No llegamos a ser conscientes del tiempo que pasamos al día mirando el móvil más que a nuestro propios hijos. Creemos que es un gesto inofensivo pero se repite más de lo que nos creemos; es lo que se conoce como «crianza distraída», cuando miramos la pantalla del móvil más que a nuestros hijos.
“Es un momento, nada más” ó “puedo hacer las dos cosas a la vez” son las frases más oídas, pero lo cierto es que tiene un perjuicio claro para nuestros hijos, los más afectados de que estemos presentes pero ausentes.
Sucede en las plazas, en los parques, en los centros comerciales, e incluso hay quienes van caminando o conduciendo mientras miran su móvil. Somos adultos hiperconectados, y esto está afectando la crianza de nuestros propios hijos.
Nos preocupa el abuso que hacen nuestros hijos de las nuevas tecnologías, de los videojuegos, de las tablets. Nos preocupa cuando ese abuso se traduce en problemas en el colegio, problemas de conducta o problemas para establecer relaciones sociales, nos preocupa porque vemos a veces que les aísla tanto de los amigos como de la familia. Pero no somos conscientes del uso que les damos nosotros a esas nuevas tecnologías, y al final los niños están viendo adultos hiperconectados y esos adultos somos en demasiadas ocasiones sus propios padres.
La crianza de los padres distraídos
Los expertos han empezado a llamarlo «crianza distraída», la de unos padres y madres que estamos pero sin estar cuando pasamos tiempo con nuestros hijos.
Porque se ha convertido en un hábito el estar pendiente casi de manera compulsiva de los avisos del móvil y este hábito -o realmente este abuso-, influye de forma negativa directa e indirectamente en la crianza de nuestros hijos.
Cuando son más pequeños necesitan jugar con sus adultos de referencia, sus padres, y cuando van creciendo, e incluso siendo adolescentes, necesitan desarrollar una relación que les permita conversar con ellos y ninguna de ambas opciones: jugar o conversar con nuestros hijos, es compatible con que nuestra atención se la demos a lo que nos demanda nuestro teléfono móvil.
Estar permanentemente conectados a la pantalla del móvil nos desconecta de nuestros hijos.
¿Cómo afecta a nuestros hijos la crianza distraída?
Es importante establecer una comunicación con nuestros hijos constructiva y positiva. Ellos necesitan que papá y mamá estén presentes, no sólo físicamente sino también su mente, su pensamiento, su atención, cuando están juntos.
¿Cuánto tiempo al día pasas mirando la pantalla del móvil y cuánto tiempo miras a tus hijos? Puede que no nos demos cuenta o lo minimicemos, pero así afecta este comportamiento a nuestros hijos:
- Nos desconecta de nuestros hijos: físicamente sí estamos junto a ellos, eso está claro, pero si realmente queremos aprovechar un tiempo compartido con los hijos, estar mirando el teléfono es incompatible.
- Les damos un mal ejemplo: los niños hacen lo que ven, y si hacemos un uso excesivo de las pantallas en presencia de los niños, ellos lo verán como lo normal.
- Se sienten ignorados: los hijos necesitan sentir que sus padres les acompañan, les escuchan y les comprenden. Si estamos permanentemente pendientes del móvil, se sienten desplazados e invisibles.
- Desarrollan un comportamiento similar con otras personas: somos su espejo, nuestro comportamiento les da pautas para desarrollar su propio comportamiento, ignorando también a otras personas.
- Te pierdes su infancia, y tus hijos pierden a sus padres: el tiempo junto tus hijos vale oro, no lo desperdicies mirando una pantalla. Tus hijos serán niños solo una vez.
Cómo evitar una crianza distraída
Hay sencillas medidas que puedes poner en práctica a partir de hoy para evitar ser un zombie del teléfono móvil, que parece que lo único que te interesa pasa allí dentro. No es fácil cuando tienes un mal hábito de uso, pero merece la pena intentar hacer pequeños cambios por el bien de tus hijos. Por ejemplo:
- Pon el móvil en silencio. cuando estés con tus hijos o salgas al parque con ellos, pon las notificaciones del móvil en silencio. Y evita mirarlo cada dos minutos.
- No respondas llamadas ni mensajes que pueden esperar. Aprende a distinguir lo urgente de lo que no lo es. ¿Es tan urgente y tan importante lo que tienen que contarme a través del móvil como para que no puedan esperar?
- Apaga el móvil durante las comidas o déjalo en otra habitación. Es un momento de comunicación en familia que merece toda nuestra atención.
- Establece momentos de conexión. Estipula horarios en los que tus hijos no estén contigo para utilizar el móvil. Por ejemplo, cuando estén en el colegio o por la noche después de acostarlos.
En Bebés y más | Pon el ejemplo y suelta el móvil: cuanto más pantallas usan los padres, más pantallas usan los hijos