Autoridades de Israel y Palestina se comprometieron este domingo a «evitar nuevos actos de violencia» y a buscar maneras de calmar la situación de creciente conflicto entre ambas naciones, según un comunicado conjunto publicado tras una reunión en Jordania.
Mientras ese encuentro se efectuaba se produjo un atentado por parte de un palestino contra dos colonos israelíes en Cisjordania ocupada por Israel.
Tras «discusiones profundas y francas», los participantes a la reunión en la ciudad balnearia de Aqaba, en el mar Rojo, «reafirmaron la necesidad de comprometerse a una distensión sobre el terreno y evitar nuevos actos de violencia», indicaron en el comunicado.
Además de funcionarios israelíes y palestinos, asistieron altas autoridades de Jordania, Egipto y Estados Unidos, tres países vinculados por un tratado de paz con Israel.
Entre ellos estaban el jefe de los servicios de inteligencia palestinos, Majed Faraj; el jefe del servicio de inteligencia interior israelí (Shin Beth), Ronen Bar, y el coordinador del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense para Medio Oriente, Brett McGurk, precisó el documento de ocho puntos, citado por la agencia de noticias AFP.
El primer ministro israelí viajó a la capital jordana, Amán, en enero para un poco habitual encuentro con el rey Abdullah II, quien insistió en «la necesidad de mantener la calma y cesar la violencia», según dijo el palacio real.
Sin embargo, esta es la primera reunión de este tipo desde hace años.
Al finalizar las discusiones, el gobierno israelí y la Autoridad nacional palestina «confirmaron su voluntad y su compromiso conjunto» para poner fin a medidas unilaterales durante un periodo de tres a seis meses.
El acuerdo incluye un compromiso por parte de Israel de dejar de debatir sobre el establecimiento de nuevos asentamientos durante cuatro meses y de no legalizar asentamientos «salvajes» durante seis meses, según el texto.
Este acuerdo se produjo después de que el jueves el Consejo Superior de Planificación de la Administración Civil de Israel aprobara, según el diario Haaretz, un plan para construir 7.287 viviendas en asentamientos en Cisjordania, un número que casi duplica al de los dos últimos años.
«Tras unas conversaciones integrales, los participantes han anunciado que las partes israelí y palestina han confirmado su compromiso con todos los acuerdos previos entre ellos y para trabajar por una paz justa y duradera», indicaron en el comunicado, según la agencia Europa Press.
Mientras se producía la reunión en Jordania, dos israelíes murieron en un «atentado» palestino en el norte de Cisjordania, según un comunicado del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien condenó el ataque, que calificó de «terrorista».
El asesinato perpetrado por un palestino contra dos colonos israelíes en un ataque a tiros contra su automóvil ocurrió en la ciudad palestina de Huwara, cercana a la norteña ciudad de Naplusa.
El palestino huyó de la escena, aparentemente a pie, dijo el Ejército israelí en un comunicado.
Las víctimas -dos hombres de unos 20 años, según el servicio de ambulancias Magen David Adom- fueron identificadas como residentes de la colonia judía de Har Bracha, cercana a Huwara.
Israel capturó Cisjordania y Jerusalén este en una guerra contra países árabes en 1967, y desde entonces los colonizó, de manera ilegal según la ONU.
Los palestinos reclaman esos territorios para fundar un Estado independiente y Huwara ha sido durante mucho tiempo un punto crítico en Cisjordania, ya que es casi la única ciudad palestina por la que los israelíes viajan regularmente para llegar a los asentamientos colonos en el norte de Cisjordania.
En los últimos meses, palestinos armados atacaron repetidamente puestos militares, tropas que operan a lo largo de la barrera de seguridad de Cisjordania, asentamientos israelíes y civiles en las rutas.
De manera paralela, el Ejército israelí viene realizando desde hace un año incursiones en ciudades palestinas de Cisjordania.
El atentado de este domingo prolonga uno de los períodos más violentos en años y se suman a los 11 palestinos asesinados el miércoles a manos de las fuerzas israelíes durante una operación en Naplusa.
Según el Ministerio de Salud palestino, una de las víctimas fue un adolescente de 16 años, y además hirieron de bala a más de 80 personas en una operación en Naplusa. Se trata del operativo militar más mortífero en su tipo desde que la ONU comenzó a registrar las muertes en 2005.
Desde principios de año, el conflicto costó la vida hasta 62 palestinos (tanto miembros de grupos armados como civiles, incluidos menores), a 10 israelíes (un policía y nueve civiles, tres de ellos menores) a los que suman los dos de este domingo, y una ciudadana ucraniana, según un balance de la AFP realizado a partir de fuentes oficiales israelíes y palestinas.
La operación militar del miércoles se produjo dos meses después de la investidura de un nuevo Gobierno Netanyahu en Israel, uno de los más conservadores de la historia del país, y en el que abundan los partidarios de la mano dura con los palestinos y el avance de más asentamientos colonos en Cisjordania.
También este domingo, ministros de Israel aprobaron un proyecto de ley para imponer la pena de muerte a palestinos que cometan ataques letales contra israelíes y que comenzará a ser debatido por el Parlamento esta semana.
El gran impulsor de esta iniciativa es Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, referente colono y líder del partido político de ultraderecha Poder Judío, que forma parte de la coalición de gobierno encabezado por la agrupación Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu.
La ley será presentada el próximo miércoles ante el Parlamento para que reciba una aprobación preliminar en comisión.
Luego deberá someterse a debate en el seno del llamado Gabinete de Seguridad Nacional, antes de una votación de la ley en primera lectura en el pleno parlamentario.
Por su parte, la Fiscalía General de Israel anticipó que hará todo lo posible para bloquear el avance de la legislación, sobre cuya legalidad expresó serias dudas.
Los críticos del proyecto dicen que implicaría que el Gobierno de Israel está imponiendo su ley nacional en Cisjordania, lo que supondría a todos los efectos una violación de las bases fundamentales de todos los acuerdos firmados con los palestinos.