Durante el cuarto de siglo transcurrido desde su extraordinario debut, ‘Un ratoncito duro de roer’, nunca se ha valorado el trabajo de Gore Verbinski, uno de los cineastas más personales y clarividentes del anquilosado panorama de autor del cine norteamericano. Con una filmografía construida a base de talento y energía, el director ha dejado varias obras maestras a nuestra disposición. La última de ellas, ‘La cura del bienestar‘, la tienes hoy en Paramount y cuando quieras en Amazon Prime.
La caída del hospital Usher
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A pesar de haber construido una filmografía ejemplar, donde la mitad de su obra es francamente extraordinaria, el director de la repudiada (pero sin igual y brillante) ‘El llanero solitario‘ ha vuelto a lo que parece ser el género donde más cómodo se encuentra: el horror puro y duro.
Después de haber trasladado la maldición de ‘The Ring (La señal)’ a tierras americanas con un remake muy superior a la media habitual que le abrió las puertas grandes de la industria (después llegarían los ‘Piratas del Caribe‘), Verbinski no había vuelto a tontear con el género más allá de algún detalle sórdido de la espectacular ‘Rango‘, un western tétrico y animado que también podríamos colocar en su amplio saco de jugadas maestras.
El batacazo de su visión hiperbólica y majestuosa del cowboy del antifaz fue un duro varapalo, así que Verbinski decidió rebajar un poco el presupuesto para ofrecer una vez más su personal visión del horror. Y volvió a fracasar, aunque solo a niveles económicos. Como con su anterior película. ‘La cura del bienestar’ costó 40 millones de dólares, bastante dinero, tirando a mucho, para un género que parece haber encontrado en la cadena de producción Blumhouse su lugar ideal. En Estados Unidos recaudó ocho.
Habrá quien lo vea como una celebración, un accidente o un milagro, pero ‘La cura del bienestar’ es la película de horror más sincera que pasó por nuestras pantallas en mucho tiempo. Sin medianías, con un tono desagradablemente arisco, sin rastro de humor y con un formato de pesadilla en espiral consciente de serlo, de estar ahí para molestar, para helarte los huesos, la película nos mete de lleno en un centro de salud que ya está en el top de “centros de lo que sea chungos” del cine.
Con un protagonista (extraordinario Dane DeHaan) dispuesto a sufrir todos los horrores que el director ha imaginado junto a Justin Haythe, que ya ayudó en su último western de fantasía, ‘La cura del bienestar’ es una patata caliente desde su primera secuencia. Lo que presenta Verbinski, en un flamante 1:66:1 (como la ‘Jackie’ de Pablo Larraín, pero modificando la altura de la lente) increíblemente iluminado por Bojan Bazelli es una historia de terror extremadamente incómoda y adulta que arranca como ‘Drácula‘ hasta hacer una parada en un ‘Corredor sin retorno’. Y justo cuando crees que Verbinski ha decidido hacer una película pequeña, clásica y sin aspavientos, llega la segunda de las dos horas y media de duración.
‘La cura del bienestar’ es una obra maestra sangrante que devuelve una serie de patrones y costumbres largo tiempo olvidadas. Esta moderna House of Usher bebe de todas las fuentes de la sabiduría: clásicos italianos, gótico literario, Lovecraft, Poe, Cronenberg… venga, ¿cuándo fue la última vez que viste algo así en una sala de cine comercial? Ahora piensa cuándo volverás ver algo parecido. Lo único que necesito es que cuando llegue ese momento, estéis preparados de una maldita vez.