El fundador de Amazon, que es una de las personas más ricas del planeta, tendrá que esperar para empezar a disfrutar de su última adquisición. Jeff Bezos ha encargado el yate de vela más grande del mundo a la compañía holandesa Oceanco, pero esta se enfrenta a un gran problema: la embarcación es tan grande que para que pueda salir al mar se debe desmontar el puente de Koningshaven, en Róterdam.
La idea de alterar un monumento nacional ha causado gran polémica en la ciudad neerlandesa. Mientras que el ayuntamiento estaría dispuesto a conceder un permiso para tales tareas, algunos residentes organizan en Facebook una protesta para «arrojar huevos podridos» al yate de Jeff Bezos. Ante este escenario, Oceanco ha decidido desistir de sus intenciones de desmontar el icónico puente, según recoge Trouw.
Oceanco, en aprietos con el yate de Jeff Bezos. Un proyecto de tal envergadura debía contar con una compañía que estuviera a la altura. Así, la construcción del yate de vela más grande del mundo cayó en manos de Oceanco, uno de los actores más reputados de este sector. Con sede en Países Bajos, ha construido en su astillero de Alblasserdam algunas de las embarcaciones más grandes y lujosas del mundo.
A lo largo de sus 35 años de historia no había tenido demasiados problemas para que sus yates llegaran al mar. Pasar a través de los diferentes puentes que están entre el astillero y el Mar del Norte era algo casi rutinario, hasta que un día se embarcaron (nunca mejor dicho) en un proyecto muy ambicioso: un enorme yate de vela con tres mástiles de 127 metros cada uno.
Un puente demasiado bajo (e histórico) en el camino. De camino al Mar del Norte se encuentra el puente de Koningshaven. Una estructura conformada por dos torres de tinte verde que se terminó de construir en 1927 y sufrió graves daños en 1940 durante el bombardeo de Róterdam. La historia dice que a principios de los noventa las autoridades intentaron demolerlo, pero la gente se opuso y finalmente sobrevivió.
Así, la estructura se convirtió en un símbolo y el ayuntamiento, tras una restauración realizada en 2007, prometió no volver a tocarla. ¿El problema? El puente tiene 40 metros de espacio libre, y los mástiles del yate de Jeff Bezos 127. No hace falta hacer cálculos. Simplemente no hay manera de que pueda atravesarlo. Por consecuencia, se llegó a la conclusión de que había que desmontarlo para permitir su paso.
La propuesta de Oceanco. En febrero de este año trascendió que la compañía había propuesto desmontar parte del Koningshaven para permitir el paso del yate. El ayuntamiento dijo por aquel entonces que podría otorgar un permiso, pero estableció una serie de condiciones. Por un lado, con el objetivo de reducir el riesgo de daños, las tareas deberían ser realizas por expertos. Por otro lado, Oceanco debería hacerse cargo de todos los gastos.
Si bien la compañía aún no había presentado una solicitud formal para desmontar el puente, todo parecía indicar que no tendría demasiados obstáculos para conseguirlo, pero el rechazo de los residentes no se hizo esperar. De acuerdo a WionNews, más de 1.200 personas se reunieron en Facebook para organizar una protesta y «arrojar huevos podridos en masa al superyate de Jeff Bezos» si intentaba pasar.
Oceanco da marcha atrás. Trouw, a través de la legislación que garantiza la «libertad de la información», consiguió acceder a parte de la documentación del ayuntamiento sobre el pedido para desmontar el puente. Lo mismos revelan que desde 2017 Oceanco ha intentado conseguir el apoyo político para desmontar el puente, sin embargo, ahora ha decidido dejar de insistir.
Los motivos detrás del cambio de postura, según la información suministrada por el ayuntamiento al medio holandés, obedecen a que la compañía teme que actos vandálicos puedan dañar el yate en su paso a través del puente. Además, considera que esta situación está amenzando la seguridad de sus empleados.
Pocas alternativas en el horizonte. Con el reciente cambio de postura no queda claro cómo hará Oceanco para navegar con el yate desde su astillero en Alblasserdam hasta el Mar del Norte. Si bien la compañía no ha respondido a las solicitudes de comentarios de los medios locales, una de las alternativas sería completar su construcción en otro astillero más cercano al mar.
Otra alternativa que estaría sobre la mesa es alcanzar un nuevo acuerdo en el que se incluyan a los otros astilleros del lugar. Las compañías se escudaría en la importancia del sector naval para la economía de la región para conseguirlo. En este caso, el puente podría desmontarse dos veces al año, durante un tiempo máximo de tres semanas. Eso sí, en cualquier caso habrá que tener en cuenta el poder de los residentes.
En el pasado lograron evitar que el puente fuera demolido y recientemente que fuera desmontado. ¿Permitirán que la estructura se modifique dos veces año? A algunos parece no agradarle la idea. “¿Vamos a inclinar la cabeza por Jeff Bezos solo para darle su barco de diversión?”, dijo a Financial Times Paul van de Laar, jefe del departamento de historia de la Universidad Erasmus de Róterdam. Con el tiempo sabremos cómo sigue esta historia.
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