología, la metodología o las formas de evaluación a distancia, otro de los problemas a los que se ha enfrentado la educación tradicional con el cambio brusco a la modalidad en remoto es la falta de preparación y de medios del profesorado. Muchos de los docentes que impartían clases presenciales han tenido que cambiar las aulas por sus domicilios con apenas un ordenador personal y sin espacios preparados para la enseñanza.
Según explica Rafael Conde, director del Grado de Artes Digitales de la Universidad Camilo José Cela, los docentes que han tenido que reconvertir sus clases al entorno digital han acumulado críticas durante el confinamiento y no se ha tenido en cuenta que pueden carecer de formación para dar clases online, equipos adecuados o tener contextos vitales complejos, como familiares a cargo o espacios habitacionales reducidos.
“Para las clases online se da por hecho que el profesor tiene un buen equipo y un despacho en casa para impartir las clases, buena conexión a internet, todas las herramientas necesarias en su ordenador y conocimientos para usarlas. No se piensa que puede ser un docente joven, con pocos ingresos, que comparta piso, tenga el mismo portátil desde hace años y sólo pueda acceder a los softwares necesarios para su trabajo cuando va a la universidad”, señala.
Además, argumenta que tampoco se tienen en cuenta la limitación de medios de muchos centros, en especial los públicos, donde la falta de presupuesto ha sido el principal escollo para un mejor desarrollo de la digitalización antes de la pandemia.
“Muchas universidades públicas no estaban preparadas, pero su argumento es irrebatible: no hay medios. Cuando hablas de la adaptación a la formación online la gente piensa en un catedrático mayor que no tiene ni idea de internet, pero muchos de los profesores son gente muy preparada que sabe usar perfectamente la tecnología y no tiene recursos para hacer otra cosa”, apunta.
Más trabajo digital
El cambio de tendencia hacia una mayor demanda de la formación online también se percibe en las ofertas de empleo. Según los datos recopilados por el portal Infojobs desde el inicio de la cuarentena, el perfil de profesor particular a distancia es uno de los 15 puestos más solicitados en los últimos tres meses y las peticiones para contratar a este tipo de profesionales se han incrementado un 72% con respecto a las semanas previas al confinamiento.
Pero no se trata sólo de una tendencia en el sector educativo, sino en todo el mercado laboral: las competencias digitales van a tener mucho más peso en los procesos de selección de todo tipo de empleos. La empresa de recursos humanos MicahelPage informa de que el número de compañías que reclaman candidatos con capacidades digitales adicionales a las aptitudes propias de su trabajo han aumentado desde el inicio de la cuarentena, aunque no aportan cifras al respecto.
Una tendencia que también se está empezando a percibir en los centros de formación, donde la demanda de cursos relacionados con empleos digitales está creciendo y se prevé que lo siga haciendo en los próximos meses.
“Muchas personas van a tener que formarse en nuevas competencias para buscar nuevos trabajos, porque sus empleos previos están congelados o sus empresas están reduciendo las plantillas y no se sabe qué va a pasar. Prevemos un aumento importante de la demanda de la educación relacionada con trabajos digitales para el próximo curso”, afirma el vicerrector de Digitalización e Innovación de la UNED.