Jesús María. El Instituto Superior Zarela Moyano de Toledo fue creado durante la gestión municipal del Esc. Cipriano Zoldano, a comienzos de la década de los ’80. Lo acompañaron en el proyecto -con un trabajo a destajo- tres docentes que marcaron el rumbo de la institución: Josefa de Mattos, Ethel de Derisso y Sixto Mardoqueo Reyes.
La primera carrera empezó a dictarse en el edificio de la centenaria escuela Gral. Francisco A. Ortiz de Ocampo: Profesorado en Ciencias Económicas.
La oferta educativa fue cambiando, el cuerpo docente varió, pasaron varios directores. Lo que no cambió fue su condición de inquilino. En efecto, nunca tuvo edificio propio y, en las últimas décadas, la Escuela Gendarmería Nacional compartió sus aulas pese a los numerosos inconvenientes que le acarrea a ambas instituciones.
Durante la campaña de 2015, una de las promesas electorales de Gabriel Frizza fue el traslado del Instituto a su edificio propio, en el límite de los barrios 17 de Octubre y Bulgheroni. Además, anunció que allí sumarían carreras universitarias.
Cuatro años después, las gestiones de César Seculini dieron su fruto y se creará un CRES (Centro Regional de Educación Superior) donde dictarán las dos primeras carreras universitarias públicas y gratuitas: Licenciatura en Turismo y Tecnicatura en Programación. ¿Dónde funcionará? En el nuevo edificio del Instituto Zarela Moyano de Toledo. El establecimiento facilitará aulas que no utiliza para su propia actividad académica, pero no intervendrá ni tendrá responsabilidad pedagógica ni administrativa por el dictado de las dos carreras.
Aunque anunciaron para el lunes 18 de marzo el comienzo de las inscripciones en las carreras universitarias, la sede no está habilitada por la Dirección de Infraestructura del Ministerio de Educación de la Provincia.
¿Quién hizo esto?
El problema principal del edificio es la cisterna de agua. Antes de que empiecen a usarla, se rasgó y encontraron pájaros muertos en su interior. La solución sería poner tanques plásticos y avanzan en ella.
Pero también había humedades en algunos ambientes… con pérdidas de electricidad.
Y los baños de los docentes tienen ventanales con vidrios comunes. ¡Muy íntimos!
Ni siquiera el cartel del nombre está bien colocado. Por ahora, sólo dice “Zarela”.
Como estuvo vacío varios años, en 2018 ingresaron desconocidos y esparcieron la carga de los matafuegos. El polvo químico cubrió todo lo que encontró.
La empresa que lo construyó entregó la obra. Ahora construye la Escuela PROA de Colonia Caroya. Cuando la inspeccionaron, encontraron defectos ya insalvables, desde falsas escuadras hasta detalles de terminación.
Contrataron a otra empresa para que los arregle, pero hay detalles no menores que no se corrigen sin romper y volver a levantar. Por ejemplo, por ninguno de los portones puede ingresar una ambulancia.
Pese a todos estos despropósitos, los docentes del Instituto están trabajando en el edificio desde el 19 de febrero. Como no está habilitado, allí no podrán dictar las carreras universitarias, al menos por el momento.
La Municipalidad evalúa un “Plan B” y aún está a tiempo de ponerlo en marcha. Mientras tanto, Seculini va y vuelve a ir al Ministerio de Educación para agilizar las inspecciones que deben hacer previo a la habilitación.
Inscripciones abiertas.
Como la responsabilidad administrativa de gestionar ambas carreras universitarias, la recepción de los curriculum, las inscripciones y demás trámites correrán por cuenta del área Educación de la Municipalidad, las consultas de los interesados empezarán a receptarse el lunes en el CAM (Centro de Atención Municipal- ex IMEI) Pedro de Oñate, en Almafuerte 451.
15-03-2019