Siempre había pensado que el teletrabajo es una fórmula muy interesante para captar talento en las empresas. Sin embargo, para muchas compañías de todo el mundo pesa más la cultura corporativa que la flexibilidad. Se entiende que para transmitir esta cultura, estos valores de la empresa, todos los empleados tienen que trabajar, y muchas veces competir entre ellos, en el mismo espacio. Y pasado el experimento obligado por la pandemia, está claro que la cultura del teletrabajo ha fracasado, la vuelta a la oficina es un hecho en grandes compañías a nivel mundial.
No existe unanimidad. Pero si hay una tendencia de grandes compañías como Amazon, Apple o Morgan Stanley que quieren que sus empleados vuelvan a las oficinas a toda costa. El problema es que en muchos casos los empleados no quieren reincorporarse a su vida en la oficina, al menos no como antes de la pandemia. Y se están realizando algunas cesiones.
En el caso de Morgan Stanley hay una variable que también se identifica en alguna que otra empresa de Silicon Valley, pagan más a sus empleados porque vivir en determinadas ciudades para acudir a la empresa es más caro. Y esto no lo están detectando como una oportunidad para ahorrar en costes laborales.
No es la productividad, es por la identificación con los valores de la empresa
Lo curioso es que en ningún caso de habla de pérdida de productividad. Es decir, los empleados siguen realizando su trabajo más que correctamente. El problema viene por el lado de la cultura corporativa, sentirse más comprometido con la empresa por el hecho de estar en la oficina.
Cuidar del empleado también tiene que ver con facilitar la conciliación
Mi opinión es contraria a esta tesis, creo que un empleado que se siente bien cuidado por su organización, que puede conciliar mejor su vida personal y profesional, se va a sentir más comprometido con su empresa. Y valorará esta alternativa antes de cambiar de trabajo. El equilibrio parece que se está logrando permitiendo un par de días por semana de trabajo remoto en muchas organizaciones.
¿Y qué ocurre en España? Pues tenemos diferentes ejemplos, hay empresas como Sngular, que directamente han decidido dar libertad a sus empleados para que elijan que quieren hacer, si acudir a la oficina o trabajar desde casa. Y lo hacen sobre todo porque ven en esta alternativa la mejor opción para captar talento.
Luego está Telefónica, que en el nuevo convenio firmado con los sindicatos apuesta por nuevas fórmulas como la semana flexible bonificada incluyendo la jornada laboral de cuatro días aunque con reducción de salario y asegura un mínimo de dos días de teletrabajo.
Las pymes no acaban de tenerlo claro
¿Y qué pasa con las pymes? En su mayor parte siguen la misma tendencia que tenían antes de la pandemia. El teletrabajo se utiliza más de forma esporádica que frecuente, más como una fórmula para poder sacar adelante una acumulación de tareas desde casa y no tener que quedarse a hacer horas extra en la oficina en muchos casos.
También ha existido mucha confusión con la legislación del teletrabajo. A medida que se vayan renovando los convenios todo debería quedar más claro. Las empresas creen que lo que pueden ahorrar por un lado, lo pierden por otro. Y sobre todo, no están dispuestas a perder el control, que en muchos casos es el principal argumento para mantener a los empleados en la oficina.
Mi sensación es que al teletrabajo todo esta explosión le ha llegado pronto, sin que todo el ecosistema esté completo en muchas empresas. Y por aquí se les ven las costuras a muchas de ellas. Porque mientras por un lado tenemos conexiones y posibilidad de trabajar de forma productiva gracias a la fibra, muchas siguen con un modelo de trabajo pegado a la oficina, sin dar el salto a la nube que haría que todo fuera más fácil y más coherente.