El triunfal estreno de ‘Parque jurásico’ en 1993 provocó la aparición de la dinomanía, un fenómeno de corta vida que llevó a que millones de niños de todo el mundo sintiesen un gran interés hacia ese tipo de criaturas. La llegada de ‘Jurassic World’ en 2015 reactivó parcialmente esa dinomanía, pero aunque las nuevas entregas de la franquicia han arrasado en taquilla, nunca ha dado la sensación de que su impacto en el público sea comparable a la estupenda película dirigida por Steven Spielberg.
Ahora es el turno de algo que quizá la franquicia debería haber hecho hace mucho tiempo, ya que las series animadas basadas en grandes éxitos cinematográficos fueron muy habituales en los 90, pero no ha sido hasta ahora que la saga ha apostado por esa vía con ‘Jurassic World: Campamento Cretácico’, la cual se estrena hoy en Netflix. Yo ya he tenido la oportunidad de ver los ocho episodios que dan forma a su primera temporada y la verdad es que no he quedado muy satisfecho con ellos.
A medio gas
Una clave esencial de este universo es poner a personajes humanos en peligro al perder el control sobre la actividad de los dinosaurios, teniendo que potenciar la sensación de que podría pasarle cualquier cosa a sus protagonistas. Hasta ahora, los menores de edad ocupaban un papel secundario en las tramas, teniendo si acaso una o dos escenas en las que el foco estaba en ver cómo conseguían escapar de una amenaza inminente. Una de las principales razones de ser de ‘Jurassic World: Campamento Cretácico’ es seguir a un grupo de chavales en constante peligro.
Ahí la serie empieza presentando a una galería de adolescentes lo suficientemente diferenciados como para que no estemos viendo al mismo personaje varias veces. Podría decirse que se complementan entre sí y lo cierto es que uno no quiere que desaparezcan de escena por resultarle cargantes, lo cual tiene su mérito. Sí que todos ellos representan estereotipos más o menos evidentes, pero al menos son hasta cierto punto funcionales.
La pega está en que es cierto que ‘Jurassic World: Campamento Cretácico’ cumple la máxima de hacerles pasar por infinidad de peligros -aunque a veces dé la sensación de que está todo diseñado para que vayan de una a otro de una forma poco orgánica-, pero lo que no consigue es transmitir la sensación de angustia necesaria para que uno se implique con la película. Por mi parte, tengo muy claro el principal motivo: sus protagonistas menores de edad.
Una cuestión de emoción
Que un niño muera en una gran producción es muy extraño, ya que es una solución tan contundente que apenas suele usarse y en ‘Jurassic World: Campamento Cretácico’ uno siempre tiene claro que no van a atreverse. Puede que se crucen con algún adulto por el camino que sí acabe de mala manera, pero ellos no. Quieras que no, eso reduce a la mínima expresión la posibilidad de que la serie de Netflix sea emocionante y lo convierte en un espectáculo un poco rutinario en su tramo intermedio.
Es cierto que hay varias sorpresas a lo largo del camino tanto para fomentar su conexión con ‘Jurassic World’, algo inevitable ya que los hechos de la serie suceden en paralelo a la película protagonizada por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard -eso sí, no esperéis ver a los personajes de ellos dos, ya que lo máximo que hay es una mención al interpretado por ella-, como para dar algo más de vidilla a los protagonistas de ‘Campamento Cretácico’. Lo que se consigue con eso escaso, pero al menos lo intentan para la serie pueda interesar así a un mayor segmento de público.
En lo referente a la animación, funcionan mucho mejor los dinosaurios que los personajes humanos, lo cual lleva a que las escenas con acción tengan su aquel, pero cuando llegan los momentos más calmados hay poco cosa en ‘Jurassic World: Campamento Cretácico’ que merezca ser destacado. Hay en toda la serie cierto halo de neutralidad que lleva a que uno se vaya a olvidar de ella con notable celeridad.
En resumidas cuentas
‘Jurassic World: Campamento Cretácico’ no es la gran serie que merecía una franquicia como la que nos ocupa, pero al menos tampoco es una pérdida de tiempo. Simplemente es una aventura en paralelo a la película de 2013 que no tiene la garra suficiente para conseguir una verdadera identidad propia. En el mejor de los pasos es un pasatiempo que sigue los rasgos distintivos de la saga, pero hace falta algo más que eso para enganchar al espectador.