El Gobierno de Israel dio el primer paso para demoler la casa familiar de un joven palestino que días atrás mató a tiros a siete personas y la de otro que hirió a dos más en un ataque separado, en medio de una ola violencia y de gestiones y llamados a la calma de Estados Unidos y el papa Francisco.
Dos palestinos más murieron este domingo de heridas provocadas por disparos de fuerzas de seguridad israelíes, pese a la llegada a la región del jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, en una misión de intenciones pacificadoras y a una exhortación del Papa a detener «la espiral de violencia» en Tierra Santa.
La noticia de las dos nuevas víctimas fatales coincide con uno de los meses más sangrientos en varios años en Cisjordania y Jerusalén este, dos territorios palestinos bajo ocupación militar y colonizados por Israel, y llega luego de dos ataques palestinos contra israelíes en Jerusalén.
La escalada de violencia amenaza con agravarse aún más y con empañar la visita de Blinken, que desde este lunes tiene previsto reunirse en persona con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y con el presidente palestino, Mahmud Abbas, para pedir moderación en nombre del Gobierno del presidente Joe Biden.
El Ministerio de Salud palestino dijo que un joven de 18 años murió de heridas infligidas por un guardia de seguridad que le disparó cerca de una colonia israelí en Cisjordania. El Ejército israelí dijo que el guardia identificó a un palestino armado con una pistola a la entrada de la colonia y le disparó.
El Ministerio de Salud palestino anunció además la muerte de un palestino de 24 años que había sido herido durante una incursión militar israelí que dejó otros nueve palestinos muertos la semana pasada en el campamento de refugiados de Jenín, en el norte de Cisjordania.
Más temprano, la Policía israelí dijo que ya había desalojado y precintado, con vistas a su demolición, la vivienda de un palestino de 21 años que, al día siguiente del operativo en Jenín, mató a tiros a siete personas, entre ellas seis israelíes, a la salida de una sinagoga en una colonia israelí en Jerusalén este.
La embajada de Ucrania en Israel dijo que la séptima víctima mortal era una ciudadana ucraniana. Medios israelíes informaron que se trataba de una trabajadora de la salud.
En respuesta por la incursión en Jenín, grupos de la resistencia palestina a la ocupación israelí lanzaron cohetes contra Israel desde los territorios de la Franja de Gaza, lo que a su vez desencadenó ataques aéreos israelíes en respuesta.
En total, 34 palestinos han muerto en lo que va del mes por disparos de fuerzas de seguridad israelíes.
En declaraciones a los ministros de su gabinete, Netanyahu dijo hoy que «sellamos la casa del terrorista que llevó a cabo el horrendo ataque en Jerusalén, y su casa será demolida».
«No buscamos una escalada, pero estamos preparados para cualquier escenario. Nuestra respuesta al terrorismo es mano dura y una respuesta fuerte, rápida y precisa», agregó.
Los ministros acordaron que la casa de otro palestino, uno de 13 años, que ayer hirió a dos israelíes en otro ataque a tiros en Jerusalén este, también será precintada, dijo el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, tras la reunión de gabinete.
El chico palestino fue herido de un tiro y hospitalizado.
Gvir dijo que los ministros del nuevo Gobierno de Israel, que es el más de derecha de su historia, aprobaron modificar el criterio para precintar y derribar las casas de la familia de atacantes palestinos incluso cuando no haya víctimas mortales en el atentado, informó la agencia de noticias Europa Press.
El Ejército israelí dijo que, tras los tiroteos en Jerusalén, desplegará tropas para ayudar a la Policía con la seguridad en la ciudad y otras partes de Cisrjodania.
La Policía publicó imágenes de ingenieros del Ejército israelí soldando placas de metal sobre las ventanas y la puerta principal de la vivienda familiar del autor del ataque del viernes por la noche en Jerusalén este, el que dejó siete muertos.
La policía dijo que el atacante, identificado como un residente de Jerusalén este, murió en un tiroteo con oficiales después de huir de la escena en el asentamiento predominantemente ultraortodoxo de Neve Yaakov.
Los familiares del atacante, Khairi Alqam, dijeron que su abuelo murió apuñalado en 1998 en Jerusalén.
El asesinato sigue sin resolverse, pero un extremista judío fue arrestado en 2010 en relación con una serie de ataques contra palestinos. Fue puesto en libertad y no se presentaron cargos.
Jerusalén este es la parte de la ciudad de mayoría palestina, que Israel ocupó en 1967 junto a Cisjordania y la Franja de Gaza, y luego se anexó. Hoy tiene allí varios asentamientos donde viven miles de israelíes.
Los palestinos reclaman Jerusalén este para capital de un futuro estado que desde hace años quiere crear en Cisjordania y la Franja de Gaza.
El precintado de la vivienda de un atacante palestino suele ser el paso previo a su demolición, aunque es un proceso que suele tardar varios meses por los trabajos previos y los recursos de su familia, que pueden llegar hasta el Tribunal Supremo israelí.
Palestina, la ONU y organizaciones internacionales han condenado esta práctica de larga data de Israel de demoler las casas familiares de palestinos autores de ataques contra israelíes, a la que califican de «castigo colectivo».
El gabinete de Netanyahu también dijo que planea una serie de otras medidas punitivas, incluida la cancelación de los beneficios de la seguridad social para las familias de los atacantes, y que tomaría medidas para «fortalecer los asentamientos» esta semana como parte de la respuesta del gobierno a los ataques del fin de semana.
Netanyahu dijo que el fortalecimiento de los asentamientos en Cisjordania ocupada tenía como objetivo «enviar un mensaje a los terroristas que buscan desarraigarnos de nuestra tierra de que estamos aquí para quedarnos».
Más de 700.000 israelíes viven en los asentamientos que Israel creó en Cisjordania y Jerusalén este desde su ocupación en 1967, entre 3 millones de palestinos. La mayor parte de la comunidad internacional considera que las colonias israelíes son ilegales y un obstáculo para la paz con los palestinos.
El operativo israelí de la semana pasada en Jenín marcó un repunte de una ola de violencia en Cisjordania que se arrastra desde 2022, cuando murieron casi 200 palestinos en hechos similares, y más de 30 israelíes en ataques palestinos.
La Autoridad Nacional Palestina, que es presidida por Abbas y gobierna en Cisjordania, consideró que Israel es «plenamente responsable de la peligrosa escalada».
Desde el Vaticano tras el rezo del Ángelus dominical, el papa Francisco condenó el recrudecimiento de la violencia y pidió a las dos partes del conflicto palestino-israelí que emprendan una «búsqueda sincera de la paz».