El
mercado
de
los
productos
de
lujo
está
viviendo
una
transformación
silenciosa
marcada
por
contrapuntos
como
la
fiebre
por
los
bolsos
Hermès
como
activo
financiero,
y
la
incertidumbre
de
las
políticas
arancelarias
impuestas
por
EEUU.
La
casa
francesa
ha
experimentado
una
demanda
tan
alta
que,
incluso
con
listas
de
espera
interminables,
sus
bolsos
siguen
siendo
objeto
de
deseo
en
todos
los
continentes.
Ante
semejante
éxito,
Hermès
ha
dibujado
su
estrategia
para
los
próximos
años:
abrir
cuatro
nuevos
talleres
en
Francia,
incrementar
su
producción
de
bolsos
y
trasladar
al
cliente
de
EEUU
el
coste
de
los
aranceles.
El
escudo
antiaranceles: «Hecho
en
Francia».
A
diferencia
de
otras
industrias,
la
industria
del
lujo
no
se
ha
planteado
trasladar
sus
talleres
a
EEUU
para
evitar
los
aranceles.
Lejos
de
eso,
Hermès
mantiene
su
compromiso
con
el «Hecho
en
Francia»
y
la
manufactura
artesanal
europea
anunciando
la
apertura
de
cuatro
nuevas
fábricas
en
Francia
en
los
próximos
cuatro
años.
Con
esta
decisión,
Hermès
se
posiciona
junto
a
otras
marcas
de
lujo
como
Ferrari,
que
no
contempla
en
ningún
escenario
trasladar
su
producción
fuera
de
Italia,
o
de
Rolls-Royce,
que
también
va
a
ampliar
sus
instalaciones
de
Goodwood.
William
Susman,
director
gerente
del
banco
de
inversión
Cascadia
Capital,
aseguraba
a
The
New
York
Times
que
esa
misma
reafirmación
en
su
esencia
es
común
a
muchas
otras
marcas
de
lujo
europeas: «En
cada
conversación
que
he
tenido
con
clientes
durante
los
últimos
cinco
a
diez
días,
ni
una
sola
persona
hablaba
de
construir
una
fábrica
en
Estados
Unidos».
Frente
común:
el
dinero
no
es
problema.
Tanto
Hermès
como
Ferrari
y
Rolls-Royce
tienen
un
perfil
de
cliente
con
un
alto
poder
adquisitivo
y
un
enorme
aprecio
por
la
calidad
de
los
productos
de
lujo.
Eso
ha
hecho
las
tres
marcas
hayan
adoptado
la
misma
postura
ante
el
escenario
de
incertidumbre:
mantener
la
producción
en
Europa
y
trasladar
el
sobrecoste
que
provoquen
los
aranceles
a
sus
clientes.
Asumen
que
un
incremento
del
10%
o
el
20%
en
el
precio
final
no
será
un
obstáculo
para
sus
millonarios
clientes. «El
aumento
de
precios
que
vamos
a
implementar
será
solo
para
EEUU,
ya
que
tiene
como
objetivo
compensar
los
aranceles
que
solo
se
aplican
al
mercado
estadounidense,
por
lo
que
no
habrá
aumentos
de
precios
en
las
otras
regiones»,
aseguraba
Eric
du
Halgouët,
vicepresidente
ejecutivo
de
finanzas
de
Hermès,
en
declaraciones
recogidas
por
CNBC.
Cuatro
fábricas
y
miles
de
empleos.
Los
nuevos
talleres
de
Hermès
estarán
ubicados
en
distintas
regiones
de
Francia:
Colombelles,
Isle
d’Espagnac,
Loupes
y
Charleville-Mézières.
Cada
uno
de
estos
talleres
contará
con
unos
260
artesanos
especializados,
lo
que
supone
la
creación
de
más
de
1.000
nuevos
empleos
en
los
próximos
años.
Hermès
forma
a
estos
artesanos
en
una
escuela
propia,
la
École
Hermès
des
savoir-faire,
que
los
cualifica
para
fabricar
sus
bolsos
y
productos
de
marroquinería.
De
acuerdo
con
el
medio
especializado
WWD,
el
taller
de
Colombelles,
la
fábrica
se
levantará
sobre
un
antiguo
terreno
industrial
y
se
espera
que
esté
operativa
en
2028
y
se
dedicará
especialmente
a
producir
sus
bolsos
Kelly
y
Constance.
La
planta
de
Isle
d’Espagnac
abrirá
sus
puertas
a
finales
de
este
mismo
año,
mientras
que
las
de
Loupes
y
Charleville-Mézières
lo
harán
en
2026
y
2027,
respectivamente.
El
delicado
equilibrio
de
la
escasez.
El
crecimiento
sostenido
de
Hermès
se
refleja
en
sus
resultados
financieros
del
primer
trimestre
de
2025.
La
empresa
facturó
4.129
millones
de
euros,
un
8,5%
más
que
el
año
anterior
y
registró
un
incremento
del
10%
en
las
ventas
de
artículos
de
cuero
respecto
al
año
anterior.
Este
desempeño
ha
permitido
a
Hermès
superar
a
LVMH
como
la
empresa
de
lujo
más
valiosa
del
mundo,
con
una
capitalización
de
276.300
millones
de
dólares.
La
estrategia
de
mantener
una
producción
limitada,
basada
en
la
exclusividad,
ha
demostrado
ser
rentable
y
sostenible
en
el
sector
del
lujo,
que
la
ha
usado
en
todas
sus
versiones.
Por
ese
motivo,
Hermès
no
puede
simplemente
fabricar
masivamente
sus
productos
y
debe
vigilar
con
mucho
cuidado
el
incremento
de
unidades
que
pone
en
el
mercado
para
preservar
el
valor
de
los
que
ya
se
han
vendido.
«Intentamos
aumentar
la
producción
a
un
ritmo
rápido,
pero
nos
mantenemos
en
el
modelo
artesanal,
que
en
nuestra
opinión
es
sinónimo
de
calidad.
No
vamos
a
empezar
a
buscar
aumentos
de
productividad»,
aseguraba
a
WWD
Guillaume
de
Seynes,
vicepresidente
ejecutivo
de
la
división
de
fabricación
e
inversiones
de
capital
de
Hermès.
Desmintiendo
mitos:
la
producción
no
está
en
China.
Si
has
abierto
TikTok
o
Instagram
en
las
últimas
semanas
con
toda
probabilidad
habrás
visto
alguno
de
los
miles
de
vídeos
de
influencers
chinos
han
subido
a
sus
perfiles,
asegurando
que
los
bolsos
de
Hermès
y
LVMH
se
fabrican
en
China
por
1.400
dólares,
pero
estas
marcas
multiplican
su
precio
por
diez.
Este
es
un
argumento
ampliamente
utilizado
por
el
mercado
de
las
imitaciones
y
el «top
manta»,
que
es
toda
una
industria
en
China.
La
realidad
es
muy
diferente.
El
verdadero
valor
añadido
de
estas
marcas
reside
en
la
producción
artesanal
en
Europa.
Hermès
fabrica
sus
bolsos
y
productos
de
cuero
en
los
20
talleres
que
tiene
en
Francia.
LVMH,
por
su
parte,
lo
hace
en
talleres
situados
en
Francia,
España,
Italia
y
Estados
Unidos.
Sus
relojes
se
fabrican
exclusivamente
en
talleres
relojeros
de
Suiza,
mientras
que
las
líneas
de
joyería
de
la
firma
de
Bernard
Arnault
se
crean
en
Francia,
Italia
y
Suiza.
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