Si tus hijos han tenido un objeto de apego del que no se despegaron durante años y que precisamente no solía ser el más bonito (más bien el más feo) y que necesitaban sí o sí para dormir (incluso cuando estaba para tirarlo), seguro que has pasado por momento realmente dramáticos en el que el muñeco no aparecía y temías el momento en el que tenías que enfrentarte a tu pequeño y decírselo.
Por eso, la odisea de Iván Repila cuando daba por perdida a «The Cebrit», el peluche favorito de su hija Noa, nos ha tocado la fibra sensible. tan de cerca. Compartió el paso a paso de «tan desesperada búsqueda» en su cuenta de Twitter y el hilo enseguida se hizo viral. ¿Te imaginas por qué?
‘The Cebrit’ es el objeto de consuelo de Noa, que necesita cada noche para dormir tranquila. Iván reconoce que no sabe cómo llegó a la vida de la pequeña y que además es «feucha» y no se puede lavar.
No sabemos de dónde vino The Cebrit. Apareció un día en casa, en manos de la niña, pero nadie pudo reconocer ese trapillo menudo, sucio y lastimero. Una cebra pocha, con poco relleno, feúcha.
La niña, sin embargo, la escogió de entre los otros peluches bellos y suaves.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Sin embargo, Noa la adora, así que si desaparece «se llora y se grita hasta que ‘The Cebrit’ aparece» y es frecuente que «se esconda», aunque suele estar cerca o así era hasta ahora.
La segunda regla de The Cebrit es que The Cebrit está siempre más cerca de lo que piensas.
Hasta hoy.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Cuando se acercaba la hora de acostar a la pequeña y la cebra no aparecía, Iván cuenta que la madre y él comenzaron a desesperarse. Y buscaron y buscaron, pero no la encontraron en los lugares habituales ni en los inhabituales. ¡Cuánto me suena la situación! En mi caso era una pantera de peluche negra que al principio rugía y al final solo emitía lástima de verla en situación tan lamentable. ¡La llantina que tuvimos el día que la olvidamos en casa de mi madre y tuvimos que pedir que nos la enviara por mensajería urgente!
A medida que la tarde iba pasando, mi mujer y yo, cada vez más tensos, dedicábamos ratos entre juegos a buscar The Cebrit por toda la casa. Pero The Cebrit no estaba en ninguno de los lugares habituales.
De modo que nos hemos visto obligados a buscar en otrs lugares.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Y tras buscar en los sitios más inverosímiles, recordaron que la abuela había estado haciendo limpieza, así que hasta ella se acercó a donde había donado para ver si estaba por allí ‘La Cebrit’. Pero «la innombrable», como llamaban los padres al amado peluche delante de su niña para no despertar sospechas, no aparecía.
Hemos comunicado la situación por wassap y mi suegra ha regresado de unos recados a toda velocidad. La tensión en el hogar era patente. La niña no sabía qué, pero sabía que pasaba algo gordo, grave, cósmico.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Y de verdad que me los imagino revolviendo toda la casa. ¡Yo incluso llegué a sacar las bolsas de basura del contenedor y a meter la mano en ellas a la búsqueda de la pantera negra…
A partir de ahí, los tres como salvajes, el caos.
Hemos levantado colchas, colchones, somieres. Alfombras, cajas, cuadros. He revisado la basura orgánica, la de plástico, la de cartón. Hemos mirado en la lavadora, los armarios, la nevera.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Llega el temido momento: decírselo a la niña
Nadie quiere que llegue el momento de ir a la cama, cuando el objeto de apego no aparece, pero tras cuatro horas de búsqueda frenética a Iván y a su mujer les llegó la hora de hablar con Noa. Y, ¿cómo hacer que la noticia le duela lo menos posible?
Empezamos a quitarle la ropa. Mi mujer y yo sollozando discretamente, mirándonos de reojo, preguntándonos en qué contenedor, en qué bolsa de basura, dónde habíamos fallado.
La niña empieza a gritar Eita, Eita, como todas las noches.
Nosotros nos desmoronamos.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Pero cuando la culpabilidad arrasa y te corroe «lo mal padre que eres» por tu despiste, ‘The Cebrit’ apareció. Estaba más cerca de lo que ninguno de ellos se imaginaba: esperando para irse a dormir con su dueña.
Y al darle la vuelta al pijama…
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Un pijama que todos habíamos tenido en las manos, porque molestaba, unas trescientas veces durante las búsqueda…
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
Afortunadamente, tal y como cuenta Iván, la temible aventura terminó bien y la niña pudo dormir plácidamente junto a su amado peluche, su tesoro, por muy feo que resulte para el resto, y sin ser consciente de la pesadilla que han vivido sus padres.
Y mi hija, que no se ha enterado prácticamente de nada, duerme ahora plácida en su cuna, acompañada por ese muñeco tan sucio que solo tiene rayas negras y rayas muy negras.
— Iván Repila (@IvanRepila) January 4, 2021
¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna historia parecida que compartir como han hecho los seguidores del tuitero? Estamos deseando conocerlas.
Mi hija Martina(hoy 20 años)no se separaba de su perro de peluche tipo San Bernardo llamado Kongo .Dormía con él,lo llevaba de vacaciones y también a la escuela.Como causaba revuelo entre sus compañeros su maestra me llamo y me dijo que Kongo sería expulsado de la escuela .
— Maria Gabriela (@GabyBustriazo) January 6, 2021
En Bebés y Más | Por qué no me acaba de gustar el objeto transicional, Así son los pulpos, y otros peluches reversibles para expresar emociones, que están causando sensación