Jóvenes españoles migran a Países Bajos atraídos por falsas promesas. Terminan atrapados en una espiral de dependencia de las ETT

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Durante más de una década, miles de jóvenes españoles han estado emigrando a los Países Bajos atraídos por anuncios laborales que prometen sueldos altos, estabilidad y alojamiento incluido. Pero al aterrizar, muchos descubren otro mundo: uno de contratos de cero horas, viviendas miserables y una dependencia absoluta de agencias temporales que controlan cada aspecto de su vida.

Un sistema que sindicatos, abogados y organismos públicos ya califican abiertamente como explotación encubierta.

Jóvenes migrantes atrapados en un sistema ‘gris’

La llegada de españoles a Países Bajos se disparó tras la crisis económica de 2008. Muchos jóvenes, sin expectativas laborales en casa, aceptaron ofertas de Empresas de Trabajo Temporal (ETT) que aseguraban sueldos elevados y alojamiento «en buenas condiciones». Pero al pisar suelo neerlandés aparecía otra realidad muy diferente.

Tal como explica el abogado Rafael Polo, que atendió a numerosos migrantes desde la Embajada de España en La Haya, las historias que escuchaban «les sobrepasaban»: personas sin ingresos, sin casa y sin forma de volver a España, engañadas por ofertas irreales y atrapadas en un sistema deliberadamente opaco.

A muchos se les presentaban documentos sin validez legal en España, pero que una vez en Holanda se reemplazaban por contratos verdaderos muy distintos. Entre ellos, los polémicos contratos de cero horas, que no garantizan ni horas mínimas ni ingresos estables. Semanas de 40 horas podían seguirse de otras con apenas 15 o ninguna.

La asignación de turnos se hacía mediante una aplicación que funcionaba como un algoritmo selector, reproduciendo la lógica de los trabajos de plataforma, donde el trabajador ‘espera’ a ser activado. Todo ello fortalece la dependencia, la incertidumbre y la falta de capacidad para reclamar derechos.

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Contratos que no garantizan nada

Las ETT contratan más trabajadores de los necesarios para mantener un ‘excedente’ de mano de obra siempre disponible. Es un lujo barato: quienes no son asignados a turnos simplemente no cobran. Según los investigadores, esta es una producción deliberada de incertidumbre, no un fallo del sistema: trabajadores siempre disponibles, pero sin garantía de ingresos. La arbitrariedad del algoritmo dificulta la organización colectiva, el acceso a sindicatos y la reivindicación de mejoras laborales.

Además, muchas agencias utilizan subterfugios legales, como cambiar al trabajador de una ETT a otra y así evitar que el contrato se estabilice, o para finalizarlo justo antes de que la persona cumpla cuatro meses en el país —el límite para poder empadronarse—.

Alojamiento: del ‘piso compartido’ al barracón insalubre

Uno de los elementos comunes en las experiencias descritas son los problemas de vivienda. Las ETT presentan ofertas en España que incluyen ‘alojamiento’, pero la realidad es muy distinta: viejos apartamentos divididos en exceso, habitaciones de 5 m², viviendas que parecen naves industriales, o incluso campings y parques vacacionales reconvertidos en alojamientos para trabajadores.

Los testimonios se hacen eco, por ejemplo, de una vivienda «para cuatro personas» ocupada por siete, con baño único y cocinas minúsculas. La agencia descontaba cantidades del sueldo por conceptos que ni los propios trabajadores entendían. Otros describen alojamientos como «un hostal destartalado», con basura, ventanas bloqueadas, chinches, vigilancia con cámaras y coordinadores que actuaban «como matones».

Estas viviendas, además, no permiten el empadronamiento, lo que mantiene a los trabajadores en un limbo legal: sin derechos a ayudas, sin acceso a cursos de idioma, sin posibilidad de alquilar de forma independiente y totalmente dependientes de la ETT.

La trampa perfecta: perder el trabajo es perder el hogar

Así, el sistema funciona de forma circular:

  1. La ETT trae al trabajador y le asigna un contrato inestable.
  2. El alojamiento depende del contrato laboral.
  3. Si protestas, pierdes las horas.
  4. Si pierdes las horas, pierdes la casa.
  5. Sin casa, no puedes mantener un empleo.
  6. No puedes volver a España porque no tienes recursos.
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Numerosos testimonios confirman que una simple queja puede desembocar en quedarse literalmente en la calle. La federación sindical neerlandesa FNV afirma que esto sucede porque el sistema está diseñado para crear dependencia absoluta, con salarios bajos, deducciones elevadas, y contratos que impiden acumular derechos:

«Si se quejan, los sacan del trabajo, pierden la casa y acaban en la calle».

La imposibilidad de denunciar: miedo, idioma y vacío legal

La abogada hispano-neerlandesa Eva González Pérez, que en 2021 destapó el escándalo de discriminación institucional que derribó al Gobierno de Rutte, documenta desde 2022 los mismos patrones de abuso en las ETT: horas no pagadas, deducciones ilegales, viviendas insalubres, impedimentos para el registro, control del seguro médico e incluso instrucciones para que los trabajadores mientan a las autoridades municipales sobre el tiempo que llevan en el país.

Muchos trabajadores no denuncian por miedo a perder empleo, casa y seguro médico en un solo día. Otros no tienen identificación, lo que les deja totalmente invisibles para el sistema.

La Inspección de Trabajo neerlandesa lleva años reconociendo que no logra controlar estas prácticas, y casi ningún caso deriva en sanciones. Mientras, las ETT siguen operando con una libertad casi total, en un país con 20.000 agencias temporales registradas y miles más que operan en los márgenes.

Vía | Equal Times & El Diario

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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